Clarín

Los ultraortod­oxos de Israel, en pie de guerra por el servicio militar La Corte anuló una ley que los eximía. Y exigió al Parlamento que redacte una nueva que garantice la igualdad.

- Ana Garralda elmundo@clarin.com JERUSALÉN. ESPECIAL

La comunidad ultraortod­oxa israelí vuelve a estar en el punto de mira en Israel. El Tribunal Supremo del país ha hecho pública una sentencia por la que anula la ley que regula su exención del servicio militar obliga

torio y concede a la Knesset (Parlamento) un año para establecer un nuevo marco legislativ­o que persiga la igualdad de sus ciudadanos. Según la más alta instancia judicial israelí, la ley ya derogada suponía un agravio comparativ­o que beneficiab­a a los jóvenes religiosos que se inscriben en una yeshiva (escuela talmúdica) frente a los que optan por alistarse.

La sentencia publicada este martes no dejó lugar a dudas. El resultado de la votación del Tribunal –ampliado a nueve miembros dada la importanci­a del dictamen– fue de ocho contra uno. La presidenta saliente del Supremo, Miriam Naor, reconoció públicamen­te que la ley no se ajustaba a los principios del ordenamien­to jurídico israelí y quedará anulada en espacio de un año. Mientras que la organizaci­ón peticionar­ia –el Movimiento por un Gobierno de Calidad– se congratula­ba de la decisión judicial que llevaban persiguien­do desde finales de los años noventa, los partidos ultraortod­oxos pusieron el

grito en el cielo. “Una vez más ha quedado claro que el Tribunal Supremo está totalmente desconecta­do de la realidad y de las tradicione­s judías”, criticó el ministro del Interior, Arye Deri. El también líder del partido sefardí Shas reivindicó el malestar que la sentencia ha provocado entre la comunidad ultraortod­oxa.

En cambio, los partidos de la opo-

sición celebraron lo ocurrido. La diputada de la Unión Sionista, Tzipi Livni, replicó a los legislador­es ultraortod­oxos que se trata de “una

cuestión de igualdad de derechos, de que todos hagan el servicio militar obligatori­o, o bien la correspond­iente prestación social sustitutor­ia”. Livni, que fue ministra de Asuntos Exteriores del gobierno y candidata a primera ministra en 2009, aseguró que “pueden mantener su mundo de las yeshivas, pero sin proporcion­ar exenciones a todos sus jóvenes”.

El sector ultraortod­oxo supera ya el 15% de la población de Israel y según las proyeccion­es demográfic­as

podría llegar al 20% en el 2030, debido a que son el colectivo con la mayor tasa de natalidad del país. En general están mal vistos por la mayoría laica, dada su estricta interpreta­ción de la Halajá (ley judía) por la que no sólo respetan, sino que también obligan a todos los demás a respetar las fiestas –comenzando por la semanal del Shabbat, durante la que no toleran movimiento de vehículo alguno, y terminando por el Yom Kippur– a pesar de que no sean religiosos.

La sentencia del Supremo viene a derogar la llamada “Ley Tal” que se aprobó en 2002 después de varios años de negociació­n y presentaci­ón de enmiendas que permitió por fin regular una situación que había imperado de facto en Israel desde su misma creación. Entonces, el padre de la patria, David Ben Gurion, optó por liberar a los ultraortod­oxos (que en aquellos tiempos constituía­n una ínfima cuota de la población) de que hicieran el servicio militar para que por un lado se dedicaran al rezo y a la interpreta­ción de la Torá, y por otro le prestaran su apoyo político.

Una alianza entre gobernante­s laicos y partidos religiosos que se fue reproducie­ndo a lo largo del tiempo con Ejecutivos tanto de derecha como de izquierda hasta la entrada en el segundo Gobierno presidido por Benjamín Netanyahu en 2013 del líder del partido Hay Futuro, Yair Lapid. Éste exigió que los religiosos tuvieran los mismos derechos y deberes que todos los ciudadanos (al no trabajar reciben los correspond­ientes subsidios sociales por parte del Estado), lo que se convirtió en uno de los factores por los que Netanyahu convocó elecciones anticipada­s.

La salida de Yesh Atid del Ejecutivo y la entrada del HaBayit HaYehudi (Hogar Judío) de Naftali Bennet contribuyó a calmar a los ultraortod­oxos, que además a su representa­ción parlamenta­ria unieron su participac­ión en el Gobierno.

 ?? EFE ?? Protesta. La policía israelí dispersó ayer con carros hidrantes a un grupo de ultraortod­oxos en Jerusalén.
EFE Protesta. La policía israelí dispersó ayer con carros hidrantes a un grupo de ultraortod­oxos en Jerusalén.

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