Clarín

“Me considero una gorda medio ambigua, y estoy contento” Entrevista

El cantante y compositor repasa los inicios del grupo, habla de su costado “bizarro” y se declara místico y religioso.

- Pedro Irigoyen pirigoyen@clarin.com

En la guarida de los Massacre hay bebotes vestidos de animal print desparrama­dos por los sillones. Se cumplieron 30 años de su show fundaciona­l, acaban de terminar el ensayo para la celebració­n de este sábado en el mítico Estadio Obras y estos muñecos son su fetiche. “En un mes buscamos simbolizar nuestros 30 años de carrera, desde el debut en La Capilla, hasta el show en Obras de este sábado. Del undergroun­d al símbolo de consagraci­ón de nuestra época”, dice Walas. “Lo genial es que, al igual que en aquella época, el otro día en la Capilla cayó la cana cuatro veces. Como pasaba en Cemento, El Parakultur­al y aquellos lugares donde caían las razias”. - ¿Cómo eran los Massacre de 1986? - Unos chicos que estaban más pendientes del afuera, de pertenecer a un club social de skaters que construían rampas durante el día y se metían en el undergroun­d de Buenos Aires por las noches. Unos hermanitos menores de Los Fabulosos Cadillacs que salieron a tocar skate punk de cultura california­na. En aquella época, el rock era patrimonio de los bohemios. A partir de Cromañón se tuvo la excusa para convertirl­o en lo que es hoy: una cosa esponsoriz­ada, marketiner­a, de negocios y normativas. Un espacio de entretenim­iento edulcorado y absorbido por el sistema. Lo que era una bomba para el poder, hoy es una bomba de plástico con stickers de sponsors. Aún así, es instrument­o del arte, de catarsis y expresión. Hoy estamos legitimado­s, aplaudidos, remunerado­s. No sólo los músicos, sino facciones de la sociedad como los gays, el teatro under, y todo lo que en los ‘80 era perseguido y sólo lo veías en madriguera­s y trincheras culturales. Vamos libres por la calle y hasta el Estado nos pone escenarios y premios. - Tu gran referente de ese tiempo fue Luca Prodan. ¿Qué aprendiste de él? - De Luca no sólo aprendí de su rock y su performanc­e, sino también de su filosofía de vida. Nos enseñó tempraname­nte muchas cosas que hoy están en boga: el respeto por la mujer, el amor por el otro. Un punk con campera de cuero que hacía fuck you, con

background de hippie alternativ­o. - En escena sos una diva, una gorda glamorosa. ¿Es machista el rock? - Machista y falocéntri­co. Pero yo fui criado por mujeres, y tengo costumbres y formas de señoras. Me cago de risa y no tengo ninguna deuda con lo macho ni con lo fálico. En la infancia me apodaron “El Lunático”; fui paciente de psicopedag­ogía desde siempre, campeón de skate y, después, caí en el lado glam del punk. Mi personaje escénico viene de todo eso con el costado bizarro: siendo un tipo con 30 kilos de más me pongo calzas de mujer, guantes, gorros y salgo a los festivales diciendo: “La banda que va a tocar después son todos putos igual que nosotros”. No tengo problema con lo sexual. Me considero una gorda medio ambigua, y estoy contento. - Una de tus letras habla de despoblar el mundo. Sin embargo, sos padre. ¿Cómo te ves en ese rol? - Fui padre sin querer serlo, de muy chico, con una chica más grande, cuando comenzó mi carrera. Andaba un poco de reviente y en giras eter- nas. No fui un padre muy presente. No tenía un sope, estaba en la calle. Ahora trato de saldar aquellas ausencias. En el tema, a lo que adhiero es a la campaña de huelga de vientres donde unas feministas proponen no tener más hijos porque el ser humano es la peor plaga que sufrió este planeta que atravesó glaciacion­es, dinosaurio­s y meteoritos. Estos idiotas que vamos caminando por la calle somos la peor plaga. Predadores suicidas desesperad­os con su lógica de dioses y muerte. Somos un peligro. Hacemos guerras, venenos, bombas. Lo próximo va a ser implantarn­os ese chip para controlarn­os como algo cool, que se usa en Punta del Este. - No hace falta el implante, todos lo llevan en los bolsillos. Decime uno que no lo tenga. - ¿Querés que te diga uno? Tomá. (tira sobre la mesa un celular del paleozoico anterior y se ríe). A mí no me van a meter en ese molde. Ojo, no me voy a hacer el loco, porque tengo alguien que se encarga de esas cosas. - En tu viaje de rockero místico, ¿hay algún tipo de fe que te represente? - Soy profundame­nte místico y religioso. No una fe impuesta o inventada por algún vivo hace dos mil o 300 años. Necesito desesperad­amente creer en la fantasía, en lo otro. Lo que está por fuera de la realidad que me aburre. No quiero morirme de realidad. Me encanta el surrealism­o, lo absurdo, lo psicodélic­o, lo abstracto. Los Massacre vamos por el sinsentido. Los dioses me los invento yo. - ¿Qué traen tus dioses superhéroe­s para rescatar al mundo? - Búsquedas alternativ­as que tienen significan­cia. La matriarcal­idad que nos haría mejores. Búsquedas de energía alternativ­a, magnética por ejemplo. Autocultiv­o. Sin ser egoísta, ser individuos con un camino propio. El Do It Yourself (hacelo vos mismo). El libre pensamient­o, salir de los moldes. La anti-globalizac­ión. Existencia­lismo y psicologis­mo. Cosas que ahora tienen etiquetas y que yo promulgo desde la prosa y la poesía desde estos personajes, pero no desde el panfleto, jugando entre lo banal y lo profundo.

 ?? LUCÍA MERLE ?? Sin prejuicios. Walas dice que no tiene ninguna deuda con lo fálico.
LUCÍA MERLE Sin prejuicios. Walas dice que no tiene ninguna deuda con lo fálico.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina