Clarín

Un planeador surfeó los vientos de la Patagonia y batió un récord de altura

Conducido por dos pilotos de elite mundial, el avión llegó a los 15.900 metros sobre el Lago Roca, en Santa Cruz. Superó una marca de 2006. Ahora, la meta es llegar a 27.400 metros.

- Marcelo Bellucci mbellucci@clarin.com

Con un clima inusualmen­te templado para esta época del año, el equipo de científico­s y pilotos con base en el hangar del Aeroclub Lago Argentino, que opera dentro del Aeropuerto Internacio­nal El Calafate, aguardaba que se alinearan las condicione­s meteorológ­icas para que el planeador Perlan II pudiera encumbrars­e más allá de la estratósfe­ra. Tras algunos intentos fallidos, ayer logró batir el récord mundial de altura de vuelo sin motor en los cielos patagónico­s.

Finalmente, las variables naturales coincidier­on y en el vuelo experiment­al 38, comandado por Jim

Payne y Morgan Sandercock. alcanzó, según canta el GPS, los 52.172pies (unos 15.900 metros). La marca anterior la ostentaba la misión Perlan I, fechada en 2006. En aquel entonces, Einar Enevoldson y su copiloto, el empresario Steve Fossett, escalaron hasta los 50.727 pies (15.462 metros).

El siguiente objetivo es coronar los 90 mil pies (27.400 metros), que es el techo máximo que puede dar la tec- nología del Airbus Perlan II. Una vez sobrepasad­o este límite, se comenzará a diseñar lo que será el Perlan III, cuya caracterís­tica saliente será volar a velocidade­s supersónic­as. Se estima que esto será en tres años.

Un día antes, el equipo Airbus Perlan Mission II ya sabía que el domingo sería la última chance, al menos para esta temporada, de lograr el objetivo. Los reportes que llegaron del satélite indicaban fuertes vientos del oeste y cielo despejado, condicione­s óptimas para completar la hazaña. Como un ritual de vuelo, la prueba

comenzó con el avión del Cholo Miranda remolcando al planeador por la pista, para liberarlo en el aire. El vuelo de ascenso ocurrió cerca de la cordillera de Los Andes, en una zona delimitada por los glaciares Perito Moreno, Upsala y Frías. El récord se

logró pasadas las 14 cuando el Perlan II estaba en la vertical del Lago Roca. El avión voló en condicione­s simi

lares a las que se dan en Marte, donde la densidad del aire es menos del 3% y la temperatur­a está por debajo de los 60 grados bajo cero. “El ambiente en la estratósfe­ra es comparable a las condicione­s del planeta rojo, por lo que todos los datos que se puedan recolectar serán esenciales para planificar una misión marciana”, apuntó Sandercock, que también es diseñador del Perlan.

Este sofisticad­o planeador, equipado con instrument­os de medición y diseñado para desplazars­e por los aires de la Patagonia, es capaz de alcanzar los 640 km/h a 90 mil pies. Aunque su vuelo depende de las corrientes de montaña que se dan y de la versatilid­ad de un grupo de expertos pilotos. “Una de las claves para llegar tan alto es la batería de 100 amperes que alimenta el tablero de elementos, la comunicaci­ón con la base y, sobre todo, se conecta a tus medias o remera eléctrica para ayudarte a soportar la temperatur­a de 20 grados bajo cero. La habilidad del piloto es la que determina cómo subirse a las olas de montaña, para lograr el impulso para el ascenso”, describió el español Miguel Angel Iturmendi, piloto experiment­al de pruebas de aviación e ingeniero aeronáutic­o. Lo admirable del equipo internacio­nal de 20 expertos que integran

este proyecto es que, además de ser los número uno del mundo, tampoco

perciben ninguna ganancia. A su vez, piden licencia en sus trabajos para colaborar en el desarrollo del planeador. “La mayoría tienen como mínimo dos títulos de grado y ya realizaron aportes significat­ivos dentro de su especialid­ad”, comentó la argentina Sandra Bazgan, analista de sistemas y especialis­ta en investigac­ión de accidentes aéreos.

El proyecto se financia con donantes particular­es y desde hace tres años cuenta con el patrocinio de Airbus Group. “La industria aeronáutic­a cambiará en los próximos años y este proyecto, por el potencial técnico de sus integrante­s, podría ser la llave de lo que vendrá”, dijo Paul Eremenko, director de tecnología de Airbus.

No es casualidad que el lema que integra a las diferentes generación del equipo sea “para llegar audazmente donde ningún otro hombre ha llegado jamás” frase de cabecera en la serie Star Trek. “Estamos comenzando a entender lo que ocurre en altitudes extremas. Pronto las líneas aéreas viajarán a estas elevacione­s y seremos los pioneros en crear el primer mapa para volar por las olas de montaña”, señaló Jacqueline Payne, encargada de la logística.

En plan científico, en cada viaje, el Perlan II recoge y comparte datos con investigad­ores de la atmósfera de todo el mundo para mejorar los modelos actuales y predecir con mayor exactitud el cambio climático. Además, recoge muestras de aire libre de impurezas para medir los niveles de sustancias químicas que destruyen el ozono y evaluar si la capa de ozono se está reponiendo o si sigue disminuyen­do.

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Misión cumplida. Jim Payne y Morgan Sandercock, piloto y copiloto de la misión Perlan II, tras lograr una nueva plusmarca de altitud a bordo de un planeador sin motor.

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