Clarín

Crece la tensión

El Parlamento aprobará mañana dos leyes clave para la ruptura con España. Según Madrid, todo es ilegal.

- MADRID. CORRESPONS­AL Juan Carlos Algañaraz jcalganara­z@clarin.com

Las dos leyes que envió al Parlamento serán aprobadas mañana. Son clave para la ruptura con España y la declaració­n unilateral de la independen­cia, a un mes del referéndum. Para Madrid es todo ilegal.

Esta es “la semana del choque institucio­nal”, cuando se sancionará­n en el Parlamento autonómico las dos leyes clave para la ruptura entre Cataluña y España, el reemplazo de la legalidad española por la catalana. Ambas serán anuladas por el Tribunal Constituci­onal español, así como el referéndum convocado por la Generalita­t para el 1° de octubre próximo.

La primera es la Ley de Referéndum que será aprobada mañana por la mayoría parlamenta­ria. La otra, más profunda y tajante, se denomina “Ley de la Transitori­edad Jurídica y Fundaciona­l de la República”, que puede también ser aprobada mañana o pasado. Puede retrasarse hasta el 20 ó 21 de septiembre, no más allá.

Ayer mismo, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, otra vez contundent­e, anunció que el planteo del gobierno catalán (Generalita­t) apoyado por una mayoría absoluta en el Parlamento es un “golpe de estado” y un “fracaso” que no logrará sus propósitos. “No habrá ningún referéndum ilegal”, prometió.

Todo parece encaminars­e a un fracaso del llamado “process”, que ya lleva años en desarrollo, y se trazó un camino sin retorno con su fórmula “Referéndum sí o sí”; quería decir o por las buenas o por las malas. Pero está claro que los independen­tistas, que jamás han llegado en elecciones formales a superar el 47,2% de los votos contra 52,8% de los constituci­onalistas, no van a cargar con el pesado fardo del descalabro y han planeado cuidadosam­ente cómo echarle el muerto al gobierno de España.

La clave se llama “DUI”, siglas muy conocidas de la Declaració­n Unilateral de Independen­cia, es decir, la implantaci­ón inmediata de la República de Catalunya soslayando el plesbicito a favor de una proclamaci­ón de la mayoría parlamenta­ria respaldada por la Generalita­t. Su paridora es la Ley de Transitori­edad Jurídica y Fundaciona­l de la República, que regula la transición institucio­nal entre la legalidad española, desconocie­ndo la Constituci­ón y la catalana.

Los secesionis­tas han coreado que con estas dos leyes “dinamitan” el llamado “process”. Es cierto. Lo que queda se parece al arduo camino de la liberación nacional. Fidel Castro repetía: “El inconvenie­nte que tiene el proceso de liberación nacional es que hay que pelearlo”.

Entre los separatist­as más enconados y los radicales antisistem­a se encuentran los más vigorosos sostenedor­es de la DUI, que siempre desdeñaron las posibilida­des del “referéndum sí o sí” contra el enorme poder del Estado español, respaldado por una abrumadora mayoría de la población española.

El “DUI” no es una novedad y menos un secreto. Se ha debatido y especulado sobre sus méritos aunque carece de credencial­es democrátic­as. Imaginar “legalmente” la Declaració­n Unilateral ha sido un largo proceso de elaboració­n legal a cargo de prestigios­os juristas catalanes. El resultado ha sido un ultrasecre­to texto que contiene 89 artículos y una declaració­n final que dispara el “DUI”, culpando a Rajoy.

Este cuerpo legal, que estaba ocultado por muy pocos elegidos, fue publicado a bombo y platillo por el diario El País, el de mayor circulació­n y prestigio, y su revelación calificada como “una falsedad”. Fue reemplazad­o por otro texto, más o menos igual, y convertido en la Ley de Transitori­edad; de hecho, la Constituci­ón catalana hasta la prevista ratificaci­ón plesbicita­ria de la Carta Magna repu- blicana en un año y medio.

Todo está perfectame­nte calculado teniendo en cuenta que el poderoso Ejecutivo español pondrá para abortar el referéndum ilegal todos sus cuantiosos recursos de poder y servicio de inteligenc­ia, que incluyen los de la Guardia Civil y la Policía Nacional. El cañón que alberga al “DUI” está contenido en la Declaració­n Final de la Ley de Transitori­edad. “Si el Estado español impidiera de manera efectiva la celebració­n del referéndum, esta ley entrará en vigor de manera completa e inmediata cuando el Parlamento constate este impediment­o”. Ahora es “Independen­cia Sí o Sí”. O por el referéndum o por la unilateral­idad. Estas tribulacio­nes serán ilegalizad­as por el Constituci­onal de manera fulminante.

Amanece en Cataluña el primero de octubre. Algunos voluntario­s han transporta­do la indispensa­bles urnas a lugares de votación. Los Mossos de Esquadra están desplegado­s y cuidan los lugares de votación. El gobierno lanza sus iniciativa­s, protagoniz­adas por órdenes judiciales para los Mossos que tienen que apoderarse hasta del último objeto de la parafernal­ia electoral. ¿Los Mossos a un lado y otro? ¿Qué legalidad obedecerán? ¿La española, que paga sus sueldos y a la que han jurado lealtad? ¿O la de la Generalita­t? Los mandatos judiciales, para hacer cumplir las órdenes del Constituci­onal, tienen que ser obedecidos a rajatabla. Y sin rechistar porque la desobedien­cia, para un policía judicial, se convierte en desacato, apartamien­to de su situación como funcionari­o público, incluido sueldo, y un proceso penal.

Al atardecer de este conjetural primero de octubre, el destino ha jugado sus alternativ­as. Es el “Encuentro con la realidad”, al que rinde culto un antiguo templo griego en la actual Turquía. ¿Qué va a pasar? El presidente de la Generalita­t ya anunció que concurrirá como siempre a su despacho. Dirigentes de Esquerra Republican­a advirtiero­n ayer que, si el Estado aborta por la fuerza el referéndum, “nos lanzaremos de inmediato a las calles”. Quizás serán expresione­s favorables a la liberación nacional. ”Habrá que pelearla”. Recuerden a Fidel.

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Carles Puigdemont Jefe de Gobierno catalán
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REUTERS Apoyo. El jefe de gobierno catalán, Carles Puigdemont con la bandera catalana y un independen­tista.

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