Venezuela llega con problemas, sin su capitán y con muchos Sub 20
Tomás Rincón está suspendido y el DT Dudamel apuesta por varios subcampeones mundiales juveniles.
Hay apellidos que poco tienen que ver con la persona que los porta. Rafael Dudamel es uno de esos casos. Lejos de los vacilamientos, el técnico venezolano contesta con firmeza en la conferencia de prensa. La misma convicción con la que pidió que no se politizara a la Vinotinto en junio, cuando se negó al reconocimiento del gobierno de Nicolás Maduro. Entonces, el presidente quiso homenajear a la Selección Sub 20 que perdió la final del Mundial de Corea en el Palacio de Miraflores. Los chicos recibieron su tributo en el Estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela, donde miles de personas gritaron bajo la consigna: “¡Y va a caer!”.
La convulsión social que vive el país afecta directamente al entrenador. Sin ir más lejos, y muy a pesar del dis-
curso políticamente correcto que el entrenador utilizó en la conferencia de prensa que brindó en el Monumental, su continuidad al frente del cargo tiene mucho más que ver con lo ideológico que con el aspecto económico. Laureano González, titular de la Federación Venezolana de Fútbol, es afín al régimen de Maduro. Y Dudamel está en la vereda opuesta. “Presidente, ¡paremos ya las ar
mas!”, había advirtido el ex número uno que en la Argentina atajó 17 partidos -y marcó un gol, frente a Sportivo Italiano- para Quilmes en 1998. Sus palabras sonaron fuerte luego de la muerte de Leomar Lander, un chico de 17 años que falleció durante una manifestación en Caracas. Coincidió con la histórica clasificación a la final de la Copa del Mundo Sub 20, aquella que perdió con Inglaterra.
Su futuro en el cargo tampoco es alentador por falta de recursos financieros. En diciembre vence su vínculo con la FVF y no hay dinero. Sin ir más lejos, González denunció el sábado que Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), principal patrocinante de la Vinotinto, “no cumplió con su con
trato” en las actuales Eliminatorias. Los titulares, en tanto, empezaron a mostrarse más comprometidos con la situación de su país, más allá de que, a excepción de su guardametas, todos militan en el fútbol del exterior. Tomás Rincón, el hombre que luce el
brazalete, se subió al mensaje de Dudamel tras el pase a la final del Mundial juvenil. Salomón Rondón, Jacobo Kouffati y Jhon Chancellor también fueron críticos en redes sociales.
Bajo esta coyuntura, Venezuela llega a Buenos Aires en el medio de problemas financieros, sin su capitán y con la sangre joven de los subcam
peones del Sub 20. Rincón, el líder del equipo, sumó su segunda amarilla contra Colombia y no podrá jugar en Núñez. Su reemplazante será Arquímedes Figuera, volante de Universitario de Perú. Después, estarán varios de los pibes que iluminaron las madrugadas de los venezolanos hace dos meses. Entre los más destacados está Wuilker Fariñez. El arquero del Caracas FC tiene 19 años. Fue la figura del Mundial, apenas recibió 3 goles en 7 presentaciones y está en los planes del Benfica. Frente a los colombianos jugó su tercer partido en la Mayor. Fue el responsable de que el equipo de José Néstor Pekerman no pudiera ganar en San Cristóbal.
Además de Fariñez, habrá otros dos protagonistas de la épica en Corea del Sur: Sergio Córdova, 20 años, un mediocampista derecho recientemente transferido al Ausburgo, y Yangel Herrera, cuya ficha fue adquirida por Manchester City. Actualmente, el volante ofensivo de 19 años fue prestado al New York City. Es la gran carta del equipo. También fueron convocados otros juveniles destacados en el torneo que se disputó en suelo asiático: José Hernández (Caracas FC), Yeferson Sotelo (Huachipato), Samuel Sosa (Deportivo Táchira) y Ronaldo Chacón (Caracas FC). Dudamel, a fin de cuentas, dirige doble comando.
En cuanto al duelo de esta noche, el ex portero tiene claro que “mantener la intensidad” será la receta de su éxito. La diferencia de jerarquía entre su equipo y la Selección Argentina es evidente. “Será un partido de alto riesgo”, dice. Palabra de un técnico que no duda. A pesar del apellido.