Clarín

Es riesgoso bendecir la violencia

- Osvaldo Pepe opepe@clarin.com

“Nuestro pueblo es cristiano, es justiciali­sta, no acepta las formulacio­nes falsamente revolucion­arias de quienes, en definitiva, no son sino una expresión del liberalism­o europeo…Por eso no es cierto que los curas del Tercer Mundo se alejen de la Tendencia. La fórmula correcta sería que la Tendencia se aleja de los curas del Tercer Mundo, como se ha alejado del Pueblo y del general Perón.” (Definicion­es del cura Carlos Mugica, asesinado a tiros el 11 de mayo de 1974, en el libro “El inocente, vida, pasión y muerte de Carlos Mugica”, de María Sucarrat)

Argentina es un país traspasado por violencias contrapues­tas, signadas por profundas fisuras ideológica­s. No es un fenómeno con tufillo a clima preelector­al, aunque lo tenga, ni mucho menos. Ni siquiera de los 70, aunque en esa década alcanzara niveles criminales tóxicos para cualquier país civilizado. En los orígenes mismos de la Revolución de Mayo ya andábamos cortando cabezas insurgente­s de quienes habían sido héroes en las Invasiones Ingle- sas. Los restos de Santiago de Liniers, por ejemplo, yacen en Madrid con una leyenda: “Los últimos Héroes de la Patria Vieja fueron las primeras víctimas de la Patria Nueva. Homenaje de la Marina de Guerra Argentina, agosto de 1960”, según describe el libro “Héroes y Villanos, la batalla final por la historia argentina”, de Luciana Sabina.

Hoy vivimos un tiempo preelector­al con el reclamo por Sergio Maldonado hecho bandera política, las tomas de escuelas bajo dominio opositor, un sindicalis­ta llevado preso por corrupto tras amenazar con “incendiar todo”, el patoterism­o y la amenaza en los actos de campaña y la insurgenci­a armada de sectores que se proclaman mapuches. Por si fuera poco, el grupo de sacerdotes Opción por los Pobres, de abierta identidad kirchneris­ta, tira leña al fuego y asegura que “un cristiano no puede darle su voto a un gobierno como éste”.

En rigor, esta agitación callejera, antecedida por piquetes y reclamos vehementes de ayuda social nunca interrumpi­da, tuvo un fuerte foco de advertenci­a en el acto de repudio al golpe del 24 de marzo. Allí, los organismos de derechos humanos, adherentes también al kirchneris­mo, revindicar­on por primera vez en un acto público la lucha armada, de Montoneros, el ERP y otras orgas. No diferencia­ron su ejercicio en dictadura o en democracia. En el primer caso la doctrina habla del “derecho de resistenci­a a la opresión”, con rastros lejanos en Platón y Santo Tomás de Aquino, hoy pilar del constituci­onalismo moderno. En el segundo se lo llama terrorismo a secas y tiene su contracara represiva: terrorismo de Estado.

En confianza, los curitas K debieran leer mejor al padre Mugica, el verdadero factótum de los curas villeros en los convulsos 70, amenazado por la Triple A y enemistado con Montoneros (genéricame­nte “la Tendencia”) a quienes acusó de alejarse del sentir popular y del peronismo genuino. Quizá entendiera­n mejor el fenómeno de la violencia política, aun de aquella en estado de latencia, y sus consecuenc­ias más temidas: incubar otra vez el huevo de la serpiente.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina