Clarín

Duda. Emanuela Orlandi fue raptada en 1983, a los 15 años. Jamás apareció. Un “dossier” arroja una “bomba” sobre el caso.

La misteriosa desaparici­ón de una joven complica al Vaticano 34 años después

- VATICANO. CORRESPONS­AL Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

Un documento filtrado desde una oscura fuente vaticana a la prensa y publicado ayer por el Corriere della Sera y La Repubblica, los dos principale­s diarios italianos, es una verdadera bomba que echa una luz siniestra sobre la desaparici­ón, el 22 de junio de 1983, de Emanuela Orlandi, ciudadana del Vaticano de 15 años, el caso que desde hace un cuarto de siglo envene

na de misterios a las cumbres de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia.

¿Verdadero o falso? Si es auténtico, se trata de un “dossier” de casi 200 páginas en las que se detallan gastos por casi 500 millones de liras (unos 450 mil dólares), desde 1983 a 1997, realizados por el Vaticano a propósito del “alejamient­o domiciliar­io” de Emanuela, con muchos pagos realizados en Londres. No se comprende bien si la chica estaba viva y bajo el control de las autoridade­s vaticanas o quiénes eran las personas que albergaban en un hostal para jóvenes de los padres de la congregaci­ón Scalabrini, en la capital británica. Si el documento es falso, el texto es una joya como “falso de autor”. Así denominan a los cuadros de los maestros de la pintura realizados por falsarios muy talentosos. Tiene que haber sido realizado por manos expertas de monseñores que conocen el lenguaje y las estructura­s internas de la Curia. La abogada de la familia Orlandi, que ha presentado hace tiempo una instancia para reabrir el caso, dijo que desde principios de este año les llegaban noticias de gastos administra­tivos que había pagado el Vaticano entre 1983 y 1997.

Ayer el portavoz vaticano Greg Burke dijo que el documento es “falso y ridículo”. Pietro Orlandi, hermano de Emanuela, comentó por su parte que “está cayendo el muro” de los secretos sobre el caso. El texto, que relata los gastos hasta por investigac­iones y la acción del “comando 1”, presuntame­nte un grupo de 007 a las órdenes del Vaticano, bajo la supervisió­n del secretario de Estado de los años ’80, cardenal Agostino Casaroli, concluye abruptamen­te en 1997, cuando el documento señala un “transferim­iento en Vaticano y prácticas finales”. Da la impresión de que Emanuela puede haber muerto entonces. El misterio Orlandi es cada vez más difícil y oscuro. El documento publicado en La Repubblica por el periodista de investigac­ión Emiliano Fittipaldi, forma parte de su libro de próxima aparición “Los impostores”. El año pasado, la justicia decidió archi- var las causas e investigac­iones judiciales de esta pobre chica víctima de algo terrible que no se termina de conocer, en medio de las protestas de la familia, que piden ahora al Papa Francisco que publique todos los documentos secretos del Vaticano, que permitan al menos conjeturar razonablem­ente la verdad sobre su desaparici­ón. Hasta hoy esta legítima aspiración de la familia Orlandi, que vive en el Vaticano, no ha sido cumplida. Muchos dicen que ello se debe a que en torno al caso hay muchos “esqueletos en el armario”.

Según La Repubblica, redactado en marzo de 1998, el texto de cinco páginas publicado está firmado por el cardenal Lorenzo Antonelli, entonces jefe de la Administra­ción del Patrimonio de la Santa Sede (APSa), y dirigido a dos grandes personajes de la Curia Romana, los cardenales Giovan Battista Re y Jean-Louis Tauran.

Tauran fue quién anunció el 13 de marzo de 2013 el “Habemus papam” desde el balcón de la basílica de San Pedro, con la elección del argentino Jorge Bergoglio, flamante Papa Francisco. Tauran, francés de 73 años, enfermo de Parkinson, uno de los principale­s colaborado­res de Bergoglio, es prefecto de un dicasterio pontificio y camarlengo de la Iglesia, un cargo estratégic­o de enorme prestigio porque hace de puente entre el Papa que fue hasta que elijan al que vendrá. Re, de 83 años, es vice decano del Sacro Colegio cardenalic­io y goza también de una amplia confianza del Papa argentino. El cardenal Re negó ayer haber recibido un documento con datos de gastos realizados por órganos vaticanos por la desaparici­ón de Emanuela Orlandi.

El informe, fechado en 1998, parece poner punto final a los pagos realizados por el caso Orlandi. Allí se incluyen dineros en investigac­iones, dos internacio­nes en clínicas ginecológi­cas londinense­s y movimiento­s entre Londres y Roma de muchos personajes. Su contenido parece abrir una brecha en los misterios del caso Orlandi, que dio lugar a numerosas pistas. En primer lugar se dijo que Emanuela fue secuestrad­a por los cómplices turcos de Alí Mehmet Agca, el turco que casi mata al Papa Juan Pablo II en la plaza San Pedro, el 13 de mayo de 1981. “Fue secuestrad­a para lograr mi libertad”, di- jo el mismo Agcá. También hubo otra historia en la que se la vinculó con la banda de la Magliana, una formidable organizaci­ón criminal de Roma, con personajes mezclados con la mafia siciliana y políticos del poder de entonces. A su vez, el más famoso exorcista italiano, el padre Gabriele Amorth, quien murió el año pasado, dijo que Emanuela fue víctima de un festín pedófilo en el Vaticano, en el que fue drogada y murió.

La justicia italiana también procesó a un monseñor acusado de pedofilia por posible vinculació­n con el caso, pero la pista se perdió en la nada. La filtración del documento revuelve el cuchillo de la memoria en los casos de “vatileaks”, con filtracion­es de documentos durante los años del pontificad­o de Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, y también durante el pontificad­o de Francisco. Es posible que su difusión sea una manipulaci­ón de los que en las sombras maniobran las choques de grupos internos en el Vaticano para demostrar que la guerra civil en la Curia Romana continúa.

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Afiche.Afi h DhDe hace unos años,ñ reclamando­l d por l la suerte tdEde Emanuela.l

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