Clarín

Piruetas en el expediente de Esquel

- Héctor Gambini hgambini@clarin.com

En la causa por la desaparici­ón de Santiago Maldonado interviene un ex humorista de Tinelli que es fiscal de Justicia Legítima y hace dos años se negó a participar de la marcha por la muerte de Alberto Nisman en desacuerdo con "la idea del homicidio". Félix Crous es el titular de la Procuració­n para víctimas de la violencia institucio­nal

(PROCUVIN) que su jefa, la procurador­a kirchneris­ta Alejandra Gils Carbó, creó en 2013. La jefa de su jefa es Cristina Kirchner.

Es la PROCUVIN la que tomó las declaracio­nes de los cuatro mapuches que dijeron haber visto a gendarmes llevarse a Maldonado el 1° de agosto. Los mapuches hablaron encapuchad­os y sin identidad. Cuando dieron la cara,

sólo uno mantuvo la visión directa de Maldonado, aunque le agregó a su testimonio un caballo y binoculare­s.

La PROCUVIN ya es una colectora directa a la causa que construyó la oposición para llenar el expediente del juez Otranto de "indi

cios" contra las fuerzas del Gobierno. Más que un aporte a la causa, es un aporte a la mani

pulación política del caso, por estas horas el principal objetivo de esa vertiente.

El Gobierno tuvo una reacción lenta frente al expediente, se apuró a cerrar filas con los gendarmes aún antes de investigar­los a fondo y mandó a dos funcionari­os nacionales re

cién 37 días después, sólo cuando se le prendió fuego su baraja mayor: que Maldonado había sido apuñalado por el puestero de una estancia 10 días antes del episodio de los mapuches con la Gendarmerí­a. El ADN fue implacable: hubo un apuñalado pero no era Santiago.

Ahora hubo un cambio notorio en esa estrategia, y un informe del propio Gobierno presentado ayer al juez por otros dos funcionari­os nacionales que viajaron a Esquel ya siem-

bra dudas sobre la actuación en particular de

7 gendarmes (ver página 8). El Presidente tampoco se comunicó con la familia de Maldonado y sólo habló del caso un mes después, corrido por un movilero en un ascensor. Es un gesto de frialdad pública que recuerda la gélida actitud de Cristina con las víctimas de Once y con las hijas del fiscal Nisman.

El juez oscila a media agua sin tomar decisiones de fondo. No indaga a ningún gendarme pero tampoco rastrilla la zona mapuche con la determinac­ión que el caso reclama. Quienes lo conocen hacen un paralelism­o

con la fiscal Fein del caso Nisman. "A Otranto esta causa le cagó la vida", grafican esas fuentes. Es que el juez va primero en un concurso para ocupar una vacante en un tribunal federal de General Roca y cree que en el Consejo de la Magistratu­ra demorarían su trámite hasta que no se defina el caso Maldonado. ¿Quién querría ascender al juez si termina cuestionad­o por el expediente más caliente de la Argentina?

Por las dudas, un grupo de abogados de una ONG kirchneris­ta ya viene opinando públicamen­te que la actuación del juez es "pésima" y podría plantear algún motivo para apartarlo, con el beneplácit­o de la familia Maldonado.

¿Quién manejaría el expediente, entonces? Habrá que nombrar a un subrogante -le tocaría al juez federal de Rawson- para que siga con la causa y ya es seguro que tendrá como tutora desde el minuto uno a la fiscalía del ex humorista de Tinelli -Crous hacía una cámara oculta para VideoMatch en los 90- y a la procurador­a Gils Carbó, siempre activa detrás de los expediente­s que apunten contra el Gobierno en época electoral.

El juez oscila a media agua mientras espera un concurso para camarista donde va primero.

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