Preocupación en barrios ricos de Río, al alcance de los tiroteos en la Rocinha
Cuando los tiroteos se intensificaron hace una semana en la Rocinha, la vida en la mayor favela de Rio de Janeiro se paralizó. Pero los disparos se oían a la perfección en los barrios ricos vecinos, donde la Escuela Americana y la Universidad Católica (PUC) tuvieron que cerrar.
Quienes viven, estudian o trabajan en los vecindarios acomodados de Gávea o Sao Conrado, al alcance de cualquier disparo que salga de la Rocinha, lidian con una mezcla de ansiedad y resignación con la violencia desatada la semana pasada.
El Ejército acudió al lugar el viernes pasado para contener las pugnas entre bandas de narcotraficantes, después de que la policía reconociera que era incapaz de controlar la situación. Los enfrentamientos provocaron el cierre de una importante avenida y una estación de metro, en el camino de decenas de miles de personas que asistían a los conciertos del Rock in Rio.
Y aunque la peor parte la llevó la favela, tres prestigiosas escuelas privadas de sus alrededores cerraron sus puertas, igual que la Pontificia Universidad Católica, donde estudian 20.000 alumnos. Aunque la situación se estabilizó esta semana, Leonardo Ferreira, un empresario de Sao Conrado, va al trabajo preocupado por sus hijos de 2 y 9 años, que asisten a una escuela muy próxima a Rocinha.
“Seguimos con aprehensión las noticias para saber si aquello se repite y si tenemos que salir corriendo a recoger a los niños en la escuela para llevarlos a casa, donde nuestro condominio es como un bunker”, dice.
Mauro Sacramento, instructor de parapente, acaba de aterrizar con un turista en la arena blanca de la hermosa playa de Sao Conrado. Esta vez, por orden del Ejército, no sobrevolaron la Rocinha.
Los tiroteos de los últimos días “tuvieron un gran impacto aquí”, asegura Mauro. “Somos vecinos de Rocinha y a veces, según la dirección del viento, volamos por encima de ella. Estos días, cuando las personas agendan un vuelo preguntan: ¿cómo está el trayecto? ¿está tranquilo?”, relata.
Frente a la playa tropical, Miguel Eduardo explica, dentro de su quiosco-bar, que notó cómo sus ventas de tortas y jugos de fruta han caído una cuarta parte estos últimos días.
“La gente tenía miedo de venir”, afirma. “Ya hubo situaciones así en la época de Nem”, el traficante que dominaba Rocinha y que hoy está en prisión. Esto “siempre ocurrió y ocurrirá nuevamente”, cree.
La zona sur de Rio, donde se ubican los barrios acomodados, está rodeada de favelas. En ningún otro lugar de Brasil ricos y pobres conviven tan cerca como en Rio, donde las barriadas pobres han crecido entramadas en la ciudad y no en las afueras, como en Brasilia o San Pablo.blo.