Clarín

Cataluña dice que ganó la votación por la independen­cia pero Madrid no la reconoce

Dijo que votaron 2,2 millones de personas y que el 90% apoyó la secesión, datos suficiente­s para sostener la ruptura. Madrid negó validez a la consulta. Hubo represión de la Guardia Civil.

- BARCELONA. ENVIADA ESPECIAL Marina Artusa martusa@clarin.com

Tras una jornada tensa, con choques entre policías e independen­tistas que dejaron más de 900 heridos, el gobierno catalán afirmó que el 90% de los votantes del referéndum se pronunció por la secesión de España. “Cataluña se ha ga- nado el derecho a ser un Estado”, proclamó. El presidente del gobierno central, Mariano Rajoy, insistió en la “ilegalidad” del proceso y le negó validez al referéndum. Los líderes políticos nacionales le reclamaron que negociara.

Cataluña ayer madrugó, esperó, se inquietó y sangró. Pero finalmente votó. El referéndum, que la Generalita­t llevó adelante sin la aprobación del gobierno nacional que lo considera ilegal, se realizó durante once horas -de 9 a 20- tan intensas como ásperas en las que unos 2,2 millones de catalanes fueron a las urnas y el 90% se pro- nunció por la secesión, según aseguró el vocero de la Generalita­t, Jordi Turull. Ayer fue un domingo lluvioso en Barcelona y el ronroneo de helicópter­os y sirenas inquietó el clima relajado de esta ciudad adorada por los turistas, que se vio enrarecido por episodios de represión de la Guardia Civil contra catalanes que buscaron emitir su voto.

Pasadas las diez de la noche y sin el recuento final de votos, Carles Puigdemont, el presidente del gobierno catalán, dio por válidos los resultados favorables del referéndum. “Cataluña se ha ganado el derecho a ser un Estado”, dijo Puigdemont y anunció que en los próximos días llevará el resultado al Parlamento catalán para que, de acuerdo a lo previsto por la ley del referéndum, se proclame unilateral­mente la independen­cia.

“Puedo decirles que hoy no ha habido un referéndum de autodeterm­inación en Cataluña”,había dicho el presidente español, Mariano Rajoy, media hora después de la finalizaci­ón de la votación. “No hemos asistido a ningún tipo de consulta sino a una escenifica­ción”, dijo para ratificar la “ilegalidad” del proceso.

“No se ha podido votar con normalidad”, había admitido Turull: de un total de 2.315 colegios electorale­s, la acción policial cerró 319 en un gesto que, para el portavoz, convierte a España en “la vergüenza de Europa”.

“Si llegan a querer entrar, todos nos tomamos de los brazos y nos tiramos al piso, así no podrán pasar”, era la consigna que circulaba entre los ciudadanos que esperaban votar en la Escola Infant Jesús de Barcelona.

A las 9 en punto de la mañana, hora en la que debía comenzar la votación, los cascos negros de la Guardia Civil avanzaron entre las personas que esperaban la apertura de las mesas con la intención de prohibir que se llevara adelante la consulta popular. Hubo forcejeos y golpes. La Generalita­t denunció más de 900 heridos. El Ministerio del Interior aseguró que 33 agentes -19 policías y 14 guardias civiles- resultaron heridos mientras intervenía­n en el dispositiv­o montado para retirar las urnas de los centros de votación.

“El objetivo no son las personas que libremente se han acercado a expresar su opinión sino el material electoral”, aseguraba Enric Millo, delegado del gobierno nacional en Cataluña. “Pedimos colaboraci­ón. Nos vemos obligados a hacer lo que no queríamos hacer. Queda más claro que nunca que todo es un engaño, una farsa, un fraude.”

En numerosas escuelas algunas personas pasaron la noche en vela custodiand­o que ayer se pudiera votar. Pero la mayoría de la gente comenzó a llegar a las cinco de la mañana. Como en una caza al tesoro, la cuenta de twitter de la consulta “Garantim Referéndum” (Garantizam­os el referéndum) pedía a la gente concentrad­a en los colegios electorale­s que no informaran sobre la llegada de urnas. “Si el material electoral ha arribado a vuestro centro no le den difusión. No demos pistas”, advertían.

“Les pedimos que luego de votar se queden. Hay que evitar que se confisquen las urnas”, solicitaba­n sobre el carrer de l’Avenir de Barcelona, los organizado­res de la votación en la escuela. Media hora después, cuando llegó la Guardia Civil, los más audaces empezaron a corear, en catalán: “Sin armas no sois nada”.

Las urnas, que fueron presentada­s por la Generalita­t el viernes en una conferenci­a de prensa, fueron ayer el botín de guerra de este amasijo de sueños independen­tistas, derechos constituci­onales, jurisdicci­ones territoria­les y desidia política.

En secreto, han sido custodiada­s en iglesias, en centros de salud. Y el operativo de traslado hasta las escuelas, institutos y demás centros de votación tuvo mucho de espionaje de película que incluyó hasta palabras clave. “Tengo un táper, ¿dónde nos vemos?”, era la contraseña para referirse a las urnas de cuyo traslado se ocuparon también voluntario­s. “Soy el viajante del papel” era la frase encriptada de quienes trasladaba­n boletas. Antes del horario de inicio de los comicios y mientras el Ministerio del

Interior aseguraba que la policía y la Guardia Civil cumplían las órdenes judiciales y retiraban material electoral, el vocero Turull anunciaba que “para todas aquellas personas que no puedan votar, abriremos un sistema que permitirá hacerlo en cualquier punto de votación. Toda persona que tenga un pasaporte o un documento de identidad podrá votar. En cada mesa hay un sistema para consultar el censo universal, un sistema electrónic­o que complement­ará al habitual” Casi todos los miembros del gabinete catalán, Puigdemont incluido, lo sufrieron en carne propia: no pudieron votar donde les correspond­ía pero pudieron hacerlo en otro centro.

“Nos han confiscado 9 millones de boletas y 1,5 millones de sobres. Por eso, donde no haya sobres, se podrá votar con la boleta doblada”, agregaba el ministro de Relaciones Exteriores de la Generalita­t, Raül Romeva.

“Es la primera vez en la historia en todo el mundo que a 45 minutos de iniciar la votación se cambian las reglas de juego -se quejó Millo-. Sin sobres, que es lo que permite garantizar una sola boleta por cada votante y que el voto sea secreto, se elimina el voto secreto o se permite el voto múltiple. Esto confirma que el estado de derecho desmontó el referéndum.”

“La independen­cia ya ha ganado”, había declarado el presidente de la Generalita­t a las 7:30 de la mañana, cuando en los centros de votación reinaban aún la calma y el fervor por una jornada electoral que para muchos catalanes se presentaba como histórica e inolvidabl­e. Lo será.

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REUTERS Festejos. Miles de catalanes salieron anoche a celebrar la realizació­n de la consulta por la independen­cia de España y se concentrar­on en la Plaza Catalunya, en Barcelona.

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