El Gobierno busca enfriar la interna en Seguridad por el caso Maldonado
Las diferencias entre Bullrich y Burzaco, su segundo, se reavivaron. Ahora, apuntan a bajar tensiones.
La reunión fue el lunes, en el despacho de Patricia Bullrich. Allí, la ministra de Seguridad recibió a su vice, Eugenio Burzaco, en medio de un clima tenso. El disparador de ese encuentro fue una entrevista publicada el domingo en Clarín, en la que la líder de la Coalición Cívica Elisa Ca-
rrió se refirió, en el medio del caso Maldonado, a la interna en la cartera y denunció “una operación” para conseguir que Bullrich se apartara de su cargo, “vinculada con la salida de Juan Patricio Furlong (ex subsecretario de Inteligencia Criminal)”, socio de Burzaco, según la diputada.
Cara a cara se juraron que ninguno había estado detrás de las versiones que surgieron en distintos medios y dieron cuenta que las diferencias entre ambos se habían reavivado a partir del caso Santiago Maldonado. A sabiendas de que la Casa Rosada puso los ojos sobre el Ministerio y que esos rumores los dejaban mal parados por igual, acordaron redoblar sus esfuerzos para dejarle en claro al jefe de Gabinete Marcos Pe--
ña que, al menos esta vez, no había problemas.
Bullrich y Burzaco ya habían hablado el sábado por una nota de Perfil que dio cuenta de nuevos cortocircuitos entre ambos. “Patricia va a salir una nota sobre una interna, yo no tuve nada que ver”, le aclaró el número 2, cuando se enteró que saldría publicada horas más tarde. La ministra le creyó y acordaron guardar silencio. Pero los dichos de Carrió golpearon doblemente. Por ser Carrió, con el consiguiente impacto que genera en el escenario político. Y porque su afirmación se basó en un hecho concreto que sí sucedió y por el que incluso el propio Mauricio Macri tuvo que interceder: el apartamiento de Furlong.
Es que mientras Burzaco defendió su tarea, Bullrich quiso darle un vuelco rotundo al área de Inteligencia Criminal y ponerla bajo la órbita del secretario de Seguridad Interior Gerardo Milman. El desenlace del contrapunto es historia conocida: lo zanjó el Presidente, que validó a Bullrich.
“Hubo diferencias de estilo al principio. A Patricia le gusta estar sobre todos los temas y eso tal vez había incomodado a Burzaco, pero ya se habían arreglado”, aseguran cerca de Bullrich. Y entienden, también, el fastidio del vice por la salida de Furlong: “Es comprensible, a nadie le gusta que le toquen a su equipo”, dijeron.
Cerca de Burzaco, quien fue referente en Seguridad de Macri durante la gestión porteña, también admiten
“posiciones distintas” por la decisión, pero apuntan que una vez que definió Macri no hubo más discusión. “Hasta este tema no habían tenido diferencias en el año”, sostuvieron.
De ambos bandos adjudicaron las versiones a un tercero. Y hablaron de “fuego amigo”, dentro de Cambiemos. “Tal vez sea alguien que quiera venir a Seguridad y pensó que había una oportunidad”, dicen en la cartera.
Pero si bien las pruebas de ADN en los móviles de Gendarmería, que determinaron que no hubo rastros genéticos de Santiago Maldonado, fortalecieron a Bullrich y hasta Peña destacó la consistencia de lo que la ministra dijo en el Congreso, en la manera de encarar el caso hubo diferencias. “No estructurales, pero tal vez sí en el enfoque. Burzaco creía que no se debía ser tan contundente y había que dejar la puerta abierta a la posibilidad de que algún gendarme hubiera cometido un error”, explicó una alta fuente oficial. Bullrich, por el contrario, salió a defender férreamente a la institución. El perfil de bajo de Burzaco en este asunto alimentó aún más los rumores. “El Gobierno quiso que sólo Patricia hablara”, justificaron en su entorno.