El fuego y el mar
“Te prendo fuego Mar del Plata”, fue la amenaza que se escuchó de alguien vinculado al sector pesquero cuando se enteró que los parques nacionales en el mar serán una realidad. La idea de proteger nuestro océano nació cuando el biólogo Claudio Campagna se puso a rastrear con un monitor satelital a un elefante marino hembra (Clara) por su errante periplo patagónico. Iba de Madryn a Las Malvinas, de allí a los fiordos chilenos antes de volver a Chubut. Entonces, quedó claro que no sólo había que cuidar una especie, sino a todo el ecosistema que la sustenta. Hoy son miles de personas detrás de esta iniciativa, pero el sector productivo la resiente. Y eso es una pena. Nuestra plataforma continental está sobrepescada. Y estos parques, si están en áreas significativas, serán reservorios naturales para que se recupere el recurso, que luego alimentará las áreas en las que sí se va a poder pescar. Pero para comprender esto hay que cambiar el chip mental. “En vez de darles miedo la manera en que se está usando el mar, tienen miedos asociados a la protección”, dice Campagna. Acaso quieran un mar estéril.