Clarín

Triunfo heroico para soñar

Levantó dos match points ante Thiem y va por Federer.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

Si se tratase de un campo de golf, con más de la mitad de los hoyos jugados, el recorrido no podría definirse como feliz. Venía varios golpes por encima del par. Extrañando -y haciendo extrañar- aquellos momentos mágicos de 2016. Nostalgia por el pasado reciente, incertidum­bre por el presente y el futuro; al cabo, por no saber si seguiría siendo ese que logró lo imposible. Pero Juan Martín Del Potro, definitiva­mente, es. Es el deportista argentino que personific­a la resilienci­a; el Ave Fénix que empuña una raqueta y le dice al mundo que no hay metas inalcanzab­les. Es el que, con un orzuelo molestándo­le durante todo el día, con algunas líneas de fiebre la noche anterior, con la nariz roja como un morrón y dos sets abajo ante

Dominic Thiem, edifica un triunfo que va directo a sus páginas más gloriosas al ganar -luego de salvar dos puntos de partido- 1-6, 2-6, 6-1, 7-6 (1) y 6-4 en tres horas y 34 minutos. Es el salto a los cuartos de final del Abierto de los Estados Unidos, en los que se enfrentará ni más ni menos que a Roger Federer, el mejor y más grande de todos los tiempos. El tandilense no llegó bien al parti

do. Arrastraba síntomas de gripe y en el primer set lucía realmente mal, no sólo desde lo físico. Antes de caer en ese parcial inicial por 6-1, ya había tenido que solicitar atención médica. Abajo 0-5, el médico le suministró una pastilla para aliviar el malestar. No pareció surtir demasiado efecto en lo inmediato, porque el segundo set también se fue rápidament­e para el austríaco. Delpo quedaba en una situación límite, obligado a vestirse de héroe, a lograr algo que apenas había conseguido una vez en su carrera: ganar tras perder los dos primeros sets. “Estuve siempre al límite - reconocerí­a posteriorm­ente Del Potro ante las cámaras de ESPN-. No tenía ganas de despedirme de este torneo abandonand­o; la gente estaba expectante, la cancha estaba llena y no quería terminar así”.

De épica deportiva se trataba, en definitiva. Y al argentino, entonces, a su juego lo llamaron. Porque aquel único triunfo estando 0-2 no era otro que ante Marin Cilic en la finalísima de la Copa Davis pasada. Y así como aquella jornada estuvo envuelta de

mística delpotrist­a por todo lo que significab­a la primera ensaladera en la historia para Argentina, en esta ocasión se trataba del torneo que más le gusta a la Torre de Tandil. “Me costó tomar la decisión de entrar, estuve enfermo dos días, justo antes de arrancar se me había hinchado el ojo, no estaba jugando bien, Thiem es uno de los mejores del mundo... Pero poco a poco me fueron haciendo efec-

to los antibiótic­os, los analgésico­s, y no es que ahora me sienta bien, pero

pude ganar un partido increíble”, se sinceraba el campeón de este certamen en 2009, que agregó: “No tengo mucha explicació­n para este triunfo. Ganar el tercer set rápido me ayudó un poco. Uno por ahí dijo que lo gané porque soy de Boca. Creo que fue por la garra que me caracteriz­a. Por momentos jugué bien, pero lo gané más con el corazón que con otra cosa”.

Y así fue, con un gran rendimient­o luego de los dos primeros sets de bajo vuelo, Del Potro se llevó el tercero con claridad y también el cuarto, con el saque como aliado: salvó dos match points con sendos aces y en el tie-break, con el juego y la mente en efervescen­te conexión, pasó al número 8 del mundo por encima.

El quinto y definitivo lo ganó con la inercia de la remontada, con la sensación de triunfo heroico una vez más sobrevolan­do el ambiente, con un estadio Grandstand teñido de celeste y blanco y con una cortina de audio que se va haciendo clásico en Nueva York: el “olé, olé, olé, Delpo, Del

po” que ya había resonado en el Arthur Ashe el año pasado, cuando cayó de pie ante Stanislas Wawrinka.

“Después de esta batalla quiero que me den el trofeo”, reconocía Del Potro, extenuado y extasiado, pero feliz. “Es increíble la atmósfera que hubo. Ahora tal vez tenga la chance de jugar con Roger (que todavía enfrentaba a Kohlschrei­ber; luego el suizo lo derrotó por 6-4, 6-2 y 7-5) y eso sería muy especial”. Será cuestión de estar listos, entonces. La lógica no está de su lado, pero se sabe: a nadie le gusta tanto desafiarla como a Juan Martín Del Potro.

Es genial ver a Juan así, me hace feliz que haya ganado, es un gran tipo y será lindo enfrentarl­o”. Roger Federer Sí, pensé en abandonar. El público acá me apoya muchísimo y gracias a ellos pude ganar”. Juan Martín Del Potro

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 ?? AFP ?? Lo hizo otra vez. Del Potro y su desahogo mirando al cielo. Con buen tenis y una gran dosis de coraje sacó adelante el partido. “Lo gané más con el corazón que con otra cosa”, dijo.
AFP Lo hizo otra vez. Del Potro y su desahogo mirando al cielo. Con buen tenis y una gran dosis de coraje sacó adelante el partido. “Lo gané más con el corazón que con otra cosa”, dijo.

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