Tiene 93 años y mató a su sobrino y a sus dos cuidadoras
Según la Policía, dijo: “Estoy cansado de que me roben”.
“¡ Estoy cansado de que me roben!”. El asesino, de 93 años, gritaba mientras empuñaba una pistola cuando llegaba la Policía a su casa y completó su sangrienta faena: ejecutó de un tiro en la cabeza a su tercera víctima. Antes les había disparado a las otras dos, entre ellas su sobrino, un contador público de 58 años. El triple homicida terminó detenido y el barrio quedó conmocionado, en Caseros, partido de Tres de Febrero, al noroeste del Conurbano.
La masacre ocurrió cerca de las 13 de ayer en una propiedad de la calle Tres de Febrero al 3800, casi esquina Pini, a metros de la Plaza Pineral. Antonio Pignotti (93) vivía allí solo.
De acuerdo con los investigadores, un vecino del barrio escuchó disparos provenientes de esta casa, por lo que alertó a policías que recorrían la zona a bordo de un patrullero de la comisaría 1° de Caseros y se trasladaron hasta el lugar.
Una fuente judicial explicó a Télam que en momentos en que el móvil estacionaba en la puerta de la propiedad, los uniformados observaron a una mujer tirada en la puerta de ingreso y a otra que salía corriendo y que desde atrás un anciano le disparaba en la cabeza, tras lo cual la víctima cayó en el patio delantero. Ante esa situación, los agentes inmediatamente detuvieron a a Pignotti, quien portaba una pistola calibre .22 marca Tala, que fue secuestrada para ser sometida a peritajes balísticos.
El comisario inspector José María Cignoli, jefe de la Departamental San Martín, explicó que el acusado no se resistió y arrojó el arma al suelo.
Las dos mujeres baleadas, madre e hija, fueron llevadas a un hospital con graves heridas. Al entrar la Policía a la propiedad, encontró a Hebert Rubén Buffoni, sobrino de Pignotti, tirado en el piso y asesinado de un ti-
ro en la espalda.
Las mujeres fueron identificadas como Miriam Esther Segovia (50) y Ana María López (80), su madre. En el Hospital Carrillo de Tres de Febrero constataron sus muertes, la primera con una herida en el pecho y la segunda, con un disparo en la cabeza. Ambas vivían a unas ocho cuadras de la escena del crimen, en Esteban Merlo y avenida San Martín, también de Caseros, y habitualmente cuidaban a Pignotti.
Buffoni -padre de tres hijos- era el único familiar que visitaba regularmente al ahora acusado, respecto de quien algunos de sus vecinos contaron que tenía mal carácter. “Si te prestaba plata, venía y te decía: ‘ Más vale que me devuelvas la plata porque
sino te mato’”, recordó un hombre que vive en el barrio y que solía jugar al tejo con Pignotti en la plaza.
Este vecino también contó que hace un año, el anciano le había prestado una suma de dinero a su sobrino para que “edifique” en un terreno lindero a su domicilio, lo que todavía no había ocurrido, por lo que el testigo no descartó que esto haya sido lo que motivó su “locura”. Según Andrea, una familiar del contador, Pignotti había trabajado como colectivero y “era un hombre malo”.
El caso es investigado por el fiscal de San Martín Fabio Cardigonde.