Con el poder del dinero, Kazajistán construyó un equipo... sin kazajos
Los cuatro integrantes del rival argentino en la Copa Davis no nacieron en el territorio del país al que representan.
Recién el quinto tenista kazajo en el ranking mundial es... kazajo. Se trata de Denis Yeseyev, que está 528° en la ATP y que justamente ayer fue reemplazado por Timur Khabibulin, un uzbeco que juega para este país al igual que Mikhail Kukushkin, Dmitry Popko (ambos son rusos de naci-
miento) y Aleksandr Nedovyesov (ucraniano).
Contento de pertenecer a una minoría y feliz en su exótica excepción, Kukushkin, el mejor jugador local, no sólo nació ruso sino que además se siente ruso y habla ruso pero no compite como ruso. ¿Por qué? Porque en su país de origen sobran los tenistas de elite y en Kazajistán lo sedujeron con millones de tenges, la moneda de este país.
Sus compañeros y él juegan para la bandera de un país que no tenía siquiera una federación nacional hace menos de 25 años y que sedujo a cientos de jugadores de ex repúblicas soviéticas con la posibilidad de competir en la Copa Davis y en los Juegos Olímpicos, por ejemplo.
Algunos dicen que los más afortunados embolsan hasta 1 millón de dólares anuales, un dinero que seguramente sale de los bolsillos de Bulat Utemuratov, el kazajo más rico, que es el hombre fuerte del tenis de su país, llegó a ocupar un lugar en la Federación Internacional de este deporte y tiene un vínculo aceitado con las altas esferas del poder político. Por algo una gigantografía del presidente Nursultán Nazarbáyev domina desde lo alto el Centro Nacional de Tenis.
¿Cómo empezó todo? En octubre de 2007, el inefable Shamil Tarpischev, el mismo que a los 69 años sigue siendo el “dueño” del tenis de su país, se entrevistó con Nazarbáyev,
admirador profundo de este deporte, le llevó un regalo y se llevó un acuerdo. A cambio de una foto autografiada del equipo ruso campeón de la Davis ante Argentina con Davydenko, Tursunov, Youzhny y Safin, firmó un acuerdo para ayudar al desarrollo del tenis local, que hoy tiene su centro principal en Astana pero que cuenta con 12 centros regionales en uno de los países más grandes del mundo.
La ecuación fue simple: Tarpischev entregó jugadores para que se desarrollaran fuera de Rusia y Kazajistán se benefició con todos ellos perteneciendo al Grupo Mundial durante seis temporadas, durante las que consiguió cuatro veces llegar a los cuartos de final de la Davis.
El tenis de a poco va ganando su lugar entre los adeptos al deporte kazajo, aunque todavía está lejos de competir con el fútbol, el hockey sobre hielo, el boxeo, el atletismo y hasta el bandy, un juego que resulta muy popular por estas latitudes.
Lo seductor para los tenistas que adoptan la nacionalidad kazaja es que no están obligados a residir en este país y firman un contrato con cláusulas que premian los ascensos en el ranking y los logros con el equipo de la Davis. El mismo que desde mañana recibirá a la Argentina... con un equipo de las Naciones Unidas.
Nacimos en la antigua Unión Soviética y entonces no había esta división. Ahora estamos contentos de defender a este país”.
Andrey Goluvev, tenista kazajo
Este acuerdo ayudó a muchos jugadores rusos, que de esta manera consiguieron financiación extra de la federación kazaja”.
Shamil Tarpischev, dirigente ruso