Violencia en París en una protesta sindical con moderada participación
Marcharon contra la legislación laboral. Individuos con las caras tapadas coparon el sitio y atacaron a la policía.
El mayor test de la CGT francesa para enfrentar la reforma del código de trabajo del presidente Emmanuel Macron no fue favorable para el tercer movimiento gremial francés. La división del sindicalismo lo debilitó y solo concurrieron 60.000 personas según la CGT y apenas 20.000 para las fuerzas de seguridad. En todo el país marcharon 400.000 personas, en los datos de la central obrera. La marcha en París fue confiscada por la violencia de los anarquistas y los “casseurs” (hooligans), que mantuvieron fuertes enfrentamientos con la policía con bombas molotov, piedras y botellazos, tras su ola de destrucción en las cercanías de la plaza de Italia. Otras 180 manifestaciones se produjeron en Marsella, Toulouse, Lyon, Nantes, Nice, Le Havre, Bordeaux y Rennes .
Vestidos de negro, los anarquistas coparon desde el inicio la marcha en París. A su paso rompieron vidrieras en el área de la Bastilla y arrasaron con los kioscos vidriados que encierran la publicidad en las avenidas.
Intentaron ingresar a un banco, donde dejaron los vidrios rotos y las paredes pintadas. Se enfrentaron directamente con la policía a botellazos y molotov, con la cara tapada. La policía los dispersó con gases y un camión hidrante. La marcha fue frena- da para no confundir sus reivindicaciones con la de los violentos.
Desde su gira en las Antillas destruidas por el huracán Irma, el presidente Emmanuel Macron aceptó el primer desafío social de su mandato. La CGT, la FSU, Solidaires y la UNEF se unieron para protestar contra esta nueva fórmula del código de trabajo , que ellas han bautizado “ley de trabajo XXL”, que “sólo favorece a los patrones “y reduce el rol de los sindicatos y del tribunal arbitral en las disputas y negociaciones entre empresarios y trabajadores.
La CFTC, actualmente el primer sindicato de Francia y más moderado, y Fuerza Obrera (FO) decidieron no participar en las marchas. Van a continuar negociando con los empresarios, en una táctica diferente con la CGT “porque ahora hay otras formas de lucha”, dijeron.
Se preservaron para otras marchas. Un nuevo método, en un país que siempre ha condicionado a las reformas presionando desde la calle. Aunque una porción muy pequeña de sus militantes marcharon contra la reforma del código del trabajo y la ley laboral y sus “ordenanzas”, que serán aplicadas el próximo 21 de septiembre. El mismo día que la CGT ha vuelto a convocar a sus simpatizantes a otra manifestación para oponerse. “Es una primera marcha que se anuncia exitosa, con una muy fuerte movilización en la provincia”, dijo Patrick Martínez, el líder de la CGT. Añadió que estaba de acuerdo con las reformas laborales “pero rechazó darle plenos poderes a la patronal”.
En la plaza de la Bastilla había un aire de fiesta pero nostálgica, resignada . Un “dèjá vu” del pasado, sin demasiados jóvenes entre los manifestantes. A los globos institucionales de la CGT en el aire, del olor incon- fundible a salchichas merguez, la música de La Internacional y los puños en alto, era el humor individual el que aportaba la originalidad a la fiesta. Y una palabra obligatoria “Faineant” (pereza).
Muchos se habían convertido en un “hombre sándwich” para responder a esa dura adjetivación del presidente francés, que acusó a los franceses de ser “haraganes y cínicos”. ”Macron, el rey de los haraganes”se leía en la espalda de un dirigente de la CGT. “Macron, los haraganes marchamos hoy“sostenía un grupo de docentes militantes, preocupadas por los derechos del futuro de las maestras “.
Los sindicalistas fustigaron las “declaraciones provocadoras insoportables del presidente de la República. Nosotros sabemos que el quiere continuar las reformas”. Va a tenerlas en las jubilaciones, el seguro del desempleo, las formaciones profesionales. “El eterno debate es cómo luchar. No son estas jornadas a repetición los que van a hacerlo caer del pedestal. El rol de las organizaciones sindicales es transformar este descontento en colonia vertebral unitaria, hacer un verdadero frente de resistencia social y democrática .Es la perspectiva de una huelga general, como la de diciembre de 1995, que debe ser debatida desde ahora y paralizar sectores económicos claves”, sugirieron.