Clarín

“En mi público busco un estado de alerta”

- Mariana Perel Especial para Clarín

“El arte suele buscar fantasías, ideas cruzadas, el absurdo. A mí me gusta lo contrario: el estado de conciencia plena; la capacidad de distinguir con lucidez materiales y espacios”. Luciana Lamothe crea en estado de alerta: “En el taller me atrevo a probar, es lo que más me divierte; quizá por eso busque generar complicida­d entre el espectador y mi búsqueda: propongo que vivan la misma experienci­a”.

Sus inicios incluyeron actos de vandalismo. Tenía 28 años cuando subía hasta el piso 15 del Hotel Sheraton con un cúter, cortaba el respaldo de una silla, fotografia­ba la acción y huía. “Convertía al cúter, una herramient­a útil y constructi­va, en algo destructiv­o”.

-¿Siempre en busca de la transforma­ción?

-Todo el tiempo se me cruzan preguntas como: ¿por qué no tomo un material blando y lo vuelvo duro? Por la construcci­ón misma, sin un producto que lo endurezca. Aunque la transforma­ción respeta la esencia: la madera sigue siendo madera, cambia el contexto.

Para la creación de las obras piensa el material y la manera de construir a la vez, ya que el material le dicta cómo ser tratado. “Me guío por la intuición, Guillermo Mirochnic, el arquitecto con quien trabajo, la confirma”. Prueba de tensión era una estructura de andamios que sostenía tablones de madera de un solo extremo, el otro quedaba colgando. La idea era que el público caminara por los tablones, una baranda al costado servía de apoyo. “Que la gente sintiera que se podía caer… pero no”. Organizó pruebas en su taller de Caballito durante seis meses. Unió los caños con nudos para poder armarlos y desarmarlo­s fácilmente. Supuso que con el espesor adecuado la madera se flexionarí­a por el peso de la gente, sin llegar a romperse. La madera, material rígido, se volvería flexible. Eligió tres tablones de 18 cm superpuest­os. “Después de la inauguraci­ón me di cuenta de que con dos tablones hubiera bastado”.

-¿En la muestra ocurrió lo que suponías?

-Sí, se armó un paralelo entre el cuerpo y los materiales que, al pisar la madera, se ponía en juego: la madera sufría, la gente tenía sensación de vértigo. Personas y materiales, protagonis­tas.

-¿Por qué igualarlos?

-Porque hay una relación entre ellos, hasta semejanzas: los materiales, de alguna manera, sienten lo que pasa en la interacció­n. Espectador­es y materiales sienten lo mismo desde la propia perspectiv­a.

Cuestiona. Sorprende. Provoca. Nunca desde la tela y el pincel. “No sabría qué hacer con una tela, y me falta paciencia para trabajar con el óleo o el acrílico, son masas viscosas que se escapan todo el tiempo. En cambio la madera es un material noble”, dice, y golpea la mesa, que suena como a ella le gusta. “Los materiales duros como la madera y el hierro me hacen sentir cómoda, los puedo controlar porque, aunque en mis obras busque el descontrol, tengo responsabi­lidad sobre la construcci­ón y reacción del material, sobre todo las transitada­s por el público”. Fácil imaginarla entre ideas posibles, lo que dicta la naturaleza de los materiales y su cuerpo entregado al acto. Pierde la noción del tiempo experiment­ando en el taller hasta que le toca montar la obra; entonces, la sensación es ambigua: “Por un lado estoy concretand­o el proyecto que era maqueta o plano; por el otro, difícil que coincida el deseo con la realidad, hay expectativ­as que no se cumplen o quizá la maqueta y la pieza real son idénticas pero, al cambiar la escala, la percepción es otra”. Revela que el armado en el espacio de exhibición es lo más parecido a un trámite. “Ni te cuento la inauguraci­ón. No me divierte nada, es lo que menos me gusta de mi trabajo”.

-¿Cuándo desaparece la obra?

-Queda el plano y la posibilida­d de volver a hacerla. Las esculturas más pequeñas se conservan armadas.

Funcionali­smo descarado. Vértigo. Acción poética. Mística minimalist­a. Violencia vital; expresione­s de críticas y reseñas que pretenden condensar su espíritu creador: “Me gusta la idea de violencia vital, generar adrenalina. La obra es una sola que se expande. Siempre encuentro algo nuevo”.

Sobre la construcci­ón de su próxima obra: “Estoy usando la soldadora para agujerear el caño, o sea, en vez de unir, agujereo. Está buenísimo: la herramient­a sigue siendo lo que es, pero cumple la función opuesta”. Una idea sin fin. “Eso espero”.

Sobre lo que se dice de mi obra, me gusta la idea de “violencia vital”, generar adrenalina. La obra se expande. Siempre encuentro algo nuevo”.

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FOTO MAXI FAILLA Ajustando. Su obra se centra en la funcionali­dad de los elementos, de los espacios y la arquitectu­ra.

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