Desolación y angustia en la isla de Barbuda tras el paso del huracán Irma
El ciclón la golpeó con vientos de 300 kms por hora. También afectó a su vecina Saint Martin, que quedó bajo el agua.
La zona sobre la costa parece un campo de escombros. Maderas, partes de paredes y techos, junto a utensilios domésticos están esparcidos por todo el lugar. Los árboles fueron arrancados del suelo. Solo desde el aire se alcanza a percibir la verdadera dimensión de la devastación en Barbuda.
Con vientos de casi 300 kms por hora, el huracán “Irma” golpeó frontalmente a la pequeña isla caribeña. Las precarias viviendas fueron arrasadas por completo a ras del piso. Los postes de electricidad y telefonía fueron partidos por las ráfagas. En el aeropuerto, la tormenta tropical arrastró pesados contenedores de acero hasta 30 metros por el aire.
La isla se encuentra en gran parte bajo el agua, incluso las zonas alejadas de la costa. “Nuestra casa fue levantada, las puertas y las ventanas arrancadas”, cuenta Henrietta Hopkins. “Todo está destruido, ya no tenemos casa ¿Cómo seguiremos viviendo ahora?”, se pregunta la mujer con la voz partida. “Toda mi casa se ha desplomado. Le agradezco a Dios aún estar con vida”, dice a su lado Lo- reen Baltimore.
“Al menos el 95% de los edificios resultaron dañados. En algunos casos fueron arrancados los techos, en otros los edificios quedaron completamente destruidos”, se lamenta el primer ministro Gaston Browne, luego de analizar la situación desde un helicóptero. “Es desgarrador. Toda la isla está bajo agua. En este momento Barbuda es prácticamente inhabitable. Al menos el 60% de sus habitan- tes se quedaron sin techo”, agrega.
“Irma” dejó una estela de devastación a su paso por el Caribe. También en el territorio de ultramar británico Anguila y en la isla francoholandesa de San Martín el huracán de categoría 5, la máxima, causó graves daños. Al menos diez personas fallecieron en la región, la mayoría en San Martin..
“Esto es una catástrofe”, afirma el presidente del Consejo Territorial de San Martín, Daniel Gibbs. Imágenes desde el aire de la parte holandesa de la isla muestran la misma imagen que Barbudas: casas sin techo, chozas destruidas, árboles arrancados de raíz. “Irma dejó una devastación tras de sí. No hay electricidad, ni agua corriente, ni combustible”, dice el primer ministro Mark Rutte. Rescatistas franceses, británicos y holandeses acudieron ayer a la castigada región del Caribe para ayudar a la población.