Una respuesta a la irritación creciente
La avalancha a favor de la votación, que ha cambiado el panorama en estos últimos días, sobre todo las pasadas 48 horas, fue impulsada por lo mal que ha sido recibida la llegada de una flotilla de policías nacionales y guardias civiles. En Barcelona y Girona, los vehículos se despliegan con sus equipos y camiones cargados de material y hasta dos helicópteros que utilizarán las Unidades de Intervención.
Para muchos catalanes, que tienen siempre a flor de piel el largo conflicto con España, es un “atropello y una humillación como cuando nos invadió Franco”.
Los fervores nacionalistas han aumentado incluso en mucha gente que pensaba no ir a votar. Muchos les dicen a los periodistas que irán a votar NO a la independencia pero que acudirán a la convocatoria de la Generalitat secesionista para protestar por los excesos “de la represión” tanto policiales como judiciales.
Esta catarata se difunde transversalmente a todos los sectores de la sociedad catalana que está dividida, fracturada socialmente hasta en los grupos de amigos, en todos los ámbitos de convivencia y en las propias familias. Ya queda poco margen para el diálogo. Estás en el bando patriota o eres un “boutifler” (traidor).
El efecto mediático es significativo y alimenta un vuelco en los sondeos. Estos recuentos globulares son en su mayoría sospechosos de falta de precisión
La Generalitat anunció que un 60% de los consultados anuncian que concurrirán a sufragar. Están convocados 5.343.358 electores que podrán ejercer sus derechos en 2.315 colegios electorales y 6.249 mesas.
Los periodistas, muchos extranjeros, preguntan. “¿Y si la policía blo- quea los lugares de votación?”. Oriol Junqueras, vicepresidente y a cargo de la organización del referéndum, responde tranquilo y con una leve sonrisa que anuncia que tienen muchas cartas en la manga. “Nadie tiene que preocuparse. Habrá muchas otras alternativas”.
Madrid reiteró ayer, por intermedio de su ministro portavoz, que “no habrá ningún referéndum porque es ilegal”. Los separatistas decidieron convocar una consulta, reservada solo a los catalanes, a favor de la independencia y la proclamación de una República, con una alternativa de hierro: SI o SI. O por las buenas o por las malas.