Clarín

Cansados de las tomas, muchos padres analizan ir a la Justicia

Quienes están en contra hacen reuniones y analizan medidas judiciales. Todavía hay 25 escuelas ocupadas.

- Ricardo Braginski rbraginski@clarin.com

Quienes están en contra de la medida de fuerza en las escuelas de la Ciudad hacen reuniones por su cuenta y analizan acciones judiciales si el conflicto se prolonga. El director del Normal 8, uno de los colegios ocupados, dijo que “las medidas son decididas por unos pocos alumnos”, pero el problema es que la mayoría que quiere clases “no va a las asambleas”. La protesta es en contra de la reforma de la secundaria que tiene como punto polémico un sistema de pasantías en empresas. La ministra de Educación porteña recibirá mañana a los centros de estudiante­s.

“No estoy en contra del reclamo, pero sí del recurso elegido: la toma debería hacerse en condicione­s súper extremas y ahora hay canales de diálogo concretos , me consta” afirma Liliana Anzaudo, madre de una alumno de cuarto año de la escuela Belgrano, una de las tomadas en la Ciudad. “Hay chicos enfermos de stress por

todo lo que está pasando. Se están perdiendo días de clases muy importante­s”, agrega Liliana Quiroga, madre de otra estudiante del mismo colegio. Cuando el conflicto por las secundaria­s porteñas entró en su cuarta semana, los padres en contra de las tomas ya empiezan a reunirse por su cuenta, analizan acciones judiciales y empiezan a ver cuáles son las formas de hacer sentir su voz. Clarín habló con algunos de ellos y con un director de escuela tomada, que cuenta cómo se vive la experienci­a. “Estamos en el frente de batalla, solos, desamparad­os y sin poder dar respuesta desde lo legal, administra­tivo ni pedagógico”, dijo Federico Deambrogio, vicedirect­or del Normal 8, cuyos estudiante­s decidieron ayer seguir la toma al menos hasta maña-

na. Deambrogio afirma que las medidas de fuerza son “decididas por unos pocos alumnos”, pero el problema es que “el resto no va a las asam

bleas”. Y critica al gobierno porteño por decidir una reforma sin consultarl­os y sin el suficiente conocimien­to del día a día en las escuelas. Todavía hay 25 colegios que se mantienen tomados en rechazo a la reforma de la secundaria, que tiene como punto más polémico las pasan

tías educativas en empresas y otras organizaci­ones en el último año. A última hora de ayer, la ministra de Educación Soledad Acuña anunció que recibirá a todos los centros estudianti­les, incluidos aquellos que se

guían tomados (ver La ministra...). Los padres que se oponen a las tomas de a poco empiezan a alzar la voz. Este fin de semana un grupo del colegio Pellegrini se autoconvoc­ó contra la toma como medida de fuerza porque “afecta el derecho constituci­onal a la educación de nuestros hijos”, según escribiero­n en la cuenta de Twitter @pelleconcl­ases, desde donde coordinan algunas de sus acciones. Ya enviaron una carta al rec-

tor del colegio y analizan ir a la Justicia si el conflicto se prolonga.

Otro grupo del colegio Buenos Aires también está teniendo conversaci­ones para ver si emprenden algún tipo de medida en contra de las tomas Las asambleas de los turnos mañana y noche de ese colegio decidieron ayer seguir con las tomas. En la de la tarde no hubo quorum. “La escuela está tomada por 5o7

alumnos sobre 400. Algunos padres los acompañan porque les parece ‘cool’. Los chicos no son consciente­s de lo trágico que es no tener educa

ción, responden mucho a la visión de sus papás. Además está todo muy po

litizado”, dice Anzaudo, que afirma que al Belgrano entran y salen sindicalis­tas de Ademys (gremio docente de izquierda) sin ningún problema.

“Los chicos deciden quién entra y quién no a la escuela. Si quiero entrar, ellos me dicen que firme un papel y no pienso hacerlo para no reconocerl­es esa autoridad”, cuenta Quiroga que, junto a Anzaudo, forman parte de la cooperador­a del Belgrano. “Queremos que haya un protoco

lo de toma y que los destrozos los paguen los padres de los alumnos que participan de la toma, que los profesores que apoyan este desatino paguen una consecuenc­ia. Ellos saben que este no es el marco para discutir la reforma”, agrega Quiroga. “Me desespera y entristece que la decisión de continuar con la toma esté en manos de estos chicos, que son incapaces de dialogar razonablem­ente, de escuchar al otro, de sentir empatía y respeto por el que piensa dis- tinto, que están siendo manejados por intereses mezquinos y ajenos. Y, lo más triste, que no comprenden la gravedad que implica no estudiar, para sus propias vidas,”, dice Anzaudo.

Como vicedirect­or del turno tarde, Federico Deambrogio es una de las máximas autoridade­s del Normal 8. Afirma que “la mayoría de los docentes coinciden en que hay que hacer cambios pero no de esta manera. La reforma considera, por ejemplo, que educación física, lengua, lenguas adicionale­s y arte van dentro de una misma área de conocimien­to. No me imagino cómo se puede hacer un trabajo integrador entre educación física y lenguas por ejemplo”, dice. Deambrogio dice que “el problema es cómo armaron la reforma y quién la armó. Nunca pisaron una escuela, ni armaron horarios de los docentes, porque cada docente tiene sus propios horarios y hay que negociarlo­s. Cuando les preguntamo­s, nos dicen que esto es ‘lo deseable’, que se junten en las áreas y decidan. ¿Y con lo no deseable, qué hacemos?”, afirma. El directivo continúa explicando cómo es la dinámica de su colegio en medio de la toma. Cuenta que los profesores cumplen su horario en el edificio de la primaria y que no les ponen falta a los chicos porque los días

serán compensado­s a fin de año. “Cuando empezó la toma hice el acta, avisé a la supervisió­n y fuimos a la comisaría porque había habido un robo. La comisaría tiene que saber que hay menores dirigiendo la escuela, que controlan la puerta y tienen registro de los visitantes. El instructiv­o del que se habló no es nuevo y nos llegó este año por canales oficiales. Nosotros somos responsabl­es, además, del patrimonio. Ahora, luego del cuestionam­iento del protocolo, no tenemos instruccio­nes”, dice. Fuentes oficiales le dijeron ayer a Clarín que, tal como se comprometi­ó con la Justicia, el ministerio de Educación avisó a los directores “que el instructiv­o que circula es apócrifo” y que no tiene validez.

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S. BOEMO Con el colegio tomado. “La medida es decidida por pocos alumnos, pero el resto no va a las asambleas”, dice el director del Normal 8.

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