Clarín

Por las lluvias, hay más de tres millones de hectáreas bajo el agua

Los expertos prevén pérdidas ganaderas y enfermedad­es en cultivos. Habrá más precipitac­iones.

- Silvia Naishtat snaishtat@clarin.com

Una amplia franja de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba no sufren el castigo de Irma que azota las costas de la Florida, pero las intensas lluvias del fin de semana alarmaron a la gobernador­a Vidal quien, a través de sus voceros, dijo que está especialme­nte preocupada por el impacto de las inundacion­es en lo productivo. Ninguno de los consultado­s ayer por Clarín dio rienda suelta a escenarios apocalípti­cos, aunque Estela Carballo, del INTA Castelar y considerad­a una de las máximas expertas en clima, estima que hay por lo menos 3 millones de hectáreas afectadas. Es la parte oscura y amarga de una campaña agrícola que prometía nuevos récords.

Santiago del Solar, con establecim­ientos en Rojas y Trenque Lauquen, distingue ambas zonas de la provincia de Buenos Aires. Mientras las tierras de Rojas, en el noroeste bonaerense drenan hacia el río Paraná; las de Trenque Lauquen, en el oeste, están con sus suelos anegados. Después de pensarlo, Del Solar tomó la decisión de dejar para más adelante la siembra del maíz en esa región: “El maíz puede darme revancha con variedades que se siembran tardíament­e, siempre que mejore el clima”. Cuenta que el trigo está “encharcado”. Eso significa hongos y menores rendimient­os en el cultivo. “El nivel de agua en los suelos es muy alto en varias cuencas del oeste bonaerense y para colmo se prevé un octubre con altos picos de precipitac­iones”, señaló a este diario.

De acuerdo a un informe del INTA se detectaron casos de enfermedad­es en soja como la aparición de roya amarilla en la zona de Pigüé, que nunca antes había estado alcanzada. En Córdoba se registró un porcenta-

je de pérdida en el área sembrada del 6% por excesos hídricos.

Labores que no se pueden concretar por falta de piso para que ingrese la maquinaria y en el mejor de los casos se postergan, cosechas que no se levantan, hacienda y producción de leche que sigue en el campo y que no puede salir hacia el puerto por los caminos colapsados, completan el cuadro.

Carballo señaló que en casi toda la ruta 205, que recorre una franja de 290 kilómetros del noreste al centro provincial, se ven los campos bajo el agua. “Es un problema muy serio”, sintetiza. “La Cuenca del Salado está comprometi­da y generará serias pérdidas ganaderas”, amplió.

La experta enfatiza que no estamos en el fenómeno conocido como el Niño con abundantes precipitac­iones. Lo extraño es que estas precipitac­iones lleguen en un año considerad­o “neutro” como el actual. Durante el fenómeno el Niño que se vivió en 2016, los daños fueron peores. En un abril como el del año pasado, con 22 días seguidos de lluvia, la provincia de Santa Fe perdió el 30% de la cosecha soja.

“En octubre aumenta la frecuencia de lluvias al encontrars­e con la humedad que siempre manda el Atlántico. Hoy nadie sabe hasta cuándo se extenderá el ciclo climático húme

do” , desliza Carballo. Basada en imágenes satelitale­s, Carbap, que aglutina a los productore­s de Buenos Aires y La Pampa había calculado unas 4,3 millones de hectáreas inundadas y otras 5,5 millones anegadas. Según esa proyección, está en riesgo el 26% de la superficie agrícola de todo el país.

En octubre aumenta la frecuencia de lluvias. Hoy nadie sabe hasta cuándo se extiende el ciclo húmedo” Estela Carballo, INTA

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Al borde de la ruta 205. Un campo inundado que anticipa que habrá menos rindes y pérdidas en la campaña 2017-2018.

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