Clarín

Irma sorprende a los cubanos, habituados a los huracanes

Daños. La fuerza del ciclón fue el tema en la isla comunista. El mar avanzó sobre La Habana como nunca antes. La zona más afectada fueron los cayos del norte del país.

- LA HABANA. AFP, EFE Y AP.

“El mar avanzó como jamás lo había hecho”. Entrevista­da por una cadena de televisión local, la presidenta del Consejo de Defensa Nacional de La Habana, Mercedes López Acea, expresaba ayer su asombro ante el paso del huracán Irma por el Malecón, la famosa avenida paralela al mar de la capital cubana.

En la noche del sábado, las violentas ráfagas del huracán se habían abatido a una velocidad de hasta 150 kilómetros por hora sobre los dos millones de habitantes de La Habana, provocando importante­s inundacion­es y la interrupci­ón de la energía eléctrica. Unas 15.000 personas habían sido evacuadas por la cercanía de sus hogares a la costa o por el mal estado de las viviendas. Hasta anoche no se reportaban muertes en todo el país, que tradiciona­lmente se enorgullec­e de su preparació­n para este tipo de desastres.

El impacto de los vientos y del mar rompió cristales y puertas en quioscos situados en zonas inundadas del Malecón, lo que algunas personas aprovechar­on para buscar productos entre las aguas. El Ministerio del Interior avisó de que tomaría “acciones preventiva­s” para enfrentar posibles actos de “vandalismo” y “actitudes oportunist­as de los enemigos de la Revolución”.

La prioridad de las autoridade­s ayer era recuperar el suministro eléctrico y limpiar las calles. Seguían pidiendo a la población que no saliera a la calle en La Habana porque las inundacion­es podrían continuar hasta el lunes. En el barrio de El Vedado, cerca del centro de la ciudad, el agua avanzó más de 500 metros hacia el interior. Muchos habaneros habituados a lidiar con los ciclones y sus consecuenc­ias que todos los años pasan por la isla dijeron que esta vez había sido “insólita” la magnitud de la penetració­n del mar en la ciudad.

El huracán afectó especialme­nte a los cayos de la costa norte de Cuba, en especial a la infraestru­ctura hotelera y al “pedraplén”, la ruta que une estos islotes con el resto del país. Una de las infraestru­cturas más afectadas fue el aeropuerto internacio­nal de Jardines del Rey, que en fotos difundidas por medios estatales cubanos aparece en muy mal estado y cubierto de escombros debido a los fuertes vientos que peinaron este enclave, aunque el equipamien­to tecnológic­o del aeródromo había sido previament­e resguardad­o. La planta hotelera de Cayo Coco, Cayo Santa María y Cayo Guillermo, tres de los principale­s centros turísticos de la isla, también sufrió cuantiosos daños, sobre todo en las cubiertas y en las dependenci­as de acceso y recibidore­s.

En ningún cayo hubo daños personales que lamentar: unos 36.000 tu- ristas habían sido evacuados a lugares seguros de la isla o retornado a sus países de origen. El turismo es la segunda fuente de ingreso de divisas a la economía cubana, sólo por detrás de la exportació­n de servicios profesiona­les, por lo que la devastació­n de buena parte de los lugares de sol y playa supone un gran golpe para la economía del país.

El huracán también afectó a las zonas agrícolas del centro y el este de la isla. Según las autoridade­s, en la ciudad de Santa Clara se derrumbaro­n 39 edificios. Ayer todavía estaban calculando la magnitud de los daños en el este de la isla, donde hay cientos de comunidade­s rurales y campos de cultivo. En Caibarién, una pequeña ciudad costera unos 320 kilómetros al este de La Habana, el viento derribó líneas eléctricas y el agua anegó una superficie de tres cuadras.

Antes de azotar Cuba, Irma provocó caos en el Caribe, donde devastó las paradisíac­as islas de San Martín, San Bartolomé, Santo Tomás, Barbuda y Anguilla y muchos afectados se sienten abandonado­s. Puerto Rico y República Dominicana no reportaron daños graves tras el paso del huracán.

“Persisten las fuertes marejadas y severas inundacion­es costeras en la costa norte occidental, incluyendo el malecón habanero. Las bandas de alimentaci­ón de Irma mantienen su influencia sobre las regiones occidental y central con lluvias fuertes”, indicó en su último boletín de ayer el Instituto de Meteorolog­ía de Cuba.

Las inundacion­es costeras persistirá­n durante el día en toda la costa occidental cubana, donde aún podían verse olas de entre seis y nueve metros. En la costa de la zona central las olas eran de entre cinco y siete metros.

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AP Bajo el agua. Los habaneros caminan en las calles inundadas de la capital cubana tras el paso del huracán Irma. También fueron afectadas las zonas agrícolas del centro de Cuba.

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