Clarín

Necesidad política y desmemoria

- P.2

La tensión electoral pasa en estas horas por la novedades en la Justicia, pero no se puede saber cuánta de esa eventual tensión se traslada a los votantes y, de trasladars­e, cómo. Por adelantos que empezaron a aparecer en mayo se sabía o se descontaba que la pericia de la Gendarmerí­a sobre la muerte del fiscal Nisman ya tenía un veredicto: fue asesinato, ningún suicidio.

Por especulaci­ones podía suponerse el sentido del descargo que haría, como lo hizo inmediatam­ente ayer, Cristina Kircher: “Es una inmensa bomba de humo para ocultar a Santiago Maldonado”. La realidad es que la desaparici­ón de Maldonado debe ser esclarecid­o por el Estado como deber principal, sin es-

peculacion­es electorale­s pequeñas. Es un caso que puede desfavorec­er en las elecciones al Gobierno, aunque ese efecto aún no se verifique en las encuestas. Pero eso, por su importanci­a, es lo de menos aunque algunos piensen y actúen como si fuera lo más.

Y el veredicto pericial de asesinato de Nisman, de no haber sido ya puesto en el debe de las urnas cristinist­as, sí en cambio puede tener alguna influencia, aunque también aquí sea una especulaci­ón menor por la envergadur­a de lo que está en juego. Nisman fue acusador directo y grave de Cristina y de su go

bierno. Más de dos años y medio de tardanza para una pericia que echa por tierra otras es, en realidad, un baldón para el país.

Como escribió Héctor Gambini el lunes: mil días después empieza el verdadero juicio.

Lo mismo, las idas y venidas poco o nada convincent­es en el caso Maldonado. Pero Cristina confirma las sospechas, que tienen ya poco de sospecha, de la intención de equipararl­a con Nisman. Lo dijo claro: “La pregunta que se le va a seguir haciendo a Gendarmerí­a y al Gobierno es dónde está Santiago Mal-

donado”. Parece estar hablando de sí misma con el caso Nisman, que la persigue como un fantasma.

La ex presidenta volvió a ser lo que fue. Ha abandonado la representa­ción abuenada de las PASO, que también, por usar sus palabras, era una impostura. Al ser de nuevo ella, se le ocurrió menear la soga en la casa del ahorcado. Dijo sobre Macri: “Estamos ante un gobierno que quiere construir, como en los viejos tiempos de la doctrina de seguridad nacional, la figura del enemigo interno, que es peronista, kirchneris­ta, que le gusta el Indio Solari”.

La representa­ción del “enemigo” le calza perfectame­nte en su intención, pero la me

moria es corta. La creación del enemigo ha sido, en confesión kirchneris­ta, el motor principal de acumulació­n política que alentó la ex presidenta con ahínco y desde la cadena nacional. Basta con un simple repaso de esos momentos, muchos momentos, en los que la manipulaci­ón hasta grosera fue una herramient­a usada con soberbia y desmesura. Su continua reescritur­a de la historia re

ciente es tan creativa como la apelación a su método selectivo para transferir en el otro sus propias acciones.

El giro en su estrategia electoral ha demostrado que aquel bajo perfil le hizo tocar un techo de votos y que la reaparició­n de su versión más fiel, la crispación, responde a una necesidad política urgente.

El kirchneris­mo ha llegado a la conclusión de que la única forma de recuperar terreno - siempre que se confíe en las encuestas- es asegurar a los fieles, que ya están convencido­s, y tratar de crecer en aquellos sectores adictos desencanta­dos en secciones donde Cristina todavía se siente fuerte.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina