Carlo Ancelotti
Entrenador de fútbol.
En Europa también echan a técnicos por un mal resultado. El italiano había reemplazado a Guardiola en el Bayern Munich hace 15 meses y acumulaba tres títulos. Pero cayó 3-0 con el PSG de Neymar y chau.
No hay intocables en el mundo de los entrenadores. Ese banco que alguna vez Johan Cruyff definió con dramatismo como la silla eléctrica tiene una nueva víctima.
De poco le sirvió a Carlo Ancelotti su currículum deslumbrante, sus 14 títulos como notable mediocampista y sus 20 trofeos como entrenador que incluyen tres Champions League y la chapa de ser el único que ganó títulos en cuatro grandes ligas (Italia, Inglaterra, Francia y Alemania), más la famosa Décima Champions con el Real Madrid para agregar a España en su mapa. El Bayern Munich, líder mundial en proyectos y cumplimiento de contratos, decidió despedirlo tras la goleada sufrida (3-0) el miércoles ante París Saint Germain justamente por la Champions que Carletto también logró como jugador.
El italiano de 58 años, discípulo de Arrigo Sacchi y maestro de Zinedine Zidane, asumió en el Bayern en junio de 2016 reemplazando a Pep Guardiola y tenía contrato hasta 2019. El duro golpe ante Neymar y compañía más el flojo arranque en la Bundesliga (13 puntos en seis fechas y la desacostumbrada ubicación en el tercer lugar), más las críticas por mandar al banco de suplentes a Arjen Robben, Franck Ribery y Marc Hummels fueron demasiado. Tampoco le sirvió el crédito reciente: una Bundesliga y dos Supercopas locales ganadas con el gigante alemán. Le dieron salida. Y ahora suena Thomas Tuchel, ex Borussia Dortmund, como sus sucesor. Para el fútbol parece haber un solo tiempo de verbo, el presente.
La histeria llegó a Europa. En las grandes ligas se ha jugado un máximo de siete fechas y ya hay seis entrenadores que se quedaron fuera del banco. En la actual temporada la Bundesliga ya ofreció un antecedente con el despido del holandés Andries Jonker por parte del Wolfsburgo, que lo había contratado en febrero para evitar el descenso (objetivo que logró), pero que lo echó el 18 de septiembre tras obtener cuatro puntos en cuatro fechas. Hundido.
En España fue el turno de Luis Zubeldía, quien había arribado desde Independiente de Medellín al Alavés para sustituir a Mauricio Pellegrino. La aventura de Zubeldía en la glamorosa Liga de las Estrellas duró un suspiro de cuatro partidos. Lo echaron el 17 de septiembre después del 0-3 ante Villarreal: fue su cuarta caída en igual cantidad de partidos, y sin convertir goles. Afuera.
El segundo en la lista fue curiosamente el conductor del Submarino Amarillo, Fran Escribá, quien en una semana pasó de verdugo a víctima: fue cesado por un 0-4 ante Getafe. En Bélgica, al suizo René Weiler tampoco le alcanzaron sus logros recientes. Cuatro meses después de sacarlo campeón, el Anderlecht decidió prescindir de sus servicios. Dos victorias, tres empates, dos derrotas y el noveno puesto en la tabla figuran en su telegrama de despido. Nicolás Fru- tos, aquel delantero de 1,94 de altura, ex Unión, Independiente y San Lorenzo y que ganó siete títulos en el club belga como jugador, se hizo cargo del equipo en forma interina.
La envidiable Premier League tampoco escapa a la falta de paciencia que domina al fútbol mundial. Su primera baja en el actual campeonato es el holandés Frank de Boer, aquel notable defensor que entre otras cosas le hizo el largo pase a Dennis Bergkamp previo al gol que eliminó a nuestra Selección del Mundial 98. Frank, pleno de Ajax y Barcelona en su ADN, no pudo sobrevivir a cuatro derrotas en cuatro partidos, con siete goles en contra y ninguno a favor en el banco del Crystal Palace.
En la temporada anterior el Crystal Palace también tuvo dos técnicos (Sam Allardyce y Alan Pardew), pero no fue el único que movió el banco. También lo hicieron Swansea (fue récord, con cuatro entrenadores), Middlesbrough, Hull City y el campeón anterior, Leicester, que protagonizó el despido más resonante.
El italiano Claudio Ranieri logró el milagro de sacarlo campeón el 2 de mayo de 2016 y fue aplaudido por todo el planeta fútbol. Luego, el 10 de agosto, renovó su vínculo hasta 2020, pero el 23 de febrero de 2017 fue despedido, cuando los Foxes estaban en el puesto 17, a un punto de la zona del descenso, y sus jugadores se quejaban (y lo expresaron ante el dueño del club) de sus nuevos métodos de trabajo. En Argentina dirían que le hicieron una cama. Lo reemplazó su ayudante Craig Shakespeare, quien aún sigue en el cargo. Pero claro, los campeonatos europeos recién empezaron a rodar y la lista de víctimas crecerá. La histeria en el fútbol no es un invento argentino. ■