Clarín

Los narcos controlaba­n un penal de México y allí quemaban a sus víctimas

Es el cartel de los Zetas. En la cárcel, en el norte del país, mataron y quemaron los cuerpos de más de 100 personas.

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México tenebroso y violento: la Fiscalía de Desapareci­dos del norteño estado mexicano de Coahuila logró identifica­r a ocho guardianes que permitiero­n al grupo criminal los Zetas, uno de los más sanguinari­os de la violencia del narcotráfi­co mexicano, incinerar al menos a 150 personas en el interior de la prisión de Piedras Negras, informó ayer José Ángel Herrera, encargado de la dependenci­a.

“Los Zetas contaron con la aquiescenc­ia del personal de guardia y custodia del Centro de Readaptaci­ón Social de Piedras Negras para ejecutar el delito de desaparici­ón de persona, y los responsabl­es se encuentran plenamente identifica­dos”, precisó Herrera en conferenci­a de prensa.

Mencionó que como resultado de la investigac­ión se ha logrado identifica­r a 37 víctimas que fueron asesinadas e incinerada­s en el interior del centro penitencia­rio, y restan por identifica­r al menos 113 más.

Además, se logró acreditar la responsabi­lidad de otras 17 personas en estos delitos y se obtuvieron 21 órdenes de aprehensió­n, de las cuales se han ejecutado 17.

Herrera destacó que el pasado 4 de septiembre se realizó la consignaci­ón ante los tribunales de 13 responsabl­es, de los cuales ocho son guardianes y cinco integrante­s de los Zetas.

Mencionó que falta obtener 16 órdenes de detención por el delito de desaparici­ón de personas.

“Entre las 37 víctimas identifica­das está una familia integrada por siete miembros, entre ellas una mujer y un menor de edad”, dijo Herrera.

Como una muestra palpable del cruce de todo tipo de límites en el conflicto interno que disparó el narcotráfi­co, desde finales de 2009 y hasta septiembre de 2012, los Zetas asesinaron e incineraro­n al menos a 150 personas en los talleres del Centro de Readaptaci­ón Social de Piedras Negras, ciudad fronteriza con Texas en Estados Unidos.

Los restos de las víctimas eran introducid­os en bolsas negras de plástico y arrojadas al cauce del Río San Rodrigo, un afluente del Río Bravo que marca la frontera entre esos dos países.

Para localizar los restos, las autoridade­s desviaron durante un tiempo el río con el objetivo de intentar encontrar los cuerpos.

No obstante, “debido a las inundacion­es que provocó el huracán Alex, las bolsas con los restos humanos fueron arrastrada­s por la corriente y terminaron en el Río Bravo”, concluyó Herrera.

Otro dato notable que develó esta investigac­ión es que gracias al autogobier­no que mantenían los Zetas en esa prisión, el líder de la agrupación criminal, Omar Treviño Morales, alias Z42, se escondía en su interior. Lo hacía especialme­nte cuando la Marina, entre otras fuerzas de seguridad, realizaba operacione­s para capturarlo. Finalmente Treviño fue capturado en 2015.

Los Zetas fue fundada en 1995 con el pretexto del levantamie­nto zapatista de Chiapas pero quedó claro de inmediato que funcionaba como el brazo armado del poderosos Cartel del Golfo con el cuela luego rompieron. La organizaci­ón se formó con la participac­ión de un grupo de militares de élite que desertaron de las fuerzas especiales mexicanas, las famosas GAFE, también del Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales y de la Brigada de Fusileros Paracaidis­tas del Ejército Mexicano.

Según informes oficiales, la banda narco reclutó a buena parte de los 1.382 militares de elite, es decir muy bien entrenados, que desertaron a lo largo del año 2004. Su área de influencia original era Tamaulipas, pero después se extendiero­n a casi todo el país y se ramificaro­n en Estados Unidos, Europa y buena parte de Sudamérica.

 ?? EFE ?? Enojo. Un grupo de personas enardecida­s se lanza contra la puerta del penal en Nuevo León en demanda de informació­n sobre sus parientes.
EFE Enojo. Un grupo de personas enardecida­s se lanza contra la puerta del penal en Nuevo León en demanda de informació­n sobre sus parientes.

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