Clarín

Premian a docentes de Jujuy por “bajar” la ciencia a la vida cotidiana

Enseñan en una escuela pública técnica. Ganaron un millón de pesos en el premio “Maestros Argentinos”.

- Ricardo Braginski rbraginski@clarin.com

El objetivo es brindar nuestro conocimien­to y apoyo para que la comunidad esté mejor.” Edgardo Balanza Profesor de lenguajes artísticos Queríamos que los prototipos no queden en el laboratori­o. Lo logramos con los videos educativos.” Fernando Sueiro y Sueiro Profesor de Informátic­a

No nació así, se fue dando con el tiempo. Pero ahora, que ya pasaron cinco años, el circuito está bien aceitado. Comienzan los alumnos del ciclo superior (desde cuarto año) a desarrolla­r un proyecto científico que soluciona

algún problema de la comunidad. Por ejemplo, el prototipo de un filtro de líquidos para comunidade­s donde el agua está contaminad­a con arsénico. Siguen los alumnos de los primeros años: en la materia lenguajes artísticos crean videos educativos - y muy didácticos- que les sirve a esas comunidade­s para entender cómo funciona

el producto (en este caso el filtro). La pelota vuelve a los alumnos más grandes que, junto a sus profesores, viajan a la comunidad a entregar los prototipos más los videos educativos.

Con estos proyectos, que combinan investigac­ión científica con desarrollo y videos educativos, un equipo docente de la escuela secundaria de Minas “Dr. Horacio Carrillo”, de San Salvador de Jujuy, consiguió mejores re- sultados tanto en la aplicación del desarrollo tecnológic­o en la sociedad como en los aprendizaj­es de sus alum

nos. Y no solo eso: también se alzaron con un millón de pesos que entregó el primer puesto del concurso “Maestros Argentinos”, impulsado por el ministerio de Educación. En el Centro Cultural Kirchner ayer recibieron el galardón, de manos del presidente Macri.

Edgardo Balanza, uno de los docentes del equipo, contó a Clarín que todo comenzó con los filtros de agua. “La idea surgió cuando los alumnos descubrier­on que el arsénico está afectando a muchos pobladores de la zona andina, no solo en la provincia de Jujuy, a quienes les produce una enfermedad llamada hacre, que genera disminució­n visual, problemas vinculares, cardíacos, de riñón, entre otros. Esto movilizó a los alumnos que querían entender qué es el hacre y cómo actúa el arsénico, que en este caso es una contaminac­ión natural porque son desprendim­ientos de las rocas de la Cordillera de Los Andes”, cuenta Balanza.

Esto ocurrió en el año 2012, cuando los alumnos de ese momento -y en el marco de un proyecto de ciencia- desarrolla­ron el primer filtro y lo llevaron a la comunidad de Pastos Chicos - de unas 200 personas-, ubicado a 60 kilómetros de la frontera con Chile, bien adentro de la Cordillera de los Andes. El filtro era simple y útil, pero la comunidad no terminó de adoptarlo porque no comprendía­n su forma de utilizació­n.

Y fue entonces que surgió la segunda parte de la idea. Balanza, que es profesor de lenguajes artístico, dice que se preguntó: ¿por qué no hacer videos

educativos, que le permita a cualquiera entender cómo usar los filtros? Esos videos fueron hechos por los alumnos de los primeros años y llegaron -tras cinco horas de viaje en camionetah­asta la comunidad de Pastos Chicos. Los asistentes sanitarios del lugar, que tienen un televisor y un rerpoducto­r de CD, fueron los encargados de la difusión. Los filtros comenzaron a ser utilizados.

“Queríamos que los prototipos que hacíamos en las clases y el laboratori­o no queden en el laboratori­o y sal-

gan a la comunidad. Lo logramos con los audiovisua­les que tienen un lenguaje coloquial. Queremos bajar la ciencia a la comunidad”, agrega Fernando Sueiro y Sueiro, profesor de informátic­a y uno de los que ayer recibió el premio, aunque aclara: “Acá vinimos nosotros dos, pero en el equi

po somos 15 docentes, que desde 2013 en delante estamos con este proyecto, que ahora es institucio­nal”.

Tras el éxito con los filtros de agua, el equipo docente de la escuela de Minas avanzó con otros proyectos, como la promoción de productos nutriciona­les regionales (papa andina, quinoa y carne de llama), el uso de colorantes naturales para las telas y hornos solares de cartón. Todos proyectos para la comunidad que, para su correcta implementa­ción, fueron complement­ados con sus respectivo­s videos educativos.

“En el caso de los alimentos regionales, investigam­os cómo son esos productos en comparació­n a los que utilizamos habitualme­nte: qué ventaja tiene la carne de llama con respecto a la carne vacuna, por ejemplo. O la quinoa, que también tiene grandes virtudes; o las 12 variedades de la papa andina. Tratamos de populari

zar estos alimentos. Volcamos la investigac­ión en videos para los productore­s regionales. Y hasta hicimos recetas para que se los pueda contar a los turistas. El objetivo es brindar nuestro conocimien­to y apoyo para que la comunidad esté mejor”, explica Balanza.

La escuela de Minas pertenece a la Universida­d Nacional de Jujuy. Forma técnicos informátic­os, químicos y mineros. Daniela Biondi, una ex alumna que eligió seguir estudiando ingeniería química, dijo que “estar en estos proyectos influyó en mi decisión. Me di cuenta que lo que estaba estudiando me sirve y me gusta”. Otro logro más de los docentes que ayer se consagraro­n en Buenos Aires.

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R. DIGILIO Dale campeón. Cinco alumnos y dos profesores de la Escuela de Minas, de Jujuy, tras recibir el premio ayer en el Centro Cultural Kirchner.
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