Clarín

El falso pastor que terminó preso junto a seis policías por un secuestro extorsivo

Mauricio Puñales. En las redes sociales se ufanaba de participar en operativos donde detenían a delincuent­es y los agentes lo llamaban “El Jefe”. Pero cayó preso por secuestrar a un hombre en dos patrullero­s y exigir un rescate de 60.000 pesos.

- Esteban Mikkelsen Jensen emikkelsen@clarin.com

Puñales decía ser pastor de un templo que no está inscripto en el Registro Nacional de Cultos.

En el barrio, Mauricio Puñales era “el pastor justiciero”. Al menos de eso se ufanaba en las redes sociales, adonde publicaba las fotos de esa tarea “comunitari­a” que desarrolla­ba junto a los agentes de la Policía Local de La Matanza, durante los operativos en los que detenían a ladrones y vendedores de drogas. Era una versión similar a la de otro autodenomi­nado superhéroe como “Capitán Menganno”, el ex policía que patrullaba las calles de Lanús Este a bordo de su moto, vestido con un traje azul y con el rostro enmascarad­o. En este caso, Puñales no llevaba ninguna indumentar­ia particular, pero los propios uniformado­s lo llamaban “El Jefe” y

lo llevaban a los procedimie­ntos. Hoy, a sus 44 años, tiene un traje a rayas y le hace honor a la simbología timbera, ya que está en la cárcel, acusado de haber planificad­o y concretado el secuestro extorsivo de un hombre al que se llevaron cuatro policías en

dos patrullero­s. Así, “el pastor justiciero” espera el inicio del juicio oral en su contra, junto a seis agentes de la fuerza de seguridad comunal del distrito más populoso del país.

La historia que llevó a prisión a los siete imputados tuvo su origen el 7 de febrero pasado. Eran las cinco de la tarde cuando Ismael Báez Peralta salió de su casa y fue intercepta­do por un móvil de la Policía Local de La Matanza, con otro de apoyo. La víctima iba caminando con su pareja. En la esquina de Vilela y Comercio, en Virrey del Pino, tres agentes con uniforme, y exhibiendo sus armas reglamenta­rias, se bajaron de una de las camionetas de la Fuerza y se lo llevaron cautivo. Así lo tuvieron durante casi cuatro horas.

Los captores no se anduvieron con eufemismos a la hora de planificar el hecho. Cuatro días antes de concretarl­o, crearon un grupo de WhatsApp que bautizaron “Ponela tío” (ver “Ponela...). En la causa -a cargo del fiscal federal N° 2 de Morón, Hernán García, y su par de la Unidad

Fiscal Especializ­ada en Secuestros Extorsivos (Ufese), Santiago Marquevich- constan diálogos clave.

“Sabemos que sos ‘transa’. Sabemos que tu papá es ‘transa’. Llamá a tu papá para pedirle dinero”, le advirtiero­n los policías al secuestrad­o. No les importó que Báez Peralta les respondier­a que su papá había muerto y que el resto de su familia estaba en su país de origen, Paraguay.

El hombre fue trasladado a un descampado situado a la altura del kilómetro 3 de la ruta 40, también en Virrey del Pino. Allí le exigieron que llamara a alguien de su entorno para pagar un rescate. Entonces se comunicó con un amigo, al que le rogó: “Me llevó la Policía, quieren 60.000 pesos”. No sólo le pegaron y amenazaron con cortarle dos dedos, sino que le dispararon dos veces a su lado para amedrentar­lo. Además, le robaron lo poco que llevaba encima: una billetera con documentos, 30 pesos y una cédula de identidad paraguaya a su nombre. “Largalo ya, se pudrió... nos

denunciaro­n”, escribió uno de los integrante­s del grupo, tras lo cual soltaron a la víctima.

La actuación de Puñales en este caso, para los investigad­ores, no fue secundaria. Los agentes involucrad­os apelaron a sus vínculos para intentar frenar sus propias detencione­s, luego de que la pareja de Báez Peralta denunciara el secuestro. El falso pastor, nacido en Uruguay, decía ser ser el jefe de la Secretaría de Protección Ciudadana de La Matanza y que colaboraba allí “ad honorem”. Sin embargo, no figuraba en ningún registro de la Municipali­dad.

Cuando cayó detenido, el 1 de marzo, en el Hospital Santojanni de la ciudad de Buenos Aires, Puñales declaró

que realizaba tareas de seguridad privada en boliches de La Matanza y que colaboraba con la Comuna, lo cual fue desmentido por las autoridade­s. Además, su huella digital aparece en el vidrio de uno de los dos patrullero­s usados en el episodio.

Puñales declaró que era pastor del Ministerio Evangélico “El Justo por la Fe vivirá”, que no está inscripto en el Registro Nacional de Cultos. Además, sostuvo que su tarea era detectar delitos “in fraganti” y darles aviso a las comisarías de La Matanza, las locales, la Departamen­tal y las brigadas. Y que reportaba a los máximos jefes de estas fuerzas.

En los últimos días, los fiscales García y Marquevich solicitaro­n la elevación a juicio de la instrucció­n al juez federal N° 2 de Morón, Jorge Ernesto Rodríguez. Los seis policías implicados son María Florencia Romero (24), Matías Ezequiel Brítez (29), Juan Leonel Peña (25), Alejandro Gabriel Gómez (24), Sebastián Alfredo Renversade (30) y Gabriel Alejandro Rodríguez (33). w PRINTED AND DISTRIBUTE­D BY PRESSREADE­R PressReade­r.com +1 604 278 4604 COPYRIGHTO­RIGINAL COPY . ORIGINAL ANDCOPY . ORIGINAL PROTECTEDC­OPY . ORIGINAL BY COPY APPLICABLE. ORIGINAL COPY . ORIGINAL LAWCOPY

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En primer plano. Mauricio Puñales (44), con dos móviles de la Policía Local de La Matanza detrás suyo.

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