Pese a todo, en ascenso
Acumula siete procesos y en uno de ellos, ya fue condenado en primera instancia. Pero las encuestas lo muestran como favorito para ganar un eventual balotaje en las presidenciales del 2018.
El ex presidente Lula da Silva se vistió con un chaleco antibalas excepcional: ninguno de los disparos que le hicieron, y que fueron muchos, ha conseguido arañar su imagen como líder del PT. Si hoy fueran las elecciones presidenciales gana tanto en primera como en segunda vuelta ante cualquier candidato. Así lo indica la encuesta de Datafolha que fue publicada este domingo en el diario Folha de Sao Paulo.
Condenado en primera instancia en uno de los procesos que el juez Sergio Moro (de Curitiba) emprendió contra él, y con otros seis juicios abiertos, el ex gobernante no sólo conservó sino que aún aumentó su fuerza electoral. Hoy exhibe un cómodo 36 por ciento, frente a candidatos como Marina Silva (13%) y Jair Bolsonaro (16%), este último de extrema derecha. Otros potenciales presidenciales no consiguen superar 8%. Es el caso del gobernador de San Pablo Geraldo Alckmin y del intendente paulistano Joao Doria, uno de los que podría aún tener más chances de disputar con probabilidades de éxito las elecciones de 2018.
Según la encuesta, a Lula le va cada vez mejor. Señala, como un dato a tener en cuenta, que las menciones espontáneas al presidente subieron 3 puntos desde junio último, al pasar de 15 a 18%. En paralelo disminuyó el rechazo que puede generar su figura, al pasar de 46% en junio a 42% ahora. Uno de los hechos que podrían haber influido para deteriorar la figura del ex presidente fue el testimonio delator de su ex ministro Antonio Palocci, que acusó a Lula de saber perfectamente como funcionaba el esquema de corrupción de los partidos políticos. Sin embargo, las palabras de su ex colaborador, hombre fuerte de la economía en el primer gobierno lulista, tuvo hasta ahora un impacto cero. Sobran explicaciones para este fenómeno. Por empezar, el todavía pobre desempeño de los únicos políticos que podían conquistar el poder: los dos precandidatos del Partido Socialdemócrata de Brasil, Alckmin y Doria. A ambos los perjudica, en forma directa, la permanencia de su partido (el PSDB) en el poder. Asociados con cuatro ministros de la mayor importancia al gobierno de Temer, la bajísima popularidad del presidente brasileño (3% según Ibope) parece comprometer el futuro de ambos. Tanto es así que otros dos candidatos, Marina (de Red Sustentable) y Bolsonaro (un conservador de vieja estirpe), que no se destacan por su poder político ni por una presunta capacidad para gobernar, ocupan en forma alternativa el segundo y el tercer puesto. ■