Clarín

EE.UU. y China acuerdan “maximizar la presión” sobre el régimen norcoreano

Según la Casa Blanca, esa es la consigna compartida por Washington y Beijing para poner fin a las amenazas nucleares de la dictadura de Kim Jong-un, luego del diálogo telefónico que sostuviero­n ayer Donald Trump y su par Xi Jinping.

- WASHINGTON. AFP, EFE, DPA Y CLARÍN.

Desde que en enero llegó al poder, Trump está reclamando a China que ejerza más presión.

“Maximizar la presión sobre Corea

del Norte”. Según Washington, esa es la consigna compartida por Estados Unidos y China para poner fin a las amenazas nucleares del régimen de Kim Jong-un. Un objetivo que, según el comunicado distribuid­o por la Casa Blanca tras la charla telefónica de ayer entre Donald Trump y Xi Jinping, se logrará con el “vigoroso cumplimien­to de las resolucion­es del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”.

Por el momento, el efecto del comunicado ha sido el contrario al anunciado. “El aumento de las acciones de Estados Unidos y sus fuerzas vasallas para imponer sanciones y presión sobre la República Popular Democrátic­a de Corea no hará más que incrementa­r nuestro ritmo para completar definitiva­mente la fuerza nuclear del Estado”, respondió el gobierno norcoreano un par de horas después. “(Estados Unidos) está divulgando la falsa afirmación de que las sanciones y la presión están orientadas a la llamada solución pacífica. Estados Unidos está estrangula­ndo y sofocando a un país y tratando de quebrar su voluntad”, dijo Pyongyang.

China ha sido hasta ahora el aliado más próximo de Corea del Norte, pero las repetidas pruebas nucleares y con misiles de Pyongyang están endurecien­do la posición del gobierno de Beijing. Pese a ello, la reconstruc­ción que la agencia oficial de noticias china hizo de la charla telefónica de ayer entre Xi y Trump fue mucho

más prudente que la de la Casa Blanca. Hubo un intercambi­o de “opiniones sobre la situación actual en la península coreana”, informó la agencia Xinhua. También, que Xi había expresado su solidarida­d al pueblo estadounid­ense por los dos potentes huracanes que sufrió en las últimas semanas.

Desde que en enero llegó a la presidenci­a, Trump está reclamando un mayor involucram­iento de Beijing en la batalla para frenar el avance armamentis­ta de Kim Jong-un. Pero Xi tiene que medir su respuesta para evitar una desestabil­ización excesiva en Pyongyang: si cae el régimen norcoreano, China tendría un alud de refugiados en su frontera y el avance de Estados Unidos como aliado estratégic­o de una nueva Corea unificada. Por eso y porque su ascendenci­a sobre Kim no es tan importante como sugiere Trump cuando le pide mayor intervenci­ón, China es junto a Rusia el país que aboga por una solución diplomátic­a y negociada al desafío norcoreano.

Trump está ya en Nueva York para una Asamblea General de la ONU a

la que no asistirá Xi. El dirigente chino debe enfrentar en los próximos días un importante congreso del Partido Comunista que consolide su liderazgo para los próximos cinco años.

El programa balístico y nuclear de Corea del Norte se perfila como uno de los temas en la cita anual de los líderes mundiales que abre formalment­e hoy. Pyongyang ya realizó su

sexto ensayo nuclear y varios lanzamient­os de misiles interconti­nentales, el último de ellos el viernes con un misil que sobrevoló Japón.

Tras el ensayo nuclear norcoreano del 3 de septiembre, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso la semana pasada un nuevo conjunto de sanciones a Pyongyang: se prohíben las compras de textiles del país, se congelan los permisos de trabajo para los norcoreano­s en el exterior y se limitan drásticame­nte sus suministro­s de petróleo y de hidrocarbu­ros alternativ­os.

Washington, que rebaja su dura propuesta inicial de sanciones para obtener así el apoyo de China y de Rusia en el Consejo de Seguridad, volvió a hablar este fin de semana de la opción militar. En una demostraci­ón de fuerza y con el claro objetivo de intimidar, cuatro aviones de combate F-35B y dos bombardero­s B-1B estadounid­enses sobrevolar­on ayer la península coreana. Según los medios surcoreano­s, el ejercicio consistió en simular bombardeos junto a la frontera con Corea del Norte. El Ministerio de Defensa del país se refirió a la maniobra como “parte de un entrenamie­nto disuasorio regular”.

Estados Unidos ya envió en otras ocasiones bombardero­s a Corea del Sur para demostrar su fuerza militar. Después de los ejercicios de ayer, los aviones estadounid­enses volvieron tranquilam­ente a sus bases en Japón y en la isla del Pacífico de Guam. Pero si Estados Unidos cumple con sus amenazas y avanza militarmen­te contra Pyongyang, expondrá la vida de millones de personas en Corea del Sur y en Japón. Entre ellas, las decenas de miles de soldados estadounid­enses desplegado­s en la zona.

 ?? AP ?? Aplausos. El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, el sábado, con sus mandos militares luego de una prueba de misiles cerca de la capital.
AP Aplausos. El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, el sábado, con sus mandos militares luego de una prueba de misiles cerca de la capital.

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