Clarín

La política por delante de Maldonado

Ricardo Roa

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rimera declaració­n: “La hipótesis más fuerte es que fue la Gendarmerí­a”. Segunda declaració­n: “Son varias las hipótesis... y la Gendarme

ría es una de las tantas”. Las dos declaracio­nes fueron hechas por la misma persona: el secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj y con una diferencia de apenas horas.

En el medio segurament­e hubo un llamado de Marcos Peña. Avruj es del riñón del Pro y un buen arquero: fue puesto en el caso Maldonado para atajar críticas de los que defienden los derechos humanos y de quienes los usan.

Avruj había ido más lejos que nadie del Gobierno con la hipótesis de que la Gendarmerí­a tuvo algo que ver con Maldonado. Casi una hi-

pótesis opuesta a la de la ministra Patricia Bullrich quien subestimó primero la desaparici­ón y después sobreactuó la defensa de la Gendarmerí­a. Perdió tiempo y luego de 35 días sin noticias sobre el activista, el Gobierno corre de atrás o lo corren de atrás. Avruj debería saber que entre nosotros hipótesis se ha convertido poco menos que en certeza, al menos en certeza políticame­nte útil.

El kirchneris­mo corre adelante buscando descargar en Macri la responsabi­lidad aunque sólo los más fanatizado­s crean que la desaparici­ón de Maldonado es una réplica de las desaparici­ones de la dictadura.

Para ellos lo que haya pasado con Maldonado es secundario a su utilizació­n política.

El fiscal Delgado es un outsider que hoy parece menos kirchneris­ta de lo que era y que ha metido ruido con denuncias que le llevaba el frustrado candidato cristinist­a Gustavo Vera, el amigo del Papa.

Delgado no deja pasar oportunida­d para pedir acciones penales contra Macri. Ahora pide investigar si el presidente encubrió la de- saparición de Maldonado. La denuncia viene de otra fuente cristinist­a: la Liga Argentina por los Derechos del Hombre del abogado Eduardo Barcesat.

En política las hipótesis se transforma­n en certezas aunque se las note poco o nada hipotética­mente forzadas.

Los hechos concretos son dos: Maldonado no aparece y su búsqueda todavía es estéril. El resto es un berenjenal en el que aparece el mismo Vera con otra denuncia que dijo le había llegado anónimamen­te. La política tiene razones que la razón no entiende.

Vera entregó el documento a la Procuració­n contra la Violencia Institucio­nal (Procuvin) que creó y que maneja su amiga Gils Carbó, a la que supo regalarle un rosario de Francisco. Es un supuesto informe de inteligenc­ia de la Federal que sostiene que los gendarmes mataron a golpes a Maldonado y lo enterraron en algún lugar de la frontera.

El desparramo de denuncias incluye a un activista del mismo grupo que Maldonado, la Resistenci­a Ancestral Mapuche. Declaró primero encapuchad­o ante la Procuvin de Gils Carbó y después se descapuchó ante el juez. Dice que vio cuando gendarmes subían a Maldonado a una camioneta con binoculare­s que ahora dice que perdió. Perdió nada menos que la prueba que sostenía su relato. Se lo escuchó con Longobardi: ideologiza­do y repitiendo consignas violentas del grupo que lidera Jones Huala. RAM no es el sector mapuche más representa­tivo pero sí el más radicaliza­do: desconoce al Estado argentino y pretende crear un país mapuche en Chubut. Por si hace falta repetirlo y hace falta repetirlo: aquí lo que importa es que aparezca Maldonado y que no haya otro Julio López.

Luego de 35 días sin noticias, el Gobierno corre de atrás o lo corren de atrás.

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