Cataluña prepara para hoy una gran manifestación por la independencia
Será para celebrar la Diada, el día nacional de los catalanes. Busca presionar en favor de la consulta separatista.
“Vamos a ganar en las calles”, exhortó el presidente de Catalunya, Carles Puigdemont, convencido que la movilización popular será la clave del enconado enfrentamiento con el gobierno de Mariano Rajoy. Es indudable que las posibilidades de impulsar a centenares de miles de catalanes separatistas a “llenar las urnas y las calles” es justamente la única alter- nativa realista para hacer frente al enorme poder del estado español.
Una gran tensión, fervor popular de los secesionistas e incógnitas sobre la magnitud de la concentración de hoy, la Diada (Día Nacional de Cataluña), encuentra un inusitado eco en los medios de comunicación. “El referéndum no tendrá lugar y no dejaremos medidas en el marco del Estado de derecho para impedir esta acción ilegal que se opone a la Constitución y a la soberanía española”, repitió Rajoy, titular del ejecutivo.
Esta es la jornada tan esperada para que los independentistas demuestren un alto grado de adhesión popular. A esta carta se juegan todas sus posibilidades cada vez más menguadas por la enérgica oposición de la legislación española apoyada en los tribunales de justicia, las acciones fulminantes del Tribunal Constitucio- nal y las órdenes de acción que emitan los magistrados a los Mossos de Esquadra, la Guardia Civil y la Policía Nacional, las tres fuerzas de seguridad estatal, presentes en Cataluña.
Anoche partieron unos dos mil ómnibus cargados de familias, siempre las grandes protagonistas de las Diadas, desde todos los rincones catalanes. Miles de participantes también iniciaron su viaje en automóviles, ómnibus y trenes. Este corresponsal cubrió para Clarín algunas de las Diadas y quedó asombrado ante el progresivo aumento de la multitud que en 2014 alcanzó los 1,8 millones en el recorrido de once kilómetros en la Gran Vía y la avenida Diagonal. Para los soberanistas este año hay un dato muy auspicioso. Ya son casi 400.000 las personas inscriptas para ayudar a los organizadores. En la edición pasada el número fue menor.
Puigdemont aprovechó la oportunidad histórica (que tiene consecuencias) para realizar la expresión de sus objetivos más transparente, clara como el agua fresca. Ante el diario Avui declaró que está de seguro que el referéndum del próximo primero de octubre tendrá lugar inevitablemente. Sobre la ilegalización del Tribunal Constitucional, sostuvo que “no puede parar nada ya que hay una nueva legalidad que lao ampara”.
“Añadió que la Diada será un ejemplo de movilización masiva y de civismo. Haremos la movilización más trascendente en la historia del país y convertiremos la Diada del Sí (al referéndum) en el tsunami de una ilusión: llegar a la independencia del primero de octubre”. Carmen Forcadell, presidenta del Parlamento, ha sido la brillante organizadora de las Diadas independentistas. Ningún partido tiene su capacidad organizadora ni las entidades independientes que dirige o inspira: la Asociación Nacional Catalana y OMNIUM.
El recorrido tiene un objetivo símbólico. El epicentro de la movilización será el cruce entre Aragó y Paseo de Gracia, donde las inmensas columnas formarán una Equis (X) expresando el “Sí” al referéndum. Habrá actos de partidos y organismos culturales, espectáculos y los tradicionales “castillos Catalanes” en una extensa zona. El recorrido estará divido en 48 tramos y comenzara a las 16 (cinco horas menos en Argentina).
Como insisten muchos medios españoles, ha llegado “el día D” en la peor crisis institucional de la democracia española. El punto culminante llegó con las 48 horas negras del jueves pasado en el Parlamento regional cuando la mayoría separatista arrolló a los legisladores de la oposición. El resultado fue un gran escándalo que ha desprestigiado al independentismo, incluso en muchos sectores próximos. Las dos leyes que ha engendrado este “golpe de Estado”, como lo ha caracterizado la oposición, son la ley de Referéndum y la de Transitoriedad y Fundación de la República que consagran esa “nueva legalidad” de la que habla Puigdemont y una ruptura total con España.