Clarín

Sampaoli busca el objetivo hasta ahora inalcanzab­le de encontrar socios para Messi

Los entrenador­es cambian y los compañeros también, pero continúa la tendencia de fincar en la capacidad del número 10 todas las posibilida­des ofensivas del equipo. ¿Banega aportará soluciones? ¿Icardi será el 9 apropiado? ¿Di María es intocable?

- MONTEVIDEO. ENVIADO ESPECIAL Adrián Maladesky amaladesky@clarin.com

No deja de llamar la atención. Se lo rodea de buenos jugadores, ahora más (por suerte), pero pasando la mitad de la cancha la pelota la tiene siempre él. Nadie se hace cargo de iniciar los ataques. Y eso no es bueno. Lo aconsable sería que Leo “desaparezc­a” en alguna jugada, que distraiga para “reaparecer” por sorpresa. Así, como única referencia, es un poco más “fácil” marcarlo, siempre dentro de la enorme dificultad habitual. En los buenos momentos del Barcelona son muchos los goles en los que Messi se hace presente sólo para la puntada final. Xavi e Iniesta antes, Neymar hasta hace poco, Suárez siempre aportaban esa alternanci­a saludable. Argentina, en su messidepen­dencia, es previsible. Lo fue con Sabella, algo menos con Martino, también con Bauza. Sampaoli pretende romper esa secuencia. Sumándole socios, claro. El tema es calidad y no tanto cantidad. Jugadores que se potencien a su lado y que lo potencien a él, como antes en el Barsa.

Fue muy directo el técnico cuando dijo que al nueve lo iba a elegir Messi. No por amistad sino por complement­ación. En principio, Sampaoli optó por Mauro Icardi. Falta la “aprobación” futbolísti­ca del capitán. Todavía no sabemos si pueden armar una

sociedad fructífera. Se cuenta que Ever Banega, compañero de Mauro en el Inter en la temporada pasada y muy buen amigo del 10, le dijo a Leo que Icardi era el que más se parecía en su juego a Luis Suárez. Mejor recomendac­ión, difícil.

El regreso de Banega (ausente ante Uruguay por suspensión) puede aportar un manejo más fluido en el segundo pase y más que nada, un cambio de ritmo. Que la pelota le llegue a Messi con alguna ventaja y no con la defensa tan armada como pasó

el jueves ante Uruguay, donde Leo tuvo que intentar traspasar la materia para llegar al área. En el Centenario, Pizarro jugó de

Biglia y Biglia de Banega. No es lo mismo, aunque los dos cumplieron con lo justo, sobre todo en el tema de equilibrar un equipo que se desequilbr­a ofensivame­nte por decisión propia. Biglia se mostró más suelto, pero lo suyo llega hasta Messi, hasta darle la pelota al pie, limpia, pero se insiste: sin ventaja, sin rivales desparrama­dos. De Banega se espera que lo saltee alguna vez a Messi, como Leo hizo con Dybala casi toda la noche. Que le pase la pelota a otro compañero, así de simple. Que cambie de dirección, algo que no sucedió el jueves porque Argentina se cerró la cancha sola al tener a Acuña por la derecha. Siempre la pelota fue hacia Di María. Además de la falta de sorpresa, el del Paris Saint Germain chocó una y otra vez contra Nández y Cáceres. A Fideo hay que sacarle el cartelito de intocable que le pusieron todos los técnicos y que Sampaoli le renovó con entusiasmo. El experiment­o de Acuña por derecha no funcionó y cuesta entender qué imaginó el entrenador que podía aportar el ex Racing con el perfil cambiado y la imposibili­dad de desborde. Tal vez le pareció demasiado arriesgado poner allí a Lautaro Acosta porque signficaba jugarle a Uruguay en su cancha con cinco delanteros. Pero el de Lanús se adapta mejor a la idea que Sampaoli expresó en su momento: que buscaba alguien que le pasara a Messi por

afuera (como hacía Dani Alves), para que le llevara marcas y le diera la chance de lastimar en diagonal.

No hay duda de que la presencia de Messi actúa como un imán para sus compañeros. Pasaba con Maradona y Diego les insistía a todos: “Dénmela aunque esté marcado”. Lo mismo sucede con Leo. No la pierde casi nunca y casi con seguridad resuelve mejor que los otros. Pero facilita la tarea del rival, le da una referencia. Además, les quita alas a los otros. El caso más evidente es Dybala. En una sola jugada se asoció con el 10 y fue la más clara de Argentina jugando por abajo. Una pared que es el ejemplo de lo que sí debería hacer Argentina cuando busca por el medio. Porque las defensas no se desordenan solas, hay que ayudarlas. Variando el juego: a veces por afuera, a veces por adentro. Paulo no termina de hacer pie en la Selección. Zurdo como Messi, habituado a jugar detrás del nueve, no encuentra el sitio ni la función. Hasta aquí parece que se superponen y que al menos por ahora Dybala es más un suplente de Leo que un socio. Nada es definitivo, tienen pocos partidos juntos y tal vez el de la Juventus tome confianza cuando logre activar su excelente remate (un arma que al equipo le sumaría mucho) y consiga “independiz­arse” de la sombra del 10.

El martes ante Venezuela será una buena oportunida­d para que la Selección despliegue toda la artillería con que amenaza Sampaoli. La idea es rodearlo a Messi, más y mejor. No es automático, pero es necesario.

 ?? JORGE SÁNCHEZ ?? Siempre en el centro de la escena. Leo trota durante el regenerati­vo de ayer, en Ezeiza. Di María, Dybala, Mercado, Acuña, Pizarro, Biglia, Fazio e Icardi lo secundan.
JORGE SÁNCHEZ Siempre en el centro de la escena. Leo trota durante el regenerati­vo de ayer, en Ezeiza. Di María, Dybala, Mercado, Acuña, Pizarro, Biglia, Fazio e Icardi lo secundan.
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