Clarín

¿Ahora Sampaoli tiene que seguir pensando en los jugadores de Boca?

- Enrique Gastañaga egastanaga@clarin.com

Tan fabuloso es este juego que se entretiene con las sentencias. De repente, las habilita y las fortalece hasta generar la sensación de que será muy difícil desinstala­rlas. Sin embargo, cuando ya parecen encontrars­e bien arraigadas, las desactiva con brusquedad total. El último ejemplo es Boca, con esta eliminació­n de la Copa Argentina todavía bien fresca disparándo­le múltiples dudas. Ahí está Jorge Sampaoli también sufriendo ese subibaja y tratando de sacar conclusio- nes. ¿Y ahora? ¿Cómo se mide a Pablo Pérez, a Fernando Gago, a Darío Benedetto y a Cristian Pavón después de las complicaci­ones que no supieron resolver contra Rosario Central?

Una parte ansiosa del mundo futbolero, aprovechan­do la elección de la Bombonera como escenario para el partido decisivo contra Perú, ya pedía una Selección Nacional con tono azul y amarillo. Es decir, ponerle la celeste y blanca al equipo de Guillermo Barros Schelotto, por supuesto sin sus extranjero­s. Algunas voces, entonces, solicitaba­n a Lionel Messi por Edwin Cardona, a Javier Mascherano por Wilmar Barrios y a un lateral izquierdo por Frank Fabra. ¿Y ahora?

Como si a la Selección no le fuesen suficiente­s sus propios interrogan­tes, se le agregan los que aporta Boca luego de su paso frustrante por Mendoza. Si Sampaoli pensaba en Gago para acercarle la pelota limpia a Messi y en Pérez para aportar claridad, movilidad y verticalid­ad desde la mitad de la cancha, ¿sostendrá esa idea con idéntica fuerza? Si evaluaba la chance de ubicar como centrodela­ntero a Benedetto para exprimir su dulce momento tanto adentro del área como afuera, ¿mantendrá esa posibilida­d con la misma vigencia? Si analizaba citar a Pavón como una alternativ­a de desborde, ¿continuará con esa intención?

Se supone que un entrenador no modifica su mirada sólo por un partido. ¿O sí? ¿Vale para este caso de la Selección: con su técnico recién asumido, apenas con dos partidos oficiales que dejaron las peores sensacione­s, casi sin entrenamie­ntos encima, con la clasificac­ión en juego nada menos que para un Mundial y con referentes bloqueados anímicamen­te por la cadena de finales perdidas?

No es la idea restarle méritos a Boca y a sus futbolista­s. Era un placer verlos en cancha o por televisión en las primeras cuatro fechas que transcurri­eron de la Superliga. Un equipo hambriento, intenso, rápido, con circulació­n fluida (y a veces hasta sutil), con desborde, contundent­e, bastante sólido para tanto protagonis­mo. Sigue siendo una interesant­e invitación ver a Boca.

Sin embargo, en la primera dificultad importante, en un marco tal vez similar al que Argentina encontrará ante Perú, a Boca se le apagó la luz. En gran parte, fue porque Gago y Pa- blo Pérez no lograron trascender ante las incomodida­des presentada­s por Central. Es más, el ex Newell's perdió la tranquilid­ad, como retrocedie­ndo a su peor versión. Y Pavón, sin las facilidade­s y sin los espacios encontrado­s ante los rivales anteriores, tampoco voló con tanta facilidad. Y esta vez no hubo gol de Benedetto...

¿Los pedidos de convocator­ia de jugadores de Boca eran justos antes y son exagerados ahora? ¿Podrían rendir Gago, Pérez y Benedetto igual que en Boca pero con otra camiseta, con otros compañeros, con otro entrenador y en un contexto de extrema presión, definiendo el pasaporte a Rusia 2018? La experienci­a negativa contra Central, al menos, obliga a pisar el freno. Tal vez todo lo malo que le pasó a Boca sea bueno para la Selección. Es que así Sampaoli podrá elegir sin tantos condiciona­mientos y con más elementos sobre la mesa para analizar. Entonces, el margen de error se achicará. Con Gago, Pérez, Pavón y Benedetto, ¿ahora qué hará? ■

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