La Universidad de Barcelona, un bastión del “Sí” a la independencia
Postales. Clarín visitó el centro de estudios, tomado desde hace una semana por los estudiantes catalanes que militan por un sueño: “Votemos para ser libres”.
Esto no es la Sorbona en mayo del ’68 pero en ningún rincón de la ciudad se vive el fervor que late aquí, en la Universidad de Barcelona (UB), por el referéndum que podría determinar que Cataluña se convierta en una república independiente.
Mientras la tensión aumenta entre el gobierno catalán y el presidente español Mariano Rajoy por la votación que los catalanes piensan realizar el domingo 1° de octubre para plantear su autodeterminación, la sede del rectorado de la UB cumple su sexto día de toma. Este edificio neogótico y pro-renacentista que comenzó a levantarse en 1863, hoy es, además de la sede del rectorado, escenografía de la militancia por un sueño: “Votemos para ser libres”, dicen los carteles pegados en los bancos. “Adiós, España”, dice otro, escrito en varios idiomas, debajo de un mapa de la península ibérica al que una mano traviesa le quita Cataluña. “Se alquila dictadura a España”, se lee en el patio interno de la universidad. Retratos de Francisco Franco coronado con la leyenda “No votes” empapelan uno de los muros.
Jordi Vives tiene 24 años, estudió historia, cursó una maestría y está por terminar otra. Es, desde la toma del viernes, uno de sus voceros. “Hemos tomado la universidad como muestra de que los estudiantes damos apoyo al pueblo catalán y al referéndum del 1O (1 de octubre). Haremos también una huelga para demostrar que los jóvenes y los estudiantes podemos movilizarnos pacíficamente por la república”, dice.
“Nuestra generación no ve futuro en España. Es curioso, parece que el Estado español nunca nos quiso a los catalanes pero ahora sí nos quiere y por eso intenta impedir la votación. Este gobierno es una cárcel de pueblos. A ver si los catalanes somos los primeros”, dice el vocero de los estudiantes.
En ésta, la universidad que recibe más estudiantes de toda España -92.000 en cinco campus-, habrá diez mesas de votación donde, según el centro de estudiantes, más de 50.000 personas podrían pasar a responder si quie- ren o no que Cataluña se convierta en un Estado independiente.
No tienen pensado un plan B si los Mossos d’ Esquadra, la policía catalana, llegaran a cumplir lo que la Fiscalía Superior les está pidiendo: que precinten los lugares de votación, que desalojen a las personas que pudieran estar allí y que no permitan que los comicios se lleven a cabo.
“Los Mossos no lo harán. Nosotros aseguraremos que se haga el referéndum. Y si intentan impedirlo, la gente hará seguramente un escudo humano, sentándose en el lugar, dando muestra de desobediencia civil -dice Vives-. A las 20 horas del domingo iniciaremos a contar los votos y, 48 horas después, esperaremos que el presidente catalán declare la república.”
En las galerías del los claustros del primer piso, debajo de arcadas cuyos capiteles se han inspirados en la arquitectura catalana medieval, hay colchonetas, botellas de agua y de jugo, bolsas de dormir, medialunas envasadas, zapatillas, manzanas. Es el salón dormitorio de los estudiantes que se quedan durante la noche. Duermen pegaditos a la puerta de la prestigiosa biblioteca de filología. María Cantons tiene 19 años y pasó la noche aquí. “Me quedo porque tengo derechos como persona y como ciudadana que el país en el que vivo no está respetando”, dice.
“Se piensa que esto es un tema de independencia y, en realidad, es un tema de democracia -agrega Xenia Saumell, estudiante de educación pri- maria-. No se está respetando el derecho a votar que tiene la gente.”
A un costado del patio descubierto, donde ajeno al referéndum un estanque custodia un nenúfar, dos estudiantes buscan un prolongador para enchufar una impresora. Tienen dos resmas de hojas en blanco. “Imprimimos los lugares de votación para que la gente los pegue en los pasillos de sus edificios,” cuentan.
Algo parecido hacen los estudiantes que montaron mesas en la puerta de la UB, sobre la vereda de la Gran Vía de las Cortes Catalanas. Los más jóvenes asisten a los mayores: reparten las boletas por el sí o por el no que se utilizarán el domingo y les anotan los lugares donde deben votar. “Es información que la gente puede obtener online pero han cerrado algunos sitios de los ayuntamientos donde figuraban. Además, hay personas mayores que no tienen computadora en su casa o que no se llevan bien con la tecnología y no saben cómo averiguar dónde deben votar”, aclaran.
Ayer hubo un concierto de música que fue el preámbulo de un acto que se hará en la Plaza Universidad, frente a la UB, del que participarán referentes por el sí al referéndum. Entre ellos, el vicepresidente del gobierno catalán, Oriol Junqueras.
Anoche los estudiantes en Barcelona tenían con qué distraerse: jugó el Barça con el Sporting de Lisboa por la Champions y en el Olímpico tocaban los Rolling Stones. Sin embargo, aquí, entre los universitarios no se hablaba de otra cosa: el 1-O. ■
En la universidad de Barcelona prevén instalar 10 mesas de votación este domingo.