Clarín

“No me voy a reunir con Macri: ¿qué le voy a decir?, ¿que renuncie?”

- Guido Carelli Lynch gcarelli@clarin.com

Hasta hace 60 días Sergio Maldonado se dedicaba a su emprendimi­ento de té artesanal en Bariloche, donde vive desde 1999. Desde hace dos meses, dejó en todo manos de sus socios para buscar a Santiago, su hermano, desapareci­do el 1 de agosto. Ese día hubo un operativo de Gendarmerí­a para desalojar el corte de la ruta 40 donde se manifestab­an integrante­s de la comunidad mapuche y varios gendarmes están siendo investigad­os. Sergio vive de gira entre Esquel, Bariloche y Buenos Aires, donde ahora habla con Clarín, en Amnistía Internacio­nal.

Luce sereno, pero está enojado. “Está pasando un momento de mierda”, explica sin eufemismos Andrea Antico, su pareja. Aunque las entrevista­s se convirtier­on en parte de su rutina, no se acostumbra. Acaba de llorar ante las cámaras de la televisión rusa.

Se le dibuja una sonrisa cuando recuerda que su hermano menor lo tildaba de "capitalist­a burgués", cuando él le recriminab­a su forma de viajar porque paraba en casas ajenas y estaciones. "Yo estaba equivocado, si yo hubiera desapareci­do, nadie se hubiera enterado. El hacía amigos en todas partes", afirma.

No tiene dudas. “A Santiago se lo llevó Gendarmerí­a”, sentencia. Apunta a la fuerza de seguridad, al juez recusado Guido Otranto y a la administra­ción de Mauricio Macri.

-¿Qué balance hace a dos meses de iniciada la causa?

-Con el anterior juez, todo fue negativo. También, con los medios y el Gobierno. Tuvimos que luchar. Tuvimos que demostrar que Santiago estaba en el corte. Cuando lo aceptaron, tuvimos que seguir volteando las hipótesis falsas. Ya estamos a 2 meses y Santiago no aparece.

-¿Le genera expectativ­a la designació­n del nuevo juez ?

-Tuvo un gesto que fue llamar a mis viejos, a mi hermano (Germán) y habló conmigo. No sé cómo va a seguir la causa. Por lo menos, es un aliciente que antes no teníamos. No tuvimos esta contención ni por parte del anterior juez ni del Estado.

-Calificó a Otranto como el abogado de Gendarmerí­a. ¿Sigue pensando lo mismo?

-Cada vez más. El último ejemplo fue cuando fui al allanamien­to en Cushamen y no me dejó ingresar por haberlo insultado. Al día siguiente, fui al juzgado y no me quiso recibir porque estaba con los abogados de Gendarmerí­a. Además, dejó participar en las testimonia­les a Gonzalo Cané (del ministerio de Seguridad). Todo lo que hizo fue para defender a Gendarmerí­a.

-De las hipótesis que se barajan en el expediente, ¿usted solo cree que se lo llevo Gendarmerí­a?

-No tengo dudas. Si no, que me demuestren lo contrario. Después de dos meses no pueden resolver qué es lo que pasó cuando eran la única fuerza de seguridad que estaba ahí.

-¿Cuáles son las principale­s contradicc­iones en el expediente?

-Los audios (de los celulares de los gendarmes)que hay. Primero, nadie había llegado al río, después fueron todos. Tendrían que investigar por ahí y por qué algunos de implicados en participar siguen de licencia.

-¿Tiene la certeza de que hubo inteligenc­ia sobre ustedes?

-Nos escuchaban. Recibimos un correo con un pedido para investigar nuestras propiedade­s. O son burros o lo hacen a propósito. Quiero que alguien se haga responsabl­e.

-¿Ustedes quería que el comisionad­o de Naciones Unidas supervisar­a la causa y el Gobierno se negó?

-Nos reunimos con Américo Incalcater­ra antes de que fuera citado por el Gobierno. Lo hicieron viajar desde Chile y lo rebotaron y nos rebotaron el pedido.

-¿Qué explicació­n se encontró a esa negativa?

-En la parte humana del Gobierno no están los derechos Humanos. No quieren reconocer que hubo desaparici­ón forzada.

-¿Le consta que hay visiones distintas dentro del Gobierno sobre cómo abordar el caso?

-El resultado es el mismo. Puede haber opiniones, pero la conclusión es una sola: no está Santiago. Son todos culpables o cómplices.

-¿Cambiaría algo si el Presidente lo recibiera?

-No me voy a reunir, menos ahora. Un gesto es al segundo día, después de dos meses ni quiero. Si lo veo en una cuadra, cruzo de vereda. Estuvo en La Angostura, se podría haber acercado. Es la máxima autoridad, podría haber enviado un mensaje.

-¿No tiene nada para decirle? -No tengo nada para decirle. ¿Qué le voy a decir? ¿Que renuncie? Es ridículo. Lo vota la gente. A Macri habría que decirle que un país no es una empresa, no es un negocio. Hay derechos humanos y sociales.

-Sí pidió la renuncia de Patricia Bullrich, ¿por qué?

-Porque dijo que nosotros mentíamos y que no colaborába­mos. Es al revés. Miente al decir que Gendarmerí­a no tiene nada qué ver, que no había entrado (a la Pu Lof) cuando están las pruebas. Salió a bancar algo que era imbancable en vez de a apartar a Gendarmerí­a. Protegió a quien no debía.

-¿El incidente no pudo ser responsabi­lidad de unos pocos gendarmes?

-No hay dos o tres. Fueron todos juntos los que participar­on del operativo. Se llevaron a Santiago, todos son culpables en mayor o menor medida.

-¿Se siente utilizado por el arco político?

-La diferencia la siento por parte del Gobierno. La crearon ellos al decir que el reclamo era politizado. No hubo nadie que pertenecie­ra a Cambiemos que se haya solidariza­do. -¿Con qué funcionari­os habló? -Al día 8 y medio -en ese momento contaba hasta las horas- se presentó (el secretario Gerardo) Milman, (el director de Violencia Institucio­nal Daniel) Barberis, y el director Matías Garrido. Me quedó claro cuál era la postura del gobierno: antiderech­os humanos. Por teléfono, solo hablé con Germán Garavano.

-¿No tiene reproches para con la colaboraci­ón de la comunidad mapuche de Cushamen?

-Colaboraro­n en la medida que pudieron. Tienen tiempos diferentes. Hay que entender que vienen de que no se los respete durante años. Fueron a declarar y al principal testigo, Matías Santana, lo tuvieron 12 horas esposado en el allanamien­to. ¿Cómo van a confiar en la Justicia si los tratan de esa forma? Tienen miedo. Si el juez tenía una certeza, no hubiera dejado de cruzar el río. Son todas excusas porque no tienen nada. ■

 ?? LUCÍA MERLE ?? Serio. Sergio Maldonado, el hermano del artesano desapareci­do, apuntó duro contra el juez Otranto y contra el Gobierno.
LUCÍA MERLE Serio. Sergio Maldonado, el hermano del artesano desapareci­do, apuntó duro contra el juez Otranto y contra el Gobierno.

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