Triaca prometió blanqueo y una baja gradual de cargas laborales
La conversación con Jorge Triaca empezó ayer con la afirmación de que Argentina está cara. Cristiano Rattazzi esperó en la Unión Industrial al ministro de Trabajo con una planilla que comparaba el salario de los obreros argentinos con los mexicanos. “No es un problema sólo de impuestos, el sueldo que pagamos en el país es 50% superior”, le dijo el presidente de Fiat.
Triaca, que llegó demorado por la concentración de verduleros y productores en Plaza de Mayo, se quedó una hora para el almuerzo y dejó a su jefe de Gabinete, Ernesto Leguizamón y al secretario de Trabajo, Horacio Pi- trau, para un ping-pong más extenso con los empresarios.
Muchos se mostraron ansiosos por la falta de solución frente a la industria del juicio y otros ven como un serio problema las cargas patronales. Dos razones que explican una cruda realidad laboral: hace cinco años que los puestos de trabajo del sector privado están estancados en 6,2 millones de empleos. Y existen otros 4,5 millones de trabajadores en negro.
Pero la UIA reconoce en Triaca la cualidad de saber reaccionar y de armar consenso entre sindicatos y empresarios.
El ministro les prometió un amplio blanqueo laboral, la rebaja de las cargas patronales en forma gradual y acuerdos sectoriales para mejorar la productividad al estilo del que ya se firmó en Vaca Muerta y el que estarían a punto de abrochar los empresarios lecheros con el gremio lácteo.
Triaca también reconoció la “carga tributaria desmedida”, pero admitió dificultades para avanzar más rápido por la situación fiscal.
Jorge Sorabilla, de la industria textil, recordó entonces que los costos laborales no salariales ascienden al 51% de la remuneración bruta.
La tocó a Daniel Funes de Rioja explayarse sobre los daños que provoca la industria del juicio.
Todos celebran la nueva ley de accidentes de trabajo, claro que sólo se aplica en la ciudad de Buenos Aires, cuya legislatura la ratificó. En ese momento, el ministro les pidió ayuda para que otras provincias, como la de Buenos Aires donde la ley ya cuenta con media sanción, adhieran a la iniciativa.
El plato principal consistió en un carré de cerdo y a la hora del café, el presidente de la UIA, Miguel Acevedo, concluyó: “Estado y privados comprendimos que podemos avanzar en la agenda de la competitividad sumando esfuerzos”. ■