El Papa criticó a Maduro y pidió que la ONU se ocupe de la crisis humanitaria
“No sé qué cosas tiene en su mente”, dijo cuando le preguntaron por las críticas del líder venezolano al Vaticano.
Con “el ojo en compota”, como él mismo les dijo a los periodistas que lo acompañaban ayer en el vuelo de regreso a Roma tras una visita de cinco días a Colombia, en alusión al golpe que se dio contra el vidrio del papamóvil el domingo en Cartagena, Francisco ofreció la habitual rueda de prensa en el avión. La simpática salida reflejó su buen talante pese a la intensidad del viaje, que mudó en gesto adusto cuando le preguntaron sobre Venezuela y, en particular, acerca de la peculiar interpretación del presidente Nicolás Maduro, quien días pasados dio a entender que el pontífice era comprensivo con su gobierno en contraposición con el Vaticano y la Iglesia venezolana, supuestamente ajenos al interés del pueblo. Por primera vez, entonces, Francisco salió al cruce de Maduro. “Eso que dice el presidente Maduro que lo explique él; no sé qué cosas tiene en su mente”, afirmó. Y defendió su compromiso, como el del Vaticano, con la búsqueda de una salida a la crisis ve- nezolana. “La Santa Sede ha hecho mucho: designó un enviado, trabajó con el grupo de cuatro ex presidentes (en una mesa de diálogo) y nombró un nuncio (embajador papal en el país) al más alto nivel”. “Asimismo –añadió-, yo he hablando de esta situación con personas –recibió el año pasado al propio Maduro en el Vaticano- y públicamente tantas veces en el Ángelus, buscando siempre una salida, ayudando, ofreciendo una vía para salir”. Inmediatamente propuso la intervención de las Naciones Unidas ante la gravedad de la crisis en Venezuela y la falta de resultados para encontrar una salida. “La situación es muy difícil, pero lo más difícil es la situación humanitaria que debemos ayu- dar a solucionar y creo que las Naciones Unidas se deben hacer sentir para ayudar a encontrar una solución”. El jueves, tras una multitudinaria misa en Bogotá, Francisco recibió a una delegación de obispo venezolanos, quienes precisamente le informaron sobre el agravamiento de la situación política y de las penurias por falta de alimentos y medicamentos en su país, según informó la Iglesia venezolana.
El domingo en Cartagena, tras rezar el Ángelus en el santuario San Pedro Clavel, que lleva el nombre del jesuita que hace cuatro siglos asistía a los esclavos que eran desembarcados en el puerto, Francisco pidió “que se rechace todo tipo de violencia en la vida política y se encuentre una so- lución a la grave crisis que está viviendo Venezuela”. Señaló, además, que esa crisis “afecta a todos, especialmente a los más pobres y desfavorecidos de la sociedad”, al tiempo que expresó su cercanía “a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida”. En el vuelo de ida a Colombia, en el saludo a los periodistas, el Papa había pedido “un diálogo” que permita una “hermosa estabilidad” en Venezuela. Y en el telegrama que le envió a Maduro con motivo de sobrevolar el espacio aéreo venezolano (algo que es costumbre en la diplomacia vaticana) había abogado “rezando para que todos en la nación puedan promover los caminos de solidaridad, justicia y concordia”. De los actos y misas en Colombia participaron venezolanos que emigraron a ese país escapando de la opresión y las carencias. En un trayecto había pancartas contra Maduro.
El Papa también fue consultado sobre la decisión del presidente norteamericano, Donald Trump, de derogar un decreto de Barak Obama que permitía aplazar las deportaciones de cientos de miles de inmigrantes llegados ilegalmente a Estados Unidos cuando eran niños, conocidos como “dreamers” (soñadores). Entonces, Francisco le pidió a Trump que reconsidere la medida. “Tengo la esperanza de que la reconsidere, porque yo lo escuché definirse como un hombre ‘pro-vida’, un defensor de la vida. Y un buen pro-vida entiende la importancia de la familia y que se debe defender su unidad”.
Francisco fue más allá sobre las consecuencias de la medida. “Cuando los jóvenes se sienten explotados al final pierden la esperanza. ¿Y quién se la roba? La droga, las otras dependencias, el suicidio juvenil. Y eso ocurre cuando les arrancan de sus raíces. Es muy importante tener raíces. Los jóvenes desarraigados hoy piden ayuda, quien recuperar sus raíces”. Unas 800 mil personas podrían ser deportadas al revocar Trump -cumpliendo una promesa de campaña- el llamado programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia.
Por otra parte, el Papa le agradeció al Ejército de Liberación Nacional – que aún negocia la paz con el gobierno colombiano- el alto el fuego por cien días a partir de octubre que acordó con las autoridades.