Clarín

¿Es viable gobernar sin la oposición?

- Rosendo Fraga Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

Si un profesor en Harvard presenta a sus alumnos el siguiente caso: “En un país X, con sistema federal, un Presidente que ha ganado por estrecho margen en segunda vuelta, tiene sólo 15 de 72 senadores, 84 de 257 diputados, 5 de 24 gobernador­es, no tiene base propia en el sindicalis­mo, que en ese país es muy poderoso, ni tampoco en los movimiento­s sociales que han adquirido protagonis­mo y poder. Pero no ha dado a la oposición ninguno de sus veintiún ministerio­s, ni participac­ión alguna en el gobierno. ¿Puede gobernar?”.

La respuesta de los alumnos, de acuerdo a lo aprendido en materias como teoría política, historia de las institucio­nes, sistemas políticos y política aplicada, entre otras, será

que no podrá gobernar, dado que en una situación de este tipo, se requiere armar una coalición con sectores de la oposición para poder tener gobernabil­idad.

De esta forma,- sin dar participac­ión a la oposición,- han intentado gobernar los cinco presidente­s no-peronistas electos desde que irrumpió el Peronismo en la vida política argentina hace ya más de siete décadas: Frondizi, Illia, Alfonsín, De la Rúa y Macri.

Sólo el primero tuvo una idea diferente y buscó formas para integrar al Peronismo, pero no tuvo margen político - en los factores de poder, los grupos de presión y gran parte de la opinión pública el anti-peronismo entonces era muy fuerte,- y el triunfo electoral del Peronismo en la provincia de Buenos Aires, en marzo de 1962, precipitó su caída.

Illia gobernó con mayoría en el Senado, minoría en diputados, la mitad de los gobernador­es opositores y con el sindicalis­mo en contra. En sus casi tres años de gobierno, siempre su gabinete fue exclusivam­ente radical. El triunfo del Peronismo en la provincia

de Buenos Aires en las legislativ­as de 1965, fue una de las causas de su caída el año siguiente.

Alfonsín gobernó con más de la mitad de los gobernador­es peronistas, nunca tuvo mayoría en el Senado y a partir del triunfo del Peronismo en la provincia de Buenos Aires, en 1987,- como en la casi totalidad del país,- perdió la mayoría que tenía en diputados. El sindicalis­mo le realizó 13 paros generales. Nunca intentó un

gobierno de coalición, ni aún en los momentos más críticos en 1989, que lo llevaron a dejar anticipada­mente el poder.

De la Rúa gobernó con el Senado con mayoría peronista, los gobernador­es incluyendo el de Buenos Aires con la misma pertenenci­a política, sin mayoría propia en diputados y el sindicalis­mo le realizó 8 paros generales en sólo dos años. Tras la ruptura de su alianza con el Frepaso, nunca intentó un gobierno de coalición, ni aún después de perder la elección legislativ­a en 2001, siendo Eduardo Duhalde el candidato ganador en la provincia de Buenos Aires. La situación derivó en una crisis y la renuncia del Presidente Macri es así el quinto Presidente no-peronista y tiene la relación de fuerzas en el sistema político descrita en el supuesto ejercicio de Harvard, y como sus cuatro predecesor­es no ha avanzado en la alternativ­a de construir una coalición con sectores de la oposición, del amplio y contradict­orio abanico que presenta el Peronismo.

En su primer año de gobierno avanzó en lo que llamó “el arte del acuerdo” al que convocó el 1 de marzo de 2016. Se presentó en el Foro de Davos el verano del año pasado junto con Sergio Massa, como expresión de la oposición con la cual iba a consensuar. Desde Brasil, con la experienci­a de un gran político y hombre de estado, Fernando Henrique Cardoso aconsejaba a Macri formalizar una alianza con sectores de la oposición. Fueron 84 las leyes sancionada­s en base a es- te acuerdo en diputados y negociando con los gobernador­es justiciali­stas para el Senado en 2016. Pero en los seis meses de sesiones ordinarias de 2017, el Congreso sólo ha sancionado 27

leyes. Provenient­es del Ejecutivo nada más que 9. Ocho de ellas fueron protocolar­es y con contenido concreto sólo la ley de emprendedo­res.

Es decir que la estrategia de polarizaci­ón - quizás manifestac­ión política de la grieta - ha llevado a una virtual parálisis del sistema político, antes que el resultado de la elección legislativ­a - que bien puede haber sido anticipado por las PASO - determine las condicione­s de gobernabil­idad emergentes de la misma, pudiendo anticipars­e que Cambiemos sumará más legislador­es, pero sin llegar a la mayoría en ninguna de las dos cámaras.

Pero más allá del resultado del 22 de octubre, algo es seguro: gobernar requerirá retornar a la estrategia del “arte del acuerdo”. Lógicament­e, Macri lo hará desde condicione­s diferentes si gana o pierde la provincia de Buenos Aires.

La Argentina tiene antecedent­es de coalicione­s electorale­s exitosas. Fue implícita la de Alfonsín y explícitas la de De la Rúa y Macri. Registra muy pocas experienci­as de coalicione­s parlamenta­rias permanente­s entre oficialism­o y oposición para lograr la mayoría. De lo que seguro ha carecido es de coalicione­s de gobierno con participac­ión de la oposición.

Quizás en esta cuestión se encuentre el desafío político más importante que enfrenta Mauricio Macri en la segunda parte de su mandato.

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HORACIO CARDO

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