Clarín

El puesto y el ritmo de Cardona son dos cuestiones para seguir

- Matías Bustos Milla mbmilla@clarin.com

La 10 de Boca cambió de mando después del título. La abrupta y polémica salida de Ricardo Centurión tras mil idas y vueltas (hoy está en Genoa) se concretó el 25 de julio. Cinco días antes, el club había confirmado a Edwin Cardona como refuerzo. Pero el colombiano, que había llegado para ser complement­ario al Wachiturro, ter- minó siendo su reemplazan­te. ¿Lo es en realidad? ¿Fue un cambio favorable? “Se habla mucho de mi posición, yo me siento cómodo como enganche o extremo. Me recuesto sobre la izquierda para tener el arco de frente y evitar el roce constante del fútbol argentino”, le avisó Cardona a Clarín con la Superliga a punto de iniciarse. En los amistosos (Nacional, Banfield, Colón, Cerro Porteño y Villarreal) alternó entre el extremo y el centro del campo. Marcó tres goles y se destacó por su pegada. Incluso frente a Gimnasia y Tiro, por la Copa Argentina de la que Boca ya se despi- dió, convirtió un tanto y se mostró como delantero.

Cardona, con sólo seis triunfos oficiales y una caída, pareció involucion­ar. “En Colombia, Pekerman lo usa de extremo pero puede hacerlo de volante o de enganche. Lo que nos daba Centurión en velocidad y explosión él nos lo puede dar desde el juego, la pausa y la técnica“, analizó el Mellizo en la pretempora­da. Hasta ahora, el colombiano alternó buenas intencione­s con partidos en los que terminó aislado. En el cuerpo técnico lo ven cada vez mejor en lo físico y observan un crecimient­o, sobre todo en el retroceso necesario. En la revisión de cada partido encontraro­n participac­iones de extremo y poco de enganche. Con Vélez también metió un pase de 30 metros a Pavón que terminó en el 2-0. Un detalle: en los últimos tres partidos no pateó al arco de media distancia, una de sus virtudes.

“A Pavón lo buscamos siempre, es automático. A veces lo terminamos fundiendo porque se la tiramos todas a él”, reconoció Pablo Pérez, uno de los cerebros del equipo. Suena lógico: Pavón vuela y Cardona va a otro ritmo. Centurión, en sus primeros siete partidos en el club, había acumulado dos goles y mil gambetas, pero siempre jugó a la misma velocidad que el todo Boca.

Pero la metamorfos­is de Centurión a Cardona (ambos de 24 años) dejó a Boca sin un ala. Y lo que se suponía sería un circuito de juego fluido con Gago y Pérez tuvo hasta acá pequeñas conexiones esporádica­s con el cafetero, a quien el DT alguna vez pensó como volante interno para tirar a Espinoza, Bouzat o Benítez a la cancha y sostener dos extremos puros más el nueve de área en su 4-3-3.

¿Ponerlo de enganche clásico sería una solución? Esa posición la debe encontrar él, ya que desde el CT le dan libertad para elegir en dónde hacer daño. Por ahora no lo hizo y debe incorporar­lo rápido. ■

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