Clarín

El mundo de la prostituci­ón pintado en sepia

La miniserie dramática cuenta, con elegancia y notable despliegue de producción, cómo era el negocio del sexo en la Londres del siglo XVIII. El relato se apoya en la mirada de las mujeres hacia su entorno, y no en la de los hombres hacia ellas.

- Diego Jemio

“Harris’s List of Covent Garden Ladies”. Ése era el nombre del catálogo anual de prostituta­s de la Londres georgiana, publicado entre 1757 y 1795. En cada una de las entradas de los libros -por supuesto de autoría anónima-, se publicaba detallada- mente la apariencia física y las “especialid­ades sexuales” de casi 200 mujeres de la zona de Covent Garden y West End. Ellas, por su parte, elogiaban a sus clientes o criticaban duramente sus malos hábitos. Esa producción de prosa erótica, según se calcula, vendía alrededor de ocho mil copias anuales en aquella época.

Esos libros fueron una base fundamenta­l para la construcci­ón del guión de Harlots, la miniserie dramática de la señal FOX Premium (va los domingos a las 23) que cuenta cómo era el negocio del sexo en la Londres del siglo XVIII. Los ocho episodios de la temporada ya están disponible­s en el aplicación de FOX y en Canal 1 de Cablevisió­n HD y en la carpeta On Demand de Flow.

En esos años, en una ciudad cosmopolit­a y en auge, una de cada cinco mujeres se ganaba la vida vendiendo su cuerpo. La prostituci­ón no era legal, pero servía como medio de vida a miles de mujeres.

El programa tiene como punto de partida la vida de dos propietari­as de burdeles: Margaret Wells (Samantha Morton) y Lydia Quigley (Lesley Manville). La primera quiere mejorar la situación de sus hijas, Charlotte y la preferida Lucy, mientras que la otra es la despiadada empresaria de un negocio refinado. Ambas mujeres entrarán en una lucha de dinero y poder en el marco de una de las actividade­s más prolíficas de la época.

El relato de Harlots es ágil y muestra la prostituci­ón sin tapu-

jos, con una mirada realista, quizá cimentada en aquel viejo catálogo de las chicas de Covent Garden. Aunque Margaret y Lydia cultivan una enemistad irreconcil­iable, en la mirada de la serie tienen algo en común: para ambas la prostituci­ón es un vehículo (quizás el único posible en el ambiente) para conseguir algo en un mundo exclusivam­ente masculino. Ese logro puede ser la independen­cia económica o el ascenso social en la economía brutal de una de las grandes capitales del mundo. En el contexto de la ficción, ése es el único empoderami­ento posible de las mujeres.

“La historia está contada a través de la mirada de estas mujeres y no con la mirada puesta en ellas. Lo importante es cómo ven el mundo y no cómo son vistas por los hombres”, dijo Alison Owen, productora ejecutiva de la serie, en una reciente entrevista realizada a raíz del lanzamient­o global. Sus palabras explican la mirada de género que tuvo la producción, que fue guionada, protagoniz­ada y dirigida por artistas mujeres.

La factura técnica de la serie, coproducid­a por el canal británico ITV y la plataforma de streaming estadounid­ense Hulu, es impecable como sucede con otras excelentes series de época en el competitiv­o mundo de las series. Los vestidos con innumerabl­es botones, las pelucas y una fotografía de gran factura son un viaje directo y sin distraccio­nes a aquella capital británica de mediados de 1700. A lo largo de los ocho episodios,

Harlots construye una historia sólida. Muestra cortesanas de carne y hueso, personas que enfrentan los grandes riesgos del oficio; la serie también le dedica tiempo a narrar la violencia que proviene de los clientes y del Estado que las oprime sin piedad. Son mujeres que se enfrentan a un mundo complejísi­mo y están obligadas a tomar decisiones dolorosas. Hay poco de alegato fácil y mucho de buenas historias en una serie que vale la pena descubrir y que el año próximo pondrá al aire su segunda temporada.

 ??  ?? Propietari­a de un burdel. Lydia Quigley (Lesley Manville) interpreta uno de los dos personajes centrales. El otro está a cargo de Samantha Morton.
Propietari­a de un burdel. Lydia Quigley (Lesley Manville) interpreta uno de los dos personajes centrales. El otro está a cargo de Samantha Morton.

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