Clarín

El festejo por el Día del Maestro que terminó en pesadilla

El catamarán en el que celebraban con una cena show encalló porque bajó la marea. Pasaron la noche a bordo y tuvieron que caminar 300 metros en el agua para llegar hasta la costa.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

Iban 123 personas en un catamarán que encalló frente a la costa de Olivos porque bajó la marea. La mayoría eran docentes que participab­an de una cena show. Tras esperar toda la noche, Prefectura los evacuó caminando por el agua.

“Chicos, por favor, vayan todos juntos a la popa y salten con esta canción. El barco se paró. A ver si podemos destrabarl­o”, dijo el DJ por micrófono. Eran alrededor de las 4.50 de la madrugada del lunes. La panza del catamarán La Libertad había encallado en el lecho del río, a 300 metros de la entrada al Puerto de Olivos. La cena show había terminado dos horas antes, las mesas estaban replegadas a los costados para armar espacio de pista, el juego de luces del techo mutaba de verde a rojo, y de ro- jo a azul. Los vidrios, empañados. Era el festejo del Día del Maestro de 123 pasajeros, 86 mujeres y 37 hombres. Un festejo que la bajante abrupta de la marea frustró.

Improvisar un pogo al ritmo de canciones que las maestras ya no recuerdan fue la medida inicial para liberar la embarcació­n. No funcionó. “Algunos se pusieron a saltar. El DJ era bastante insistente. Lo repetía. Nosotras -un grupo de siete mujeresnos quedamos sentadas y confundida­s. No sabíamos si era una dinámica de juego o qué”, dijo a Clarín Julia que no es Julia, pero es docente, estuvo en la fiesta y quiere resguardar su nombre. “Es que cuando el barco se encalló no hubo aviso, ninguna frenada abrupta, no es un auto. Solo un parate, que percibimos con los minutos”.

Una bajante feroz, que dejó el río a una altura de 20 centímetro­s, era la razón de la pausa. Una mezcla mala entre viento y marea, que obligó a los maestros a pasar la noche en el barco y permanecer hasta las 12 del mediodía, cuando recién pudieron ser rescatados por Prefectura Naval. En el medio, una madrugada con hombres y mujeres saltando en la popa, siguiendo las órdenes del DJ.

En el grupo había un falso Ricardo Arjona y un falso Andrés Calamaro. Las tandas de música sonaban -la canción de Titanic incluida en el set, en la barra se ofrecía 2x1 para relajar, también había sándwiches de miga gratis. Julia revisaba su celular, veía en el GPS que estaba cerca de la costa, abría el sitio web de Prefectura, llamaba a la guardia. Otras maestras la imitaban.

“El primer alerta nos llegó a las 4.30. Primero se envió a tres prefectos que, con trajes de neoprene y dos motos de agua, fueron acercándos­e. La inspección determinó que no podíamos llegar con gomones o motos. La bajante era muy acentuada”, explicó el jefe de Prefectura de Olivos, Horacio Aranda. Un rescate a pie fue la solución propuesta. En el lecho no había botellas, hilos de alambre, ni pozos que peligraran el plan. Ya había amanecido y el clima de festejo había mutado a caras serias, mujeres descompues­tas en el baño, hombres mirando al río, ninguna respuesta de los organizado­res de la fiesta.

Divididos en grupos de 20, todos con chalecos naranjas amarrados al cuello, sujetos a una soja con un prefecto abriendo la fila y otro cerrándola -como nenes de jardín cruzando una calle- los 123 pasajeros fueron evacuados. Entonces el Día del Maestro mostró su cara más diluida: maquillaje­s corridos, botas altas llenas de agua, zapatos de taco que no servían para caminar sobre bancos de arena.

"Llegué al puerto poco después de las 12. Fuimos el último grupo. Una compañera tuvo que ser derivada al hospital de Vicente López con un ataque de pánico. Todo feo, muy feo, olvidable", agregó Julia. Estaba lejos del entusiasmo que tenía la semana pasada, cuando pagó por siete entradas anticipada­s. Cada una a $ 500. "Vamos a hacer juicio. Antes de zarpar habíamos reclamado por una factura, nada nos dieron. Fue el primer indicio de la irregulari­dad que seguiría hasta el día siguiente".

El catamarán Libertad pertenece a la Empresa de Transporte­s Fluviales Pfluger. "El domingo alquilamos la embarcació­n a un tercero para el evento. El Libertad tiene capacidad máxima para 192 pasajeros, eran 123 y había 220 salvavidas. Es mentira que faltaran salvavidas o que el barco no tuviera el instrument­al necesario para salir al río", dijo Hugo Nicolás Pfluger, encargado e hijo del dueño de la empresa. Él y su padre no son desconocid­os para Prefectura. La compañía tiene 20 años de experienci­a en navegación en la zona. Pero su trayectori­a no evitó la apertura de un sumario en el que se evaluará si deben

ser multados, sancionado­s o si su habilitaci­ón será cancelada.

Llegué al Puerto a las 12. Estuve en el último grupo. Fue todo muy feo, olvidable”. Julia Una de las maestras evacuadas Nos hicieron ir a todos hacia la parte trasera y saltar para ver si el barco se liberaba”. Alejandro Músico, imitador de Arjona

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NÉSTOR GARCÍA Fin de fiesta. Miembros de Prefectura acompañan a las docentes hacia la orilla.
 ?? FOTOS: NÉSTOR GARCÍA ?? En fila. Efectivos de Prefectura participar­on de la evacuación de los docentes, que caminaron en fila y sosteniend­o una soga para llegar hasta la orilla.
FOTOS: NÉSTOR GARCÍA En fila. Efectivos de Prefectura participar­on de la evacuación de los docentes, que caminaron en fila y sosteniend­o una soga para llegar hasta la orilla.

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