River juega a 2.500 metros y con mucha seguridad
Es un día festivo en Cochabamba, a 207 años de la gesta histórica encabezada por Esteban Arze. Por eso sus calles encumbradas, que mezclan grandes edificios y casas bajas, anoche empezaban a tomar color. Hubo un desfile de teas, una suerte de antorchas, a cargo de civiles y militares. Todo en el medio de un partido que también atrapa la atención en la ciudad. Porque juega Jorge Wilstermann, el crédito local que lleva el nombre del aviador que falleció a bordo del Junkers Ju-52, popularmente conocido como Chorolque, en 1936. Y el rival es River, nada menos. Entonces, el duelo de esta noche por los cuartos de final de la Libertadores a las 21.45 -una hora menos aquí- en el estadio Municipal toma mayor relieve.
Para combatir los efectos de la altura, 2500 metros sobre el nivel del mar, Marcelo Gallardo decidió ins- talarse en Santa Cruz de la Sierra y recién esta tarde viajará a Cochabamba. Anoche, ordenó un entrenamiento en el estadio Edgar Peña. Pero no dio pistas del equipo. Lo que no definió el Muñeco es si apostará a dos delanteros, con el colombiano Rafael Santos Borré como compañero de Ignacio Scocco, o reforzará la mitad de la cancha con el ingreso de Ariel Rojas, recuperado de la distensión en el aductor de la pierna izquierda que le impidió ju- gar contra Banfield. Si se tienen en cuenta los antecedentes, cada vez que viajó a una ciudad del altiplano, el técnico millonario agregó un volante. Bajo esta coyuntura, el Chi
no Rojas tiene más chances de jugar que el colombiano.
En tanto, volverá la defensa habitual. Jonatan Maidana se recuperó de la gastroenterocolitis que lo tuvo a maltraer durante los últimos días y que no le permitió entrenarse con normalidad y será de la parti- da. También se sumará a la última línea el paraguayo Jorge Moreira, que no se había concentrado contra el Taladro. En el medio, Leonardo Ponzio e Ignacio Fernández volverán a ser titulares.
En Jorge Wilstermann estará Cristian Chávez, Pochi, un viejo conocido de los Superclásicos. Habrá 1498 policías para garantizar la seguridad. No quieren que, independientemente del resultado deportivo, alguien arruine la fiesta.