Las amenazas se acumulan y llevaron a reforzar la seguridad
“Las amenazas siempre se toman muy en serio y se trabajan desde el punto de vista de la seguridad y de la Justicia, pero no nos van a parar”, dijo la semana pasada Marcos Peña, jefe de Gabinete, en especial sobre las dirigidas a Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Desde diciembre de 2015 se acumu
laron los episodios que llevaron al Gobierno a reforzar aspectos de la seguridad de los funcionarios y algunos edificios públicos.
En la madrugada del 21 de junio un hombre a bordo de un Renault 19 derribó la reja e ingresó a la Casa Rosada por la calle Balcarce. Luego se determinó que el conductor padecía trastornos delirantes y había consumido drogas, aunque hubo relevamientos en los efectivos de guardia en la entrada y se decidió reforzar la seguridad con bolardos de hormigón.
A fines de agosto otro auto, un Susuki Fun, se metió por Balcarce y sus seis ocupantes fueron detenidos.
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La saga incluyó otras detenciones, como las de una mujer acusada de
amenazar por redes sociales a Antonia, la hija de Macri y Juliana Awada. “No la saques de tu casa. No me importa que sea una nena! Se que es un hija y a que colegio va”, había publicado. Y un hombre por una presunta amenaza telefónica, en la que advirtió que “la casa de Macri va a reventar”, entre otros casos. •
En el departamento particular de Macri, ocupado por su amigo Gustavo Arribas -titular de la Agencia Federal de Inteligencia- también hubo una amenaza de bomba. Dos personas fueron detenidas. Y unas semanas antes, dos jóvenes publicaron mensajes amenazantes escritos en árabe, como los del grupo terrorista Isis, con la supuesta intención de atacar la Casa Rosada y un shopping porteño. También fueron detenidos.
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Las amenazas de bomba en la Casa Rosada se sucedieron por momentos con frecuencia, cada una obligó a la revisión de cada sector por parte de agentes de la Brigada de Explosivos. •
La gobernadora María Eugenia Vidal recibió una serie de amenazas, como el cartucho de escopeta que le dejaron en su casa de Morón, deshabitada porque se había mudado a una base militar.
“El día de mañana le revientan el gobierno a Vidal”, fue una de las amenazas al 911 que obligó a una inspección en su despacho, una noche violentado por dos policías que ingresaron de manera irregular y revisaron los cajones del escritorio.
Delincuentes también ingresaron en la residencia platense de Federico Salvai, jefe de Gabinete de Vidal. Revisaron bibliotecas y cajones, sin llevarse objetos de valor.