Leonardo Di Lorenzo
Los futbolistas de Temperley tienen un ciclo sobre literatura en Radio Urbe. Les gusta predicar con el ejemplo.
Jugador de Temperley
Botines y micrófono
Conduce “Final del juego” un programa sobre libros en Radio Urbe (FM 97.3). “Nunca había tenido un compañero que le gustara la literatura”, cuenta de Ignacio Bogino, compinche en la cancha y al aire.
En el crudo invierno canadiense, Leonardo Di Lorenzo (36) sale del entrenamiento del Montreal Impact y se sienta frente a la tele a jugar a la Playstation. Después de una maratón fre- nética de fútbol virtual, “Tiki Tiki” siente que perdió cuatro horas de su vida -y algo de sus huellas dactilares. Está lejos de su familia, sus amigos, y hay que matar el tiempo. En la calle y en la televisión nadie habla de fútbol. Entonces decide empezar a leer. “De chico no leía nada. Estaba todo el día con el fútbol. Me vine a jugar a Canadá y abrí un poco la cabeza. Tenía un compañero evangelista que me taladraba la cabeza con religión. Y me puse a leer a (Charles) Darwin y a Richard Dawkins para poder discutirle con argumentos”, cuenta. Di Lorenzo comenzó a leer en las concentraciones, en los viajes a los par- tidos. Y se le hizo la costumbre de hacerlo todos los días.
En 2015, ya como figura de Temperley, llega al club del sur el defensor Ignacio Bogino (31). “En 17 años, nunca había tenido un compañero al que le gustara la literatura. Empezamos a recomendarnos libros y un día me dice que teníamos que hacer un programa de radio. ‘Estás loco’, le dije. Quedó en el aire. Pero en un viaje a un partido, fuimos a un bar y fue tomando forma”, cuenta.
Así es como surge Final del juego, el programa radial que “Tiki Tiki” y “Bogi” conducen en FM 97.3 (Radio Urbe, se puede escuchar por Internet), los mar- tes de 21 a 23, y que va por su segunda temporada. Este año, en el primer semestre, los conductores/futbolistas grabaron charlas con diversos personajes (Sebastián Wainraich, el escritor Leo Oyola) sobre un tema específico, para hacer programas temáticos.
“En el vivo seguimos hablando del tema, y se suma Leo De Bortoli (arquero del “Celeste”) para hablar de música” cuenta. ¿De fútbol no se habla? “La idea de la primera temporada era alejarse lo más posible del fútbol. Pero depende del invitado. Seba (Wainraich) es súper futbolero y era muy difícil sacarlo del tema. Con Leo (Oyola) hablamos mucho más de li- teratura y de cine”, agrega.
-¿El futbolista se cansa un poco de mirar fútbol y del debate futbolero?
-Es difícil. En Argentina prendés la tele y hay cien programas de fútbol. Encima con cero análisis del juego, sólo discusiones que no tienen que ver con eso. A mí me apasiona el juego. Después, todo lo que lo rodea no me interesa, me cansó un poco. Es más, literatura de fútbol, muy poco he leído: a Sacheri, y recién ahora agarré a Fontanarrosa.
-¿Escuchabas radio antes de hacer el programa?
-Sí, toda mi adolescencia escuché mucho la Rock & Pop: Day Tripper, de Juan Di Natale, que es uno de los próximos invitados. En Chile, que estuve mucho solo, toda las noches escuchaba a Dolina, alguien a quien admiro muchísimo.
-¿A quién te gustaría tener en “El final del juego”?
-Desde que arranqué tengo tres o cuatro dando vueltas en la cabeza. Dolina sería un lujo. Es difícil llegar y ade- más no sé si estamos preparados para hacerlo. Seba (Wainraich) era uno. Capusotto es otro, pero es complicado. Y “El Flaco” Menotti es otro. Ese es más posible, porque hay cierto contacto a través de amigos.
-¿Qué solés leer?
-De todo. No leía nada de ficción. Recién ahora empecé. Me gustan mucho Pablo Ramos y Leo Oyola. Y después: Dostoievsky, Kundera, Auster. Últimamente trato de mechar uno de ficción con otro de ensayo, o algo periodístico. Ahora estoy terminando uno de Martín Sivak, un periodista argentino. Y también estoy con uno de Noam Chomsky y unos cuentos de Mariana Henríquez.
-¿Intentan fomentar la lectura en el plantel?
-Trato de ir con el ejemplo, subir una foto leyendo en la concentración o en el viaje. Imponer es muy difícil. Varios compañeros nos han preguntado con qué empezar. En la última pretemporada, fuimos a tomar un café a una librería y tres pibitos que hacían su primera pretemporada nos vieron y nos preguntaron. Le regalamos un libro a cada uno. Eso nos encanta.
En Canadá, Di Lorenzo se la pasaba jugando a la Playstation. Y sentía que perdía su tiempo.