Tenemos autos muy inseguros
Nuestros vehículos tienen un atraso en materia de seguridad de entre 8 y 13 años
El Control Electrónico de Estabilidad no debería ser un artículo de lujo en un auto sino un elemento más de la seguridad activa de cualquier vehículo. Este adelanto tecnológico desarrollado por Robert Bosch de Alemania en 1995 es obligatorio para todos los vehículos fabricados y comercializados en Estados Unidos y Canadá desde septiembre de 2011 y en Europa, desde el 1 de enero de 2014.
El sistema de control de estabilidad, de acuerdo a investigaciones realizadas por organismos internacionales, redujo los siniestros mortales en rutas en un 30 a un 50%. Según un acuerdo alcanzado por la ANSV, Adefa y la Secretaría de industria, el ESC debería ser obligatorio solo para los nuevos modelos lanzados a partir del 1 de enero de 2018 en nuestro país. Es decir que ni siquiera alcanza a todos los vehículos sino sólo a los “nuevos modelos”. Sin embargo a pedido de los fabricantes de automóviles la medida se postergará hasta el 1 de enero de 2020.
Es sabido que nuestros vehículos, en general, tienen un atraso en materia de seguridad de entre 8 y 13 años y esta medida lo demuestra. Esto ocurre por cuatro motivos. El primero es que para los argentinos el atributo “seguridad” a la hora de elegir la compra de un vehículo, aparece en el 5° o 6° lugar mientras que para los europeos es el primero o segundo. Como sabemos, lo que el público no demanda, el fabricante no ofrece. En segundo lugar, para los que sí consideran a la seguridad del vehículo como importante, las fábricas la ponen a su disposición como opcional a precios exorbitantes, cuando a ellos les cuesta pocos dólares. En tercer lugar el Estado siempre ha sido laxo. Se “declama” por la seguridad vial pero se hace muy poco por ella. La pasividad que demostraron en los últimos 20 años es llamativa. En cuarto lugar siempre se esgrime la excusa de los acuerdos automotrices del Mercosur. Y digo excusa porque es solo eso. Los acuerdos entre países se pueden hacer para mejorar la seguridad vehicular y vial, como es lo que acontece en la Unión Europea, o para mantener el “status quo” como pasa aquí.