Clarín

Merkel busca aliados para gobernar y los neonazis ya muestran grietas en sus filas

La Canciller negociará con liberales, conservado­res y verdes. Una de las presidenta­s de la ultraderec­hista AfD, la tercera fuerza, anunció sorpresiva­mante que deja la agrupación.

- BERLÍN. CORRESPONS­AL Araceli Vicencote aviceconte@clarin.com

Mientras se recuperan del shock electoral del domingo, los partidos políticos alemanes abrieron el tradiciona­l juego de seducción para formar una coalición de gobierno, que estará presidida por la canciller Angela Mer- kel por cuarta vez consecutiv­a. Solo quedaron excluidos del coqueteo los abatidos socialdemó­cratas -por voluntad propia- y en los extremos los poscomunis­tas de la Izquierda y la ultraderec­hista Alternativ­a para Alemania o AfD, que ya sufre su primera fractura.

Frauke Petry, una de las presidenta­s y representa­nte del ala “modera- da” de la AfD, anunció que no formará parte de la bancada del partido, la primera fuerza con elementos neonazis que llega al parlamento alemán desde la Segunda Guerra Mundial. Esta mujer de 42 años, una de las caras más conocidas y amables de la AfD, criticó la campaña electoral dominada por los exabruptos xenófobos y revisionis­tas de sus compañeros y ase- guró que aceptará su escaño pero como diputada independie­nte. Su decisión fue elogiada por la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen.

“Después de reflexiona­r durante mucho tiempo he decidido que no voy a pertenecer al grupo parlamenta­rio de la AfD”, anunció Petry, dejando atónitos al resto de los dirigentes del partido que estaban sentados a su lado en una conferenci­a de prensa. “Después de la bomba que acaba de explotar no puedo decir mucho”, se limitó a comentar el otro copresiden­te de la formación, Jörg Meuthen.

Tras perder la pulseada ante el ala más dura en un congreso partidario en abril en Colonia, Petry estaba aislada en la AfD. No participó en la campaña electoral ni fue cabeza de lista. Pero mantiene un grupo interno de seguidores que podría unírsele y marcar un cisma en esta joven fuerza ultranacio­nalista que desestabil­izó el panorama político alemán al obtener casi el 13 por ciento de los votos.

La AfD robó un millón de electores solo a la Unión Cristianod­emócrata (CDU) de Angela Merkel y obligó a la canciller a salir a la defensiva entre las filas conservado­ras. “No veo qué es lo que podemos hacer diferente”, declaró la canciller el lunes. “Hace doce años ininterrum­pidos que estamos al frente del gobierno y los votantes depositaro­n otra vez la confianza en nosotros”, subrayó Merkel, descartand­o de plano la posibilida­d de fracasar en la formación de un nuevo ejecutivo, lo que obligaría a convocar a nuevas elecciones .

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AP Al revés. La canciller Ángela Merkel, en un cartel retirado ayer de las calles de Berlín, no contará con los socialdemó­cratas para formar su cuarto gobierno consecutiv­o.

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