Canciones para tomar conciencia
Litto Nebbia y Miss Bolivia se sumaron a la iniciativa de Amnistía Internacional en favor de los refugiados.
Unos mil artistas -entre ellos Ed Sheeran, Jake Bugg, Emeli Sandé, Hot Chip, Ani DiFranco y Jesse & Joy, entre otros- en 300 ciudades de 60 países, pusieron sus voces al servicio de
Dales un hogar, una iniciativa impulsada por Amnistía Internacional y Sofar Sounds con el fin de llamar la atención sobre la crisis de los 22 millones de refugiados, que suman un 0,3 % de la población mundial.
En Buenos Aires, fueron Litto Nebbia, Miss Bolivia y Tomás Amante quienes aportaron sus músicas al formato de recitales íntimos, que también se replicaron en Rosario, Salta, Tucumán, Mendoza y Mar del Plata, con Ike Parodi, Evelina Sanzo, Lucía Tacchetti, Lucho Hoyos y Huge the Cara, entre otros.
“En un momento en donde juntarse en casas, como estamos haciendo hoy, era considerado subversivo, él hizo un tema de rock en español y abrió las puertas a un nuevo mundo”. Así presentó Hernán Pato, coordinador de Sofar, a Nebbia, quien relató a través de canciones su historia de exilio en México, durante la última Dic-
tadura Militar.
Sueña y Corre, del ’68, emocionó hasta las lágrimas a un venezolano que filmaba entusiasmado; Canción
del Horizonte, de 1981, hipnotizó a los más jóvenes y los llevó a Coplas del
musiquero –’90- para poder al final sonreír con Canción para los inocen
tes. “No la podía cantar en el ’79, porque me la prohibían, pero hoy quiero hacerlo”, comentó el músico.
En las paredes del galpón de Almagro había mapas y globos terráqueos recortados, partidos al medio y ensamblados. La decoración era una metáfora de la temática del encuen- tro. Los refugiados pierden su entorno y tienen que salir a buscar otro mundo. Ese fue el caso de David, nacido en Guinea, que llegó en 2004 a Argentina y que el miércoles compartió su historia. Con 14 años, tuvo que dejar África y cruzar el Océano Atlántico como polizón de un barco. Eran cinco, pero al puerto de San Nicolás, provincia de Buenos Aires, llegaron cuatro.
“Sólo nosotros que estuvimos ahí podemos realmente entender lo que fue”, confesaba con la voz entrecortada. Estuvieron siete días sin comer, y dos semanas internados cuando lle- garon al país para recuperarse. Luego, una familia local adoptó a David y logró encontrarse en su nuevo mundo.
Con su acento francés recordó su realidad africana. “Vivíamos en un pueblo de Guinea, cercano a Sierra Leona, cuando comenzó la guerra civil. No sólo cruzaron la frontera los refugiados, sino que también vinieron rebeldes que reclutan chicos para buscar diamantes. ¿Alguno vio la película Diamante de sangre? Bueno, así. En 2003, una mina supuestamente desactivada, que estaba en el campo sobre el cuál estaba mi barrio, explotó. Mi mamá y mi hermana murieron. Me subí a un barco para ir adonde fuese”. Hoy, a los 28, está filmando un documental de su vida, es músico y colabora con Amnistía Internacional.
Luego, la cumbia, de la mano de Miss Bolivia, distendió el clima. “Hagamos con la música un mundo menos de mierda”, propuso la activista por los derechos humanos, antes de tocar seis temas con dedicación especial a las causas sociales. No faltaron Paren de matar, el tema de lucha por #NiUnaMenos, ni el reclamo por la aparición de Santiago Maldonado. Mientras el ánimo del público -50 personas- fluctuaba entre la seriedad y la alegría contagiosa.
Finalmente, Tomate el palo, invitó al baile.“Litto me emocionó, y Miss Bolivia me hizo subir”, sintetizó Tomás Amante al subir al escenario para cerrar la velada.