Clarín

Corea del Norte insiste: no renunciará a su plan nuclear

- SEÚL, WASHINGTON. AFP Y EFE.

Tras los ensayos nucleares de Pyongyang el 3 de septiembre y las sanciones económicas de la ONU el lunes, el gobierno norcoreano dio ayer el paso obligado de las bravuconad­as. “La RPDC redoblará los esfuerzos para aumentar su fuerza y proteger la soberanía y el derecho a la existencia del país”, comunicó su cancillerí­a, según la agencia de noticias oficial KCNA.

En el baile entre Pyongyang y Washington que comenzó cuando Donald Trump asumió la presidenci­a de los Estados Unidos en enero, la fanfarrone­ría ha dejado de ser un recurso exclusivo del gobierno norcoreano. “Esas sanciones no son nada comparado con lo que al final va a tener que suceder”, había dicho antes el presidente republican­o.

El comunicado de la cancillerí­a norcoreana sigue a las declaracio­nes de su embajador en la sede de Naciones Unidas en Ginebra, Han Tae-song, en las que amenazaba a los Estados Unidos con “el mayor dolor jamás experiment­ado en su historia” por haber liderado la última y más drástica ronda de sanciones contra su país.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el lunes por unanimidad la octava serie de sanciones contra Corea del Norte para que renuncie a sus programas balísticos y nucleares. La resolución ordena un embargo en las exportacio­nes de gas hacia Corea del Norte, una limitación en el suministro de petróleo del país y una prohibició­n total en la compra de productos textiles norcoreano­s, la segunda fuente de divisas del país.

Hace poco más de un mes, ese mismo Consejo de Seguridad había aprobado otras sanciones que privaban al régimen norcoreano de un tercio de sus ingresos, principalm­ente con la reducción en las compras de carbón norcoreano por parte de China.

“Una provocació­n odiosa que busca privar a Corea del Norte de sus derechos legítimos a la autodefens­a y asfixiar su Estado y a su población mediante un bloqueo económico total”, escribió ayer el canciller de Kim Jong-un sobre las sanciones del lunes.

Washington y sus aliados confían en que el endurecimi­ento de las condicione­s económicas obligue al régimen a regresar a la mesa de negociacio­nes.

La administra­ción estadounid­ense quería imponer un embargo total sobre las importacio­nes norcoreana­s de petróleo, así como congelar los bienes de su dirigente, pero tuvo que rebajar su objetivo para lograr el acuerdo de China y de Rusia en el Consejo de Seguridad.

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