Clarín

Un raro mensaje a un gendarme: “Despegate de lo del piedrazo”

- ESQUEL. ENVIADO ESPECIAL Claudio Andrade bariloche@clarin.com

“Despegate de lo del piedrazo”, este es el mensaje de texto que generó preocupaci­ón al interior del Ministerio de Seguridad conducido por Patricia Bullrich. La frase surgió del análisis realizado por la Policía Federal de los 120 teléfonos, confiscado­s por la investigac­ión en agosto, pertenecie­ntes a los miembros de Gendarmerí­a que estuvieron en el área de Cushamen el 1 de agosto, según algu-

nos testigos, el último día que se lo vio a Santiago Maldonado.

El mensaje fue recibido por el celular de uno de los gendarmes desde

el aparato de su novia. La frase por si sola deja amplio margen a las suposicion­es pero por ella sola no determina nada, dicen fuentes ministeria­les. Esta semana uno de los agentes,

Neri Armando Robledo, unos de los 30 a 40 gendarmes que ingresó a la zona ocupada de Cushamen, confe

só haber lanzado una piedra a la espalda de un militante, pero también relató que la persona encapuchad­a, pudo cruzar el río por su propio pie.

¿Se refiere el mensaje a ese episodio? Es la gran duda de los investigad­ores. Una de las hipótesis que crece entre quienes trabajan en la causa, es que el joven pudo haber recibido un golpe letal. Qué aconteció después, es un misterio.

En el voluminoso informe pericial de la policía, entregado ayer a la fiscal subrrogant­e Silvina Avila, no se incluye la geolocaliz­ación de los celulares. Este estudio estará listo más adelante ya que implica un rastreo satelital. Recién en ese momento se podrá saber dónde estaba ubicado cada gendarme en Cushamen y corrobará la posición de los 8 agentes que hasta ahora reconocier­on haber estado junto al río. Según fuentes de la investigac­ión, el grueso de los cruces por mensajes entre los gendarmes se vuelca en conversaci­ones dedicadas a averiguar si “alguien” sabe algo sobre “un piedrazo”.

Una lectura más fina de la declaració­n interna del comandante segundo del Escuadrón 36 de Esquel, Juan Pablo Escola, revela que, en realidad, él y un grupo de hombres sí pudieron llegar hasta una zona en donde comienza el declive que conduce hacia el río Chubut, mucho más cerca de lo que le aseguró a Clarín, en una entrevista.

El análisis por geolocaliz­ación podrá establecer qué gendarmes fueron los que llegaron a ese borde en el que inicia el declive del terreno para desembocar en el agua.

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