A cuatro décadas de la primera Copa que conquistó Boca, esa que nunca se olvida
Con tres protagonistas, Clarín revivió en la capital uruguaya un hito de la historia del club. “Pudimos cumplir el deseo de todos los hinchas, sobre todo del Puma Armando”, recuerdan.
Gatti acumuló 745’ con el arco en cero, récord para el club en la Copa. Néstor Scotta le hizo el primero.
Desde este lateral embarrado del Centenario, como aquella noche húmeda y nublada de 1977, Mario Nicasio Zanabria podría meter un cambio de frente con su fina zurda para la proyección de Jorge Daniel Ribolzi por el andarivel del 8, mientras Ernesto Enrique Mastrángelo tira una de sus típicas diagonales de derecha a izquierda. Marito también podría descargar hacia atrás con Pancho Sá, a la espera de que retroceda el Toti Veglio para organizar el ataque. O dársela a Mouzo, si vienen a presionar, para que el enorme Roberto la despache a campo contrario. ¿Cómo que no? ¿O acaso el futbolista no lo es toda su vida? Qué importa una rodilla inflamada, un esguince mal curado, un dolor en las articulaciones. Ellos aún son jugadores y, aunque físicamente se parezcan poco a aquellos gladiadores que supieron ser, tienen un corazón de campeones, ese que hace cuatro décadas los empujó a la gloria. Los tres se habían destacado du- rante 1975 y Juan Carlos Lorenzo los creyó capaces de jugar en Deportivo
Ganar Siempre, metáfora perdurable con la que se refería a Boca.
Mastrángelo procedía de Unión, que ascendió en 1974 y al año siguiente se clasificó cuarto, con Lorenzo como DT, después de haber sido escolta de River durante 23 de las 38 fechas del Metropolitano. “Para el 76 me llamaron de San Lorenzo e Independiente y le avisé al Loco ( Heber le dice
Loco a Lorenzo). Él me dijo: ‘Andá a Independiente, en San Lorenzo no hay un mango’. Fui y me reuní con José Epelboim, histórico dirigente del Rojo. Ya estaba para irme cuando me llamó el Loco. ‘No vayas a Independiente que arreglé con Boca’, me dijo. Y me vine con él”.
Ribolzi llegaba de Atlanta como volante ofensivo, característica que mantuvo y a la cual le agregó combate. “Anduve bien en el partido que le ganamos 4-2 a Unión en Villa Crespo, hice un gol y creo que ahí el Toto se fijó en mí”, cuenta el Ruso.
Zanabria era ídolo leproso desde que un agónico gol suyo a Central le dio a Newell’s su primer título. “Nos conocíamos con Gatti de la Selección y en la pretemporada del 76, en Necochea, Hugo (Mario le dice Hugo al
Loco) me avisó que Lorenzo quería hablar conmigo. Nos juntamos en una confitería y me avisó que le iba a pedir mi pase a Armando”.
Los tres estuvieron en la definición superclásica del Nacional 76, la del gol de tiro libre del Chapa Suñé. “Esa fue la primera de cinco finales, prác- ticamente, porque nos cruzamos dos veces en la Libertadores 77 y dos en la del 78. Imaginate lo que sería ese Boca que River, base del seleccionado argentino, no nos metió un gol en cinco partidos”, relata Mastrángelo.
“En el 77 debutamos justo contra River en la Bombonera. Mouzo hizo el 1-0 sobre la hora, de rebote tras un penal. El Pato Fillol se había atajado todo”, evoca Ribolzi. “En aquellas Copas jugaban el campeón y el subcampeón de cada país. Y se clasificaba sólo uno por grupo. Se ponía bravo adentro y afuera”, añade Zanabria.
“Fue clave el que le ganamos acá (por el Centenario) a Peñarol. En esa Copa metí un gol nada más y fue esa noche, después de un pase bárbaro de Veglio. Viste cómo jugaba el Toti, ¿no? Como Zidane. O mejor” ( Heber).
“Era difícil que nos convirtieran. Fijate que en esa Copa terminamos con el arco invicto los ocho primeros partidos. Recién nos hicieron un gol en la semi con Deportivo Cali” ( Ruso).
“Con los colombianos fue una guerra: Lorenzo vs. Bilardo. El día del reconocimiento nos corrieron a piedrazos. Y durante el primer tiempo del partido jugábamos cinco minutos y peleábamos otros cinco” ( Marito).
El largo camino a la corona concluORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY
Entre el 77 y el 79, Boca les ganó a Cruzeiro y a Atlético Mineiro, dos equipazos, además de eliminar dos veces a Peñarol, dos a River y dos al Deportivo Cali”. El Ruso Ribolzi Jugué con Maradona, con Alonso, Jota Jota, Luque... Los mejores son mis amigos de ese Boca de Lorenzo: fuimos campeones del mundo en Alemania”. Heber Mastrángelo Cuando llegué, el Toto me puso de 9 atrasado, pero se dio cuenta de que le servía más en el costado. Eso sí: le tuve que agregar sacrificio”. Marito Zanabria
yó en Montevideo. Allí debía jugarse el desempate, luego del 1-0 en Buenos Aires y el 0-1 en Belo Horizonte. Rememora Mastrángelo: “Se postergó un día (de martes 13 a miércoles 14) por la neblina. No se podía jugar. Nos alojamos en el Ermitage, en Pocitos”.
“Yo entré por el Chino Benítez cuando faltaban 20 y me desgarré un rato después, en una que pateé al borde del área”, lamenta todavía Ribolzi.
Según Zanabria, “tendríamos que haber ganado en los 90. A lo sumo en los 120. Ellos tenían un arquerazo (Raúl). En el 75 los había eliminado Independiente en una semi y en el 76 salieron campeones contra River”.
Por eso, al empezar la edición del 77, la hinchada de Boca cantaba y saltaba: “A la Argentina / a la Argentina / vamo’ a traer la Copa que perdieron las gallinas”. Y la trajeron nomás.
“Pudimos cumplir el deseo de los hinchas, sobre todo del Puma Armando”, coinciden. El mítico presidente xeneize había sido impulsor del torneo, convencido de su valor. En 1963 se había quedado a un paso frente al Santos de Pelé. En 1971 fue la gresca con Sporting Cristal. En 1977 se dio el gusto. Además de los ya nombrados, colaboraron el Tano Pernía, Beto Tarantini, el fallecido Negro Tesare, Bordolino Felman, el Cholo Pavón, La
Pantera Rodríguez, Mario Carballo, Ovide, Bernabitti y Carlos Ortiz.
Al año siguiente repetirían y luego habría cuatro Libertadores más, tres con Carlos Bianchi. La primera fue aquella contra Cruzeiro. Y está para siempre en la memoria boquense.