Premian a docentes de Jujuy por “bajar” la ciencia a la vida cotidiana
Enseñan en una escuela pública técnica. Ganaron un millón de pesos en el premio “Maestros Argentinos”.
El objetivo es brindar nuestro conocimiento y apoyo para que la comunidad esté mejor.” Edgardo Balanza Profesor de lenguajes artísticos Queríamos que los prototipos no queden en el laboratorio. Lo logramos con los videos educativos.” Fernando Sueiro y Sueiro Profesor de Informática
No nació así, se fue dando con el tiempo. Pero ahora, que ya pasaron cinco años, el circuito está bien aceitado. Comienzan los alumnos del ciclo superior (desde cuarto año) a desarrollar un proyecto científico que soluciona
algún problema de la comunidad. Por ejemplo, el prototipo de un filtro de líquidos para comunidades donde el agua está contaminada con arsénico. Siguen los alumnos de los primeros años: en la materia lenguajes artísticos crean videos educativos - y muy didácticos- que les sirve a esas comunidades para entender cómo funciona
el producto (en este caso el filtro). La pelota vuelve a los alumnos más grandes que, junto a sus profesores, viajan a la comunidad a entregar los prototipos más los videos educativos.
Con estos proyectos, que combinan investigación científica con desarrollo y videos educativos, un equipo docente de la escuela secundaria de Minas “Dr. Horacio Carrillo”, de San Salvador de Jujuy, consiguió mejores re- sultados tanto en la aplicación del desarrollo tecnológico en la sociedad como en los aprendizajes de sus alum
nos. Y no solo eso: también se alzaron con un millón de pesos que entregó el primer puesto del concurso “Maestros Argentinos”, impulsado por el ministerio de Educación. En el Centro Cultural Kirchner ayer recibieron el galardón, de manos del presidente Macri.
Edgardo Balanza, uno de los docentes del equipo, contó a Clarín que todo comenzó con los filtros de agua. “La idea surgió cuando los alumnos descubrieron que el arsénico está afectando a muchos pobladores de la zona andina, no solo en la provincia de Jujuy, a quienes les produce una enfermedad llamada hacre, que genera disminución visual, problemas vinculares, cardíacos, de riñón, entre otros. Esto movilizó a los alumnos que querían entender qué es el hacre y cómo actúa el arsénico, que en este caso es una contaminación natural porque son desprendimientos de las rocas de la Cordillera de Los Andes”, cuenta Balanza.
Esto ocurrió en el año 2012, cuando los alumnos de ese momento -y en el marco de un proyecto de ciencia- desarrollaron el primer filtro y lo llevaron a la comunidad de Pastos Chicos - de unas 200 personas-, ubicado a 60 kilómetros de la frontera con Chile, bien adentro de la Cordillera de los Andes. El filtro era simple y útil, pero la comunidad no terminó de adoptarlo porque no comprendían su forma de utilización.
Y fue entonces que surgió la segunda parte de la idea. Balanza, que es profesor de lenguajes artístico, dice que se preguntó: ¿por qué no hacer videos
educativos, que le permita a cualquiera entender cómo usar los filtros? Esos videos fueron hechos por los alumnos de los primeros años y llegaron -tras cinco horas de viaje en camionetahasta la comunidad de Pastos Chicos. Los asistentes sanitarios del lugar, que tienen un televisor y un rerpoductor de CD, fueron los encargados de la difusión. Los filtros comenzaron a ser utilizados.
“Queríamos que los prototipos que hacíamos en las clases y el laboratorio no queden en el laboratorio y sal-
gan a la comunidad. Lo logramos con los audiovisuales que tienen un lenguaje coloquial. Queremos bajar la ciencia a la comunidad”, agrega Fernando Sueiro y Sueiro, profesor de informática y uno de los que ayer recibió el premio, aunque aclara: “Acá vinimos nosotros dos, pero en el equi
po somos 15 docentes, que desde 2013 en delante estamos con este proyecto, que ahora es institucional”.
Tras el éxito con los filtros de agua, el equipo docente de la escuela de Minas avanzó con otros proyectos, como la promoción de productos nutricionales regionales (papa andina, quinoa y carne de llama), el uso de colorantes naturales para las telas y hornos solares de cartón. Todos proyectos para la comunidad que, para su correcta implementación, fueron complementados con sus respectivos videos educativos.
“En el caso de los alimentos regionales, investigamos cómo son esos productos en comparación a los que utilizamos habitualmente: qué ventaja tiene la carne de llama con respecto a la carne vacuna, por ejemplo. O la quinoa, que también tiene grandes virtudes; o las 12 variedades de la papa andina. Tratamos de populari
zar estos alimentos. Volcamos la investigación en videos para los productores regionales. Y hasta hicimos recetas para que se los pueda contar a los turistas. El objetivo es brindar nuestro conocimiento y apoyo para que la comunidad esté mejor”, explica Balanza.
La escuela de Minas pertenece a la Universidad Nacional de Jujuy. Forma técnicos informáticos, químicos y mineros. Daniela Biondi, una ex alumna que eligió seguir estudiando ingeniería química, dijo que “estar en estos proyectos influyó en mi decisión. Me di cuenta que lo que estaba estudiando me sirve y me gusta”. Otro logro más de los docentes que ayer se consagraron en Buenos Aires.